¿Cuál de estos tipos de pobres eres tú?

¿Lo ves o no lo ves?

Lidiar con la monotonía es jodido.

Con la impotencia, con la repetición pero con la falta de ganas.

Y con el miedo. Vivir mordiéndose la lengua.

Estar construido como una barbie, echarse la mano a la entrepierna y no encontrarse los huevos.

Los ojos en la abundancia y el culo en la escasez.

Con el deseo de libertad custodiado por una valla mental.

¿Me entiendes o no?

Entonces llega el pensamiento mágico, que viene en tres niveles:

No necesito más.

Conformismo. Es el primer nivel.

Hace años pensaba que era genuino. Cuando me di cuenta de lo verdad pensé que no tenía nada de malo.

Luego conocí a la gente que vive con quien se dice esto, a sus hijos y a sus parejas, y te diré algo, los pensamientos aparentemente inocentes son los más destructivos porque matan sin hacer ruido.

Me va bien.

Segundo nivel, autoengaño.

40 horas por semana planchando escroto, pero me va bien.

Sabiendo el día del mes, pero me va bien.

Seleccionando la fecha del vuelo de vuelta y contando las estrellas del hotel. Pero me va bien.

Y no sigo que me deprimo.

Lo tengo todo.

No es maldad, es el tercer nivel, es ignorancia.

No creo que tenga arreglo, así que no añadiré nada.

Conformismo. Autoengaño. Ignorancia.

Ese es el resumen.

¿La alternativa?

El sentimiento más enriquecedor de todos los que existen.

Insatisfacción.

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