Cuadernos de Kabul
Hay dos grandes tipos de periodistas: los que estamos pegados a una pantalla, pisamos moqueta y nos ganamos con 8 horas diarias de pantalla las dioptrías de nuestras gafas y los que salen a la calle a la caza de historias que tienen color, sonido y olor. Ramón Lobo lleva casi 20 años pisando las calles de ciudades en guerra. Cuando leo sus crónicas me cuesta creer que comparto oficio con este héroe inexistente.
“Cuando se viaja dos veces a un país no se ven las mismas cosas con los mismos ojos. La primera mirada tiene frescura; la segunda, profundidad; por eso los enviados especiales envidian tanto a los corresponsales fijos y éstos a los enviados especiales. Bomberos frente a gobernadores”.
Ramón Lobo ha viajado varias veces a Afganistán y en cada viaje sus crónicas han ganado profundidad sin perder frescura. Fuera de la pantalla digital donde aparecieron por primera vez, las crónicas de “Cuadernos de Kabul” forman un libro apasionante. Les favorece el cambio de formato. Sus textos no están escritos para esta apresurada lectura digital.
En las crónicas de Lobo no hay generales, ni presidentes, pero sí decenas de afganos que luchan día a día por sobrevivir. Un anciano que cava zanjas para instalar internet en una ciudad que no tiene agua corriente, un fotógrafo que ha atrapado el alma de miles de afganos sin darse cuenta, un fisioterapeuta italiano que devuelve el don de caminar a sus pacientes y una colección de niños explotados que siempre quieren ser médicos por culpa de una serie de televisión. Todos están atrapados en una guerra perdida bautizada con nombre de novela: “Catch 22”.
“En Afganistán se han perdido ocho años. Toda la estrategia, si es que alguna vez la hubo, estaba errada. No sólo se han desperdiciado tiempo, dinero y vidas (de civiles sobre todo), sino que también se ha perdido prestigio. Ya no somos inocentes, ahora somos parte del conflicto”.
Si nos retiramos será un desastre; si nos quedamos, también. Esa es la trampa afgana en la que estamos metidos y que tan bien describe Lobo.
9/6/10