Teniendo en cuenta lo que dice el ministerio de educación en cuanto la gestión educativa, es posible decir que la gestión educativa está conformada por un conjunto de procesos organizados que permiten que una institución o una secretaría de educación logren sus objetivos y metas. Una buena gestión es la clave para que lo que haga cada integrante de una institución tenga sentido y pertenencia dentro de un proyecto que es de todos. Es importante lograr que todos los involucrados se unifiquen y coordinen para lograr lo que se quiere, y mejorar permanentemente.
Gestionar procesos en el ámbito educativo no solo se basa en fijarse en procedimientos mecánicos y tecnificados, se debe tener claro que la educación tiene como finalidad el individuo, se educa alguien para lograr un propósito, de esta forma, se planea teniendo en cuenta además del PEI, las necesidades reales de los sujetos que pertenecen a la institución. Por otro lado, la toma de decisiones ratifica las acciones a gestionar, en esta toma de decisiones es necesario una participación colectiva y acertada, esto favorece la formulación de estrategias, las cuales determinan la mejor forma de llegar a los objetivos antes propuestos, al igual que es necesario contar con las condiciones externas e internas que rodean la institución. A partir de estos lineamientos es que se gestionan los procesos dentro del ámbito educativo, y se empiezan a visibilizar los resultados esperados de acuerdo con los objetivos planteados, para terminar este ciclo con la evaluación del proceso de gestión y encontrar la forma más acertada para retomar de nuevo el proceso, pero cada vez con ajustes que favorezcan los resultados y el impacto que tiene tanto interno como externo. Optimizar los procesos dentro de la gestión es uno de los aspectos más relevantes, pues allí se determina como un ciclo en donde al finalizar una etapa se inicia otra con modificaciones que generen mejores condiciones dentro de todo proceso, tanto para la institución como para los sujetos.
Cabe resaltar que la gestión educativa, además de generar cambios institucionales, exige que genere cambios en los sujetos, tomando la definición de Cassasus (1999) quien considera que la gestión es la fusión de los procesos de planeación y administración, ya que antes estos dos términos eran los que dominaban, pero no en el campo educativo sino en el administrativo o en el económico, y comienza a ser relevante a partir de las reformas de la década del 90, en donde el ámbito educativo se ve permeado por las ciencias administrativas y las económicas; estos dos sectores comienzan a discutir en torno a lo que es necesario hacer y lo que se debe desechar en el campo educativo, lo cual trajo consigo el término de gestión. Sin embargo, a pesar de querer añadir el termino de gestión a la educación, se le dio un sentido mal entendido, pues se entendió que únicamente se manejaban insumos y recursos, se vio la educación afectada por el aislamiento de los sujetos frente a los procesos de gestión, como lo dice Cassasus: «Habría que afirmar, al menos, que lo que resulta de la actividad educativa no es un producto cualquiera. La «materia prima» sobre la cual se trabaja en educación son los alumnos y por lo tanto no se trata de una materia trivial» (Cassasus, 2000: 18). Teniendo en cuenta lo anterior, podría decirse que la gestión en la educación no genera grandes cambios.
Por otra parte, dentro de la gestión educativa lo más importante es generar y apoyar procesos de cambio, en donde los actores de estos procesos sean los que tomen la decisión de cambiar desde los mismos actos de gestión. Al gestionar cualquier proceso dentro de la institución se requiere una orientación para planificar adecuadamente y obtener resultados exitosos, orientación enfocada a fortalecer cada circunstancia, en donde se asuma la autonomía institucional dirigida al cambio y enriquecimiento de todos los ámbitos educativos, con el fin de responder a las necesidades de la población. Igualmente, la gestión está encaminada hacia objetivos y metas definidos, comprobables y pertinentes al contexto, teniendo como objetivo claro mejorar la calidad del servicio educativo prestado a la comunidad y lograr promover el cambio no solo en entes particulares de la institución sino en la totalidad de sus miembros, para aportar valor agregado en conocimientos e innovación tanto en las aulas como fuera de ellas.
En el acto de gestionar no solo participa un grupo exclusivo de personas o como se llamaría «expertos», este es un ejercicio, bien lo dice Bauman, en el que se requiere asignar roles y tareas, el primer momento es generar coordinación en el proceso, frente a este asunto de trabajar con los demás, considera Bauman : «Todos vivimos en compañía de otras personas e interactuamos unos con otros» (Bauman, 2007: 17). Cassasus (1999) sigue esta misma idea, considerando que la gestión es un acto colectivo y que necesariamente debe estar relacionada con el contexto y con la diversidad que se desprende de él, afirmando:
‘‘La gestión no está solamente relacionada con el interior de la organización, sino también con el entorno. De hecho, hoy en la gestión la presencia del entorno es cada vez mayor. Todas las organizaciones y particularmente el sistema educativo, son entidades con múltiples puntos de contacto con el entorno y, por lo tanto, con una preocupación especial hacia él. La multiplicidad de la relación interna/externa y los parámetros de la gestión sugieren que el sujeto responsable de la gestión, no tiene que ser necesariamente pensado como un sujeto individual, sino que éste puede ser un sujeto colectivo o un sujeto participativo. (Cassasus, 1999:32).’’
En relación con lo anterior, la gestión educativa está orientada a permitir la integración de todos los actores de la institución, desde una perspectiva participativa y encaminada hacia la toma de decisiones óptimas y direccionadas hacia propósitos que aporten al mejoramiento de la educación.
Es posible decir que la gestión educativa requiere especial atención y estudio, no se trata de adecuar los conceptos de la administración o hablar en términos exclusivos de economía y finanzas, de lo que se trata es de poder relacionar este tipo de concepciones con la formación de sujetos, que, en esencia, es la razón de ser de una educación entendida como la disciplina de formar y construir conocimientos. Así que, se está gestionado con subjetividades y multiplicidad de criterios que hacen de la educación un campo activo y generador de posturas críticas frente a las nuevas dinámicas sociales que emergen actualmente y que deben ser pieza de reflexión en el momento de proponer y emprender acciones de gestión.