Revista Cultura y Ocio
Cuaderno Invisible, de Darío Rodríguez, editado por la Biblioteca Pública Municipal Zenón Solano Ricaurte de Duitama.
Vamos a sopesar la ganancia y la pérdida al elegir cruz (de cara o cruz) acerca del hecho de que Dios existe. Tomemos en consideración estos dos casos: si gana, lo gana todo; si pierde, no pierde nada. Apueste a que existe sin dudar
Blaise Pascal(1670). Pensamientos. III, §233
Comenta el escritor Darío Rodríguez (Duitama, Colombia, 1977) en una entrevista que su Cuaderno invisible es una novela acerca del ejercicio de mentirse uno a sí mismo. Y no le falta razón, a juzgar por la capacidad embaucadora del protagonista, que se revela poco a poco en el libro. Cuaderno invisible, es, sin embargo, mucho más. Esta novela, que transcurre dentro de otra novela, contiene una concepción implícita de la creación literaria. La trama se va forjando mientras se reflexiona, directa o indirectamente, sobre los procedimientos de construcción del texto.
El personaje principal, Bruno Persé Espinosa, imparte clases como profesor ocasional en un instituto. Es a la vez autor de una novela en la que se convierte en protagonista y que lleva el mismo título de la novela de Darío Rodríguez. O mejor dicho, es la versión autobiográfica que el profesor quiere ofrecer de sí mismo. Toda autobiografía, parece querer recordarnos Darío Rodríguez, es siempre sospechosa. En la medida en que avanza la novela, queda claro que el profesor es un ser fracasado. Él intenta, no obstante, presentarse a través del protagonista de su novela como héroe moral. Porque sabe que no tiene nada que perder, razona a la manera en que lo hace Pascal en la célebre “apuesta” que he tomado como cita de encabezamiento de estas letras. Si gana, lo gana todo. Si pierde, no pierde nada, es su lema. Les saca el jugo a sus veintisiete alumnos, otorgándoles la tarea de analizar a lo largo de un semestre su novela. Al final los examina por escrito y el examen de su Cuaderno Invisible, realizado por uno de los estudiantes, es el formato que adopta la novela de Darío Rodríguez.
Muy ingeniosas las preguntas y respuestas, sirven para ir desglosando la trama y, al unísono, profundizar, como dije antes, en los mecanismos narrativos y las herramientas de la creación literaria. El planteamiento inicial de la novela es sumamente original. De entrada se afirma que Cuaderno Invisible es una novela elaborada por Bruno Persé Espinosa, pero que en realidad no existe. El profesor nunca ha mostrado el libro y ni tan siquiera el manuscrito. En todo momento apela a la Teoría de la Confianza de los alumnos, que han de creerle. Ninguno de ellos ha leído el libro y todo lo que saben de él depende de las referencias orales brindadas por el profesor. Cuaderno Invisible es, por tanto, un texto inexistente. No hace falta añadir, creo, que la novela de Darío Rodríguez está escrita con una dosis alta de ironía. Ese sentido de humor afecta tanto a la trama como a los referentes literarios. A modo de ejemplo, el viaje alrededor de la habitación, de Xavier de Maistre, se torna en un viaje alrededor de la taberna o un recorrido desde la barra del bar al baño. La ironía funciona en la novela de Darío Rodríguez como un complot contra la realidad y las falsas verdades.
El protagonista se dedica a escribir fragmentos de su vida en tarjetas a las que les pasa luego unborrador de nata para dejarlas en blanco. Escribe para dejar de escribir, dice. Sin embargo, el profesor cuenta a sus veintisiete alumnos por separado diversos escenas de la supuesta vida del protagonista. Espera, sin confesarlo, que cada uno narre de forma libre los acontecimientos. Obtiene así al final del examen veintisiete versiones distintas.
Además de señalar el carácter ficcional de toda autobiografía, Darío Rodríguez se aleja de la narrativa lineal, discursiva. Apuesta por una escritura fragmentaria, la combinación de los diversos géneros literarios en un solo texto y por un estilo sinuoso y múltiple. No parece casual, en este sentido, la aparición en su novela de referencias literarias como la del escritor colombiano Eduardo Caballero Calderón y su escritura “automática” o de improvisación, emparentada con la música del Jazz. Tampoco la alusión al “Diario de un escritor”, de Dostoievski, entendido como “un compendio en bloques deshilvanados”.
La trama de la novela se insinúa como una excusa para hablar de otras cosas. Al fin y al cabo, Bruno Persé Espinosa es un ser invisible y solo busca cubrir el vacío de su existencia mediante las palabras o historias de sus alumnos. La trama se desarrolla en Tunja, capital de Boyacá, Colombia, donde el falso héroe moral ejerce de profesor. La elección del lugar y la certeza con que Darío Rodríguez logra dotarlo de una atmósfera envolvente permiten a los lectores adentrarse en ese territorio boyacense bastante desconocido, por desgracia, para quienes vivimos en otros continentes. Con gran sentido de la ironía retrata este escritor la imagen de una ciudad pueblerina y marginada. Tunja, y en general Boyacá, en desigualdad de condiciones respecto de Bogotá, representa un símbolo de la tensión que se vive entre periferia y centro en otros lados de nuestro planeta Tierra.
La escritura de Cuaderno invisible fluye como las aguas de un río. Leer esta novela de Darío Rodríguez es vivir una experiencia inolvidable. Con otras palabras, recomiendo fervientemente su lectura.