Revista Cultura y Ocio
Es difícil contestar a esta pregunta con un solo nombre, un solo título y sobre todo un solo ejemplar. Son muchos los libros raros, diferentes, inimitables e inusuales que han existido a lo largo de la historia. Aquí te ofrecemos algunos ejemplos:
La Biblia del Oso
La Biblia, que es, los sacros libros del Viejo y Nuevo Testamento. Trasladada en español. La Palabra del Dios nuestro permanece para siempre. 1569, también conocida como la Biblia del Oso, es la primera traducción completa de la Biblia al castellano, publicada el 28 de septiembre de 1569. Su traductor fue Casiodoro de Reina. La Biblia del Oso es usualmente referida como Reina-Valera (RV) por haber hecho Cipriano de Valera la primera revisión de ella en 1602.
La Reina-Valera tuvo amplia difusión durante la Reforma Protestante del siglo XVI. Hoy en día, la Reina-Valera (con varias revisiones a través de los años) es una de las biblias en español más usadas por gran parte de las iglesias cristianas derivadas de la Reforma (incluyendo las iglesias evangélicas), así como por otros grupos de fe cristiana, como la Iglesia Adventista del Séptimo Día, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los Gedeones Internacionales y otros cristianos no denominacionales.
Casiodoro de Reina, monje jerónimo español del Monasterio de San Isidoro del Campo, tras partir al exilio para escapar de las persecuciones de la Inquisición, trabajó durante doce años en la traducción de la Biblia. La Biblia del Oso fue publicada en Basilea, Suiza. Es llamada Biblia del Oso por la ilustración en su portada de un oso que intenta alcanzar un panal de miel colgado de un árbol. Se colocó esa ilustración, logotipo del impresor bávaro Mattias Apiarius, en la portada para evitar el uso de íconos religiosos, porque en aquel tiempo estaba prohibida cualquier traducción de la Biblia a lenguas vernáculas.
La traducción del Antiguo Testamento, como lo declara expresamente Casiodoro de Reina en su “Amonestación del intérprete de los sacros libros al lector”, se basó en el texto masorético hebreo (edición de Bomberg, 1525). Como consideraba que la Vulgata latina ya había cumplido su papel y contenía errores y cambios, prefirió usar como fuente secundaria la traducción al latín de Sanctes Pagnino (Veteris et Novi Testamenti nova translatio, 1528), porque “al voto de todos los doctos en la lengua hebraica es tenida por la más pura que hasta ahora hay”, corrigiendo la versión masorética cada vez que se aparta de las citas del Antiguo en el Nuevo Testamento. Tuvo siempre a mano para resolver las dudas la Biblia de Ferrara (Abraham Usque y Yom-Tob Athias, 1553), traducción del hebreo al judeoespañol usada por los judíos sefardíes, que Reina consideraba “obra de la mayor estima”, “por dar la natural y primera significación de los vocablos hebreos y las diferencias de los tiempos de los verbos”.
Para la traducción del Nuevo Testamento, Reina se basó en el Textus Receptus (Erasmo 1516, Stephanus, 1550), en la Políglota Complutense y en los mejores manuscritos griegos que en ese tiempo se conocían. Al parecer, tenía a la vista las versiones del Nuevo Testamento de Juan Pérez de Pineda de 1556, Francisco de Enzinas de 1543 y traducciones de Juan de Valdés.
El manuscrito Voynich
Se trata de un misterioso libro ilustrado, de contenidos desconocidos, escrito hace unos 500 años por un autor anónimo en un alfabeto no identificado y un idioma incomprensible, el denominado voynichés. Se atribuye a los primeros propietarios reales del manuscrito la creencia de que su autor fue Roger Bacon (1214-1294). El manuscrito presenta notables parecidos con una obra del autor inglés Anthony Ascham, "A Little Herbal" (Un pequeño herbario), publicada en 1550.
El libro tiene alrededor de 240 páginas de pergamino, con vacíos en la numeración de las mismas (la cual es aparentemente posterior al texto, quizás del siglo XVI), lo que sugiere que varias páginas se habían extraviado ya antes de su compra por Voynich. Para evitar extravíos posteriores, el padre Theodore C. Petersen lo fotocopió en 1931, repartiendo dichas copias entre varios investigadores interesados en su estudio e intento de traducción. Se utilizó pluma de ave para escribir el texto y dibujar las figuras con pintura de colores; según se puede apreciar, el texto es posterior a las figuras, ya que en numerosas ocasiones el texto aparece tocando el borde de las imágenes, algo que no ocurriría si éstas hubiesen sido añadidas posteriormente.
Las ilustraciones del manuscrito no aclaran los contenidos del texto pero denotan que el libro consta de seis "secciones", con diferente materia y estilo. Exceptuando la última sección, que contiene únicamente texto, casi la totalidad de las páginas contienen al menos una ilustración. Dado que el alfabeto del manuscrito Voynich no se asemeja a ningún tipo de escritura conocida, y que el texto continúa sin ser descifrado, la única prueba práctica de la edad y origen del libro son sus ilustraciones, en especial, los atuendos y peinados de las figuras humanas, y algunos castillos vistos en los diagramas. Todo es característicamente europeo y, basándose en ello, la mayoría de los expertos fechan el libro entre 1450 y 1520. Esta estimación es apoyada por otras pistas secundarias.
A lo largo de su existencia comprobada el manuscrito ha sido objeto de intensos estudios por numerosos criptógrafos profesionales y aficionados, incluyendo destacados especialistas estadounidenses y británicos en descifrados de la Segunda Guerra Mundial. Ninguno consiguió descifrar una sola palabra. Esta sucesión de fracasos ha convertido al manuscrito en el Santo Grial de la criptografía histórica, pero a la vez ha alimentado la teoría de que el libro no es más que un elaborado engaño, una secuencia de símbolos al azar sin sentido alguno.
Sin embargo, el que cumpla la ley de Zipf (que establece que en todas las lenguas humanas la palabra más frecuente en una gran cantidad de texto aparece el doble de veces que la segunda más frecuente, el triple que la tercera más frecuente, el cuádruple que la cuarta, etcétera) hace pensar que se trata no sólo de un texto redactado en un lenguaje concreto, sino también que ese lenguaje se basa en alguna lengua natural, ya que los lenguajes artificiales, como los élficos de Tolkien o el klingon de Star Trek, no cumplen esta regla. Es prácticamente imposible que el autor del manuscrito Voynich conociera dicha ley, enunciada varios siglos después, y que por tanto la aplicase a una lengua inventada por él.
El nombre del manuscrito se debe al especialista en libros antiguos Wilfrid M. Voynich, quien lo adquirió en 1912. Actualmente está catalogado como el ítem MS 408 en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale.
En 2009, investigaciones de la Universidad de Arizona (EE.UU.) demostraron, mediante la prueba del carbono 14, y con una fiabilidad del 95%, que el pergamino del manuscrito podía datarse entre 1404 y 1438. Por otra parte, el McCrone Research Institute de Chicago demostró que la tinta fue aplicada no mucho después, confirmando así que el manuscrito es un auténtico documento medieval.
Sobre el lugar en que pudo haberse escrito, existen pocas pistas. En una de sus ilustraciones aparece una ciudad amurallada, y son sus almenas dibujadas las que aportan una orientación. Su forma es la de las almenas llamadas de cola de golondrina, un estilo estético que, más tarde, en el Renacimiento, se popularizó por toda Europa, pero que en el momento en que se supone que se elaboró el manuscrito, según los últimos estudios de la Universidad de Arizona, solo se podía encontrar en el norte de Italia, quizá en la amplia región entre Milán y Venecia.
Según estudios publicados en 2014, por el botánico Arthur Tucker de la Universidad Estatal de Delaware, el origen del manuscrito podría ser mesoamericano. Esta teoría se basa en la similitud de algunas plantas ilustradas en el manuscrito con sus contrapartes americanas y en el hecho de que el estilo con el que están realizadas dichas ilustraciones concuerda con el estilo usado en ilustraciones botánicas del siglo XVI en México.
Codex Seraphinianus
Esta considerado por muchos el libro más extravagante del mundo. Podría definirse como una suerte de enciclopedia de un mundo imaginado por su autor, Luigi Serafini. Para mayor desconcierto —y atractivo—, el libro está escrito en un idioma inexistente y, según el propio Serafini, indescifrable. Desde que fuera publicado en 1981, el Codex Seraphinianus ha despertado la curiosidad de la comunidad lectora hasta el punto de alcanzar un valor de miles de euros las versiones firmadas.
Para entender su éxito, así como su mérito, lo más aconsejable es echar un vistazo a sus increíbles y sugestivas ilustraciones, de una imaginación desbordante. Es un libro que se concibe como una obra de arte en sí misma puesto que, en lugar de leerlo, se contempla. Serafini pone ante el lector 360 páginas que no significan nada y a la vez rebosan personalidad; hay algo que las une. De hecho, aunque no podamos entender nada de lo que está “escrito”, el Codex Seraphinianus se divide en once capítulos, cada cual con su tema: flora, fauna, máquinas, cuerpo humano, arquitectura, costumbres…
Serafini explicó en 2009 que para escribirlo utilizó un método similar a lo que se conoce como “escritura automática”, es decir, inhibir la consciencia y dejar que los pensamientos fluyan sin sentido aparente. Según explicó, con su extraño alfabeto quería transmitir al lector la sensación que siente un niño delante de un libro que no puede leer, pero que sabe que encierra algún sentido para los adultos. Distintos estudiosos han intentado sin éxito descifrar el extraño “idioma”, consciente o no, empleado por el autor italiano. Tal vez lo más apropiado sea dejarnos llevar por la magia de esta obra y dejar que despierte esa inocencia e imaginación propia del niño, que se fascina por aquello que en realidad no comprende, sin sentirse extraño por ello.
El Códice Gigas
El Codex Gigas (en latín significa "libro grande"), también conocido como Códice Gigas, Códice del Diablo o Códice de Satanás, es un antiguo manuscrito medieval en pergamino creado a principios del siglo XIII y escrito en latín presuntamente por el monje Herman el Recluso del monasterio de Podlažice (en Chrudim, centro de la actual República Checa). Fue considerado en su época como la "octava maravilla del mundo" debido a su impresionante tamaño (92 × 50,5 × 22 cm, el manuscrito medieval más grande conocido), su grosor de 624 páginas y su peso de 75 kg. Está iluminado con tintas roja, azul, amarilla, verde y oro, tanto en mayúsculas capitales como en otras páginas, en las que la miniatura puede ocupar la página completa. Se encuentra en un excelente estado de conservación.
La leyenda señala que el autor del Codex Gigas fue un monje Benedictino condenado a ser emparedado vivo por un grave crimen y para que la pena le fuera condonada, el monje propuso crear una obra monumental que honraría al monasterio, un códice que contendría la Biblia y todo el conocimiento del mundo. El tiempo estipulado por el mismo monje fue de una noche.
La tarea del monje era sobrehumana, por lo que se cuenta que solicitó la ayuda del mismo Satanás, el cual aceptó crear el libro en una noche poniendo como condición aparecer su imagen en una de las páginas.
El Libro del caballero Zifar
Este es el primer relato de aventuras de ficción extenso de la prosa española1 y fue compuesto hacia 1300. Presenta rasgos de la novela de caballerías y su autor fue, probablemente, un tal Ferrand Martínez, clérigo de Toledo, que aparece en un cuento del prólogo. Se nos ha transmitido en dos manuscritos, el ms. 11.309 (Biblioteca Nacional de España) del siglo XIV, llamado códice M; y el ms. espagnol 36 (Biblioteca Nacional de Francia) llamado códice P o manuscrito de París, de 1464, bellamente iluminado. Además existen dos ejemplares de una edición impresa en Sevilla en 1512.
El relato arranca como una adaptación de la vida de san Eustaquio, que se personificaba en el caballero Plácido (o Plácidas, como se le llamó en la Península) que protagonizaba una difundida leyenda hagiográfica, encarnada en el caballero Zifar, a partir de la cual se entretejen diversos materiales de carácter didáctico, épico y caballeresco. Zifar parte de una desgraciada separación familiar para reencontrarse luego elevado a la condición de rey de Mentón. Su hijo, Roboán, recibe sus enseñanzas y repite la trayectoria del padre, siendo al fin coronado emperador.
Astronomicum Caesareum
El libro de Astronomía más sorprendente que se haya escrito, encargado por el mismísimo emperador Carlos I a Pedro Apiano e impreso en 1540. En reconocimiento a los estudios de Pedro Apiano, el emperador Carlos V le concedió hacia 1535 un privilegio imperial, ampliado en 1544, que le facultaba para disponer de un blasón.
En agradecimiento, en 1540 Apiano dedicó al emperador otra de sus más célebres obras, el Caesareum Astronomicum, obra maestra de la imprenta salida de su propia prensa. En esta obra hacía Apiano una nueva exposición de la astronomía de Ptolomeo, destacando por el valor de sus ilustraciones y el cuidado de su impresión en folio grande y con discos móviles formados hasta por seis capas de papel, que permiten fijar las posiciones de los planeta cada día del año, las fases de la luna o las fiestas móviles del calendario litúrgico.
Nombrado matemático de la corte imperial, dispuso de una considerable fortuna en sus últimos años, falleciendo en Ingolstadt, cuya universidad no quiso abandonar, en 1552.
Historia Natural de Plinio "el viejo"
Una compilación que reune con un celo admirable una multitud de observaciones sacadas de los escritores más diversos de cosmología, geografía, antropología, zoología, botánica, medicina, meteorología, magia y el arte. De la obra de Plinio el Viejo se ha conservado la Historia Natural (Naturalis Historia) en 37 libros, fruto de la información recogida de más de 2.000 libros. En ella recopila importantes conocimientos científicos de la antigüedad que abarcan la botánica, la zoología, la mineralogía, la medicina y la etnografía.
Los Elementos de Euclides
Este es el libro más editado de la historia por detrás de la Biblia. La obra que durante muchos siglos se ha considerado como una de las obras científicas de referencia, estando incluida en el temario de los estudiantes universitarios, y se exigía el conocimiento de este texto. Aún hoy se utiliza por algunos educadores como introducción básica de la geometría.
La obra estaba dividida en 13 libros donde Euclides recopila gran parte del saber matemático de su época, representados en el sistema axiomático conocido como Postulados de Euclides, los cuales de una forma sencilla y lógica dan lugar a la Geometría euclidiana.
Tlön, Uqbar, Orbis Tertius
Se trata de uno de los más extensos relatos escritos por el argentino Jorge Luis Borges, aparecido por primera vez en la colección "El jardín de senderos que se bifurcan" (1941) que más tarde formaría parte del libro "Ficciones" (1944). Como es ya representativo de la estética borgeana, en este texto Borges nos ofrece una representación totalizante del cosmos a través de los avatares de mundanas pesquisas personales. La apócrifa versión de un volumen de la Enciclopedia Británica conduce al descubrimiento de... "A first encyclopaedia of Tlön. Vol. XI". Tlön es el fruto de fatigadas generaciones de hombres que secreta y rigurosamente han concebido y diagramado un universo de extremo idealismo. La fuerza totalizante de ese cosmos representado en la Enciclopedia de Tlön, lleva al protagonista a la puesta en duda de la propia realidad y a la sospecha de que la concepción idealista de Tlön es la matriz que poco a poco se apropia del mundo.
Durante una conversación con Borges, Bioy Casares recuerda que "The Anglo-American Cyclopaedia" (una reimpresión de la Encyclopaedia Britannica de 1902) registraba, en un artículo sobre Uqbar, que "Los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de los hombres". Al revisar el ejemplar que Borges posee de esa obra, descubren que no contiene dicho artículo, y tampoco figura en el índice. Bioy comenta que Uqbar era una región de Iraq o de Asia Menor.
A los pocos días, comprueban que el artículo sobre Uqbar es la única diferencia entre los volúmenes que ambos tienen de la enciclopedia.Releyéndolo, descubren que su literatura es fantástica, y se refiere siempre a una región imaginaria de Tlön. Borges entra en una cruzada por averiguar algo más acerca de Uqbar, pero no da con el menor indicio de su existencia. Dos años después, descubre en un hotel de Adrogué el undécimo tomo de "A First Encyclopaedia of Tlön", que había pertenecido a un ingeniero llamado Herbert Ashe.En la primera página tenía estampada la inscripción: Orbis Tertius. El libro describe detalladamente diversos aspectos de Tlön, un planeta hasta ese entonces desconocido.
Los habitantes de ese mundo consideran al idealismo como el sentido común. Para ellos, cada uno de los seres del universo es parte de una divinidad indivisible, por lo tanto no existen sustantivos, ya que éstos designan seres individuales. Para nombrarlos, utilizan verbos impersonales calificados por subfijos o prefijos, o una acumulación de adjetivos. Estos sistemas hacen que la cantidad de sustantivos sea innumerable. En Tlön no hay razonamientos, debido a que la explicación de un hecho depende de la imposible vinculación de un estado con otro anterior que no puede afectarlo. La coincidencia de un mismo acto realizado por varios hombres en distintos momentos, se debe a que el sujeto del conocimiento es uno, intemporal y anónimo. La percepción de las cosas es lo que perdura en el tiempo, mientras éstas son percibidas. Por lo tanto, el materialismo es una herejía, ya que presupone la existencia de lo material mientras no es percibido.
En la posdata de 1947, el misterio acerca de Tlön es develado. A principios del siglo XVII, una secreta sociedad de intelectuales (cuyo nombre es Orbis Tertius) se organiza para inventar un país imaginario. Después de dos siglos la fraternidad resurge en América. El millonario Ezra Buckley, propone la invención de un planeta ilusorio, y sugiere plasmar la historia en una enciclopedia. En 1914 se termina la edición de los cuarenta volúmenes de la Primera Enciclopedia de Tlön (que contiene en su portada el nombre de la sociedad secreta) y se envía secretamente un volumen a sus trescientos colaboradores, uno de los cuales era Herbert Ashe. Hacia 1944 se descubren, en una biblioteca de Memphis, los cuarenta volúmenes de la Enciclopedia, y la prensa internacional difunde ampliamente el descubrimiento.
La noticia de un planeta regido por leyes humanas que pueden ser descifradas, embelesa a una humanidad que vive en una realidad también ordenada, pero de acuerdo a leyes divinas. Borges conjetura que la tierra se convertirá en Tlön en pocas generaciones.
El Códice Mendoza o Mendocino
Es un códice de manufactura azteca, hecho en los años 1540 en papel europeo. Posterior a la Conquista de México, fue elaborado por tlacuilos (escribas pintores) mexicas, quienes usaron el sistema pictoglífico antiguo sobre un formato de tipo biombo. Después, un escriba español añadió glosas en escritura alfabética y en español interpretando lo plasmado por los tlacuilos con ayuda de intérpretes indígenas.
Debe su nombre al hecho de que fue encargado por el primer virrey de la Nueva España, don Antonio de Mendoza, que desempeñó su cargo de 1535 a 1550, para enviar a Carlos I informes sobre los mexicas. Probablemente sus fuentes sean varios códices originales copiados por los tlacuilos aunque alguna de sus partes fuese obra original de los indígenas especialistas en esta actividad. Parece claro que la llamaran "Matrícular", la sección segunda. Sin embargo, la sección tercera, por su carácter etnográfico, parece elaborada por un ex profesor para información de los españoles.
Finalizado el códice partió de Veracruz en 1549 a España pero el barco fue apresado por piratas franceses, adquiriéndolo el cosmógrafo del rey francés, André Thévet, quien le agregó su firma en cinco lugares. Tras su muerte lo compró el geógrafo y embajador inglés Richard Hakluyt, quien lo llevó a Londres. Pasó por varias manos hasta que fue legado a la biblioteca de consulta Bodleiana de la Universidad de Oxford, donde se encuentra ahora.
Más información en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos.
La Biblia del Oso
La Biblia, que es, los sacros libros del Viejo y Nuevo Testamento. Trasladada en español. La Palabra del Dios nuestro permanece para siempre. 1569, también conocida como la Biblia del Oso, es la primera traducción completa de la Biblia al castellano, publicada el 28 de septiembre de 1569. Su traductor fue Casiodoro de Reina. La Biblia del Oso es usualmente referida como Reina-Valera (RV) por haber hecho Cipriano de Valera la primera revisión de ella en 1602.
La Reina-Valera tuvo amplia difusión durante la Reforma Protestante del siglo XVI. Hoy en día, la Reina-Valera (con varias revisiones a través de los años) es una de las biblias en español más usadas por gran parte de las iglesias cristianas derivadas de la Reforma (incluyendo las iglesias evangélicas), así como por otros grupos de fe cristiana, como la Iglesia Adventista del Séptimo Día, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los Gedeones Internacionales y otros cristianos no denominacionales.
Casiodoro de Reina, monje jerónimo español del Monasterio de San Isidoro del Campo, tras partir al exilio para escapar de las persecuciones de la Inquisición, trabajó durante doce años en la traducción de la Biblia. La Biblia del Oso fue publicada en Basilea, Suiza. Es llamada Biblia del Oso por la ilustración en su portada de un oso que intenta alcanzar un panal de miel colgado de un árbol. Se colocó esa ilustración, logotipo del impresor bávaro Mattias Apiarius, en la portada para evitar el uso de íconos religiosos, porque en aquel tiempo estaba prohibida cualquier traducción de la Biblia a lenguas vernáculas.
La traducción del Antiguo Testamento, como lo declara expresamente Casiodoro de Reina en su “Amonestación del intérprete de los sacros libros al lector”, se basó en el texto masorético hebreo (edición de Bomberg, 1525). Como consideraba que la Vulgata latina ya había cumplido su papel y contenía errores y cambios, prefirió usar como fuente secundaria la traducción al latín de Sanctes Pagnino (Veteris et Novi Testamenti nova translatio, 1528), porque “al voto de todos los doctos en la lengua hebraica es tenida por la más pura que hasta ahora hay”, corrigiendo la versión masorética cada vez que se aparta de las citas del Antiguo en el Nuevo Testamento. Tuvo siempre a mano para resolver las dudas la Biblia de Ferrara (Abraham Usque y Yom-Tob Athias, 1553), traducción del hebreo al judeoespañol usada por los judíos sefardíes, que Reina consideraba “obra de la mayor estima”, “por dar la natural y primera significación de los vocablos hebreos y las diferencias de los tiempos de los verbos”.
Para la traducción del Nuevo Testamento, Reina se basó en el Textus Receptus (Erasmo 1516, Stephanus, 1550), en la Políglota Complutense y en los mejores manuscritos griegos que en ese tiempo se conocían. Al parecer, tenía a la vista las versiones del Nuevo Testamento de Juan Pérez de Pineda de 1556, Francisco de Enzinas de 1543 y traducciones de Juan de Valdés.
El manuscrito Voynich
Se trata de un misterioso libro ilustrado, de contenidos desconocidos, escrito hace unos 500 años por un autor anónimo en un alfabeto no identificado y un idioma incomprensible, el denominado voynichés. Se atribuye a los primeros propietarios reales del manuscrito la creencia de que su autor fue Roger Bacon (1214-1294). El manuscrito presenta notables parecidos con una obra del autor inglés Anthony Ascham, "A Little Herbal" (Un pequeño herbario), publicada en 1550.
El libro tiene alrededor de 240 páginas de pergamino, con vacíos en la numeración de las mismas (la cual es aparentemente posterior al texto, quizás del siglo XVI), lo que sugiere que varias páginas se habían extraviado ya antes de su compra por Voynich. Para evitar extravíos posteriores, el padre Theodore C. Petersen lo fotocopió en 1931, repartiendo dichas copias entre varios investigadores interesados en su estudio e intento de traducción. Se utilizó pluma de ave para escribir el texto y dibujar las figuras con pintura de colores; según se puede apreciar, el texto es posterior a las figuras, ya que en numerosas ocasiones el texto aparece tocando el borde de las imágenes, algo que no ocurriría si éstas hubiesen sido añadidas posteriormente.
Las ilustraciones del manuscrito no aclaran los contenidos del texto pero denotan que el libro consta de seis "secciones", con diferente materia y estilo. Exceptuando la última sección, que contiene únicamente texto, casi la totalidad de las páginas contienen al menos una ilustración. Dado que el alfabeto del manuscrito Voynich no se asemeja a ningún tipo de escritura conocida, y que el texto continúa sin ser descifrado, la única prueba práctica de la edad y origen del libro son sus ilustraciones, en especial, los atuendos y peinados de las figuras humanas, y algunos castillos vistos en los diagramas. Todo es característicamente europeo y, basándose en ello, la mayoría de los expertos fechan el libro entre 1450 y 1520. Esta estimación es apoyada por otras pistas secundarias.
A lo largo de su existencia comprobada el manuscrito ha sido objeto de intensos estudios por numerosos criptógrafos profesionales y aficionados, incluyendo destacados especialistas estadounidenses y británicos en descifrados de la Segunda Guerra Mundial. Ninguno consiguió descifrar una sola palabra. Esta sucesión de fracasos ha convertido al manuscrito en el Santo Grial de la criptografía histórica, pero a la vez ha alimentado la teoría de que el libro no es más que un elaborado engaño, una secuencia de símbolos al azar sin sentido alguno.
Sin embargo, el que cumpla la ley de Zipf (que establece que en todas las lenguas humanas la palabra más frecuente en una gran cantidad de texto aparece el doble de veces que la segunda más frecuente, el triple que la tercera más frecuente, el cuádruple que la cuarta, etcétera) hace pensar que se trata no sólo de un texto redactado en un lenguaje concreto, sino también que ese lenguaje se basa en alguna lengua natural, ya que los lenguajes artificiales, como los élficos de Tolkien o el klingon de Star Trek, no cumplen esta regla. Es prácticamente imposible que el autor del manuscrito Voynich conociera dicha ley, enunciada varios siglos después, y que por tanto la aplicase a una lengua inventada por él.
El nombre del manuscrito se debe al especialista en libros antiguos Wilfrid M. Voynich, quien lo adquirió en 1912. Actualmente está catalogado como el ítem MS 408 en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale.
En 2009, investigaciones de la Universidad de Arizona (EE.UU.) demostraron, mediante la prueba del carbono 14, y con una fiabilidad del 95%, que el pergamino del manuscrito podía datarse entre 1404 y 1438. Por otra parte, el McCrone Research Institute de Chicago demostró que la tinta fue aplicada no mucho después, confirmando así que el manuscrito es un auténtico documento medieval.
Sobre el lugar en que pudo haberse escrito, existen pocas pistas. En una de sus ilustraciones aparece una ciudad amurallada, y son sus almenas dibujadas las que aportan una orientación. Su forma es la de las almenas llamadas de cola de golondrina, un estilo estético que, más tarde, en el Renacimiento, se popularizó por toda Europa, pero que en el momento en que se supone que se elaboró el manuscrito, según los últimos estudios de la Universidad de Arizona, solo se podía encontrar en el norte de Italia, quizá en la amplia región entre Milán y Venecia.
Según estudios publicados en 2014, por el botánico Arthur Tucker de la Universidad Estatal de Delaware, el origen del manuscrito podría ser mesoamericano. Esta teoría se basa en la similitud de algunas plantas ilustradas en el manuscrito con sus contrapartes americanas y en el hecho de que el estilo con el que están realizadas dichas ilustraciones concuerda con el estilo usado en ilustraciones botánicas del siglo XVI en México.
Codex Seraphinianus
Esta considerado por muchos el libro más extravagante del mundo. Podría definirse como una suerte de enciclopedia de un mundo imaginado por su autor, Luigi Serafini. Para mayor desconcierto —y atractivo—, el libro está escrito en un idioma inexistente y, según el propio Serafini, indescifrable. Desde que fuera publicado en 1981, el Codex Seraphinianus ha despertado la curiosidad de la comunidad lectora hasta el punto de alcanzar un valor de miles de euros las versiones firmadas.
Para entender su éxito, así como su mérito, lo más aconsejable es echar un vistazo a sus increíbles y sugestivas ilustraciones, de una imaginación desbordante. Es un libro que se concibe como una obra de arte en sí misma puesto que, en lugar de leerlo, se contempla. Serafini pone ante el lector 360 páginas que no significan nada y a la vez rebosan personalidad; hay algo que las une. De hecho, aunque no podamos entender nada de lo que está “escrito”, el Codex Seraphinianus se divide en once capítulos, cada cual con su tema: flora, fauna, máquinas, cuerpo humano, arquitectura, costumbres…
Serafini explicó en 2009 que para escribirlo utilizó un método similar a lo que se conoce como “escritura automática”, es decir, inhibir la consciencia y dejar que los pensamientos fluyan sin sentido aparente. Según explicó, con su extraño alfabeto quería transmitir al lector la sensación que siente un niño delante de un libro que no puede leer, pero que sabe que encierra algún sentido para los adultos. Distintos estudiosos han intentado sin éxito descifrar el extraño “idioma”, consciente o no, empleado por el autor italiano. Tal vez lo más apropiado sea dejarnos llevar por la magia de esta obra y dejar que despierte esa inocencia e imaginación propia del niño, que se fascina por aquello que en realidad no comprende, sin sentirse extraño por ello.
El Códice Gigas
El Codex Gigas (en latín significa "libro grande"), también conocido como Códice Gigas, Códice del Diablo o Códice de Satanás, es un antiguo manuscrito medieval en pergamino creado a principios del siglo XIII y escrito en latín presuntamente por el monje Herman el Recluso del monasterio de Podlažice (en Chrudim, centro de la actual República Checa). Fue considerado en su época como la "octava maravilla del mundo" debido a su impresionante tamaño (92 × 50,5 × 22 cm, el manuscrito medieval más grande conocido), su grosor de 624 páginas y su peso de 75 kg. Está iluminado con tintas roja, azul, amarilla, verde y oro, tanto en mayúsculas capitales como en otras páginas, en las que la miniatura puede ocupar la página completa. Se encuentra en un excelente estado de conservación.
La leyenda señala que el autor del Codex Gigas fue un monje Benedictino condenado a ser emparedado vivo por un grave crimen y para que la pena le fuera condonada, el monje propuso crear una obra monumental que honraría al monasterio, un códice que contendría la Biblia y todo el conocimiento del mundo. El tiempo estipulado por el mismo monje fue de una noche.
La tarea del monje era sobrehumana, por lo que se cuenta que solicitó la ayuda del mismo Satanás, el cual aceptó crear el libro en una noche poniendo como condición aparecer su imagen en una de las páginas.
El Libro del caballero Zifar
Este es el primer relato de aventuras de ficción extenso de la prosa española1 y fue compuesto hacia 1300. Presenta rasgos de la novela de caballerías y su autor fue, probablemente, un tal Ferrand Martínez, clérigo de Toledo, que aparece en un cuento del prólogo. Se nos ha transmitido en dos manuscritos, el ms. 11.309 (Biblioteca Nacional de España) del siglo XIV, llamado códice M; y el ms. espagnol 36 (Biblioteca Nacional de Francia) llamado códice P o manuscrito de París, de 1464, bellamente iluminado. Además existen dos ejemplares de una edición impresa en Sevilla en 1512.
El relato arranca como una adaptación de la vida de san Eustaquio, que se personificaba en el caballero Plácido (o Plácidas, como se le llamó en la Península) que protagonizaba una difundida leyenda hagiográfica, encarnada en el caballero Zifar, a partir de la cual se entretejen diversos materiales de carácter didáctico, épico y caballeresco. Zifar parte de una desgraciada separación familiar para reencontrarse luego elevado a la condición de rey de Mentón. Su hijo, Roboán, recibe sus enseñanzas y repite la trayectoria del padre, siendo al fin coronado emperador.
Astronomicum Caesareum
El libro de Astronomía más sorprendente que se haya escrito, encargado por el mismísimo emperador Carlos I a Pedro Apiano e impreso en 1540. En reconocimiento a los estudios de Pedro Apiano, el emperador Carlos V le concedió hacia 1535 un privilegio imperial, ampliado en 1544, que le facultaba para disponer de un blasón.
En agradecimiento, en 1540 Apiano dedicó al emperador otra de sus más célebres obras, el Caesareum Astronomicum, obra maestra de la imprenta salida de su propia prensa. En esta obra hacía Apiano una nueva exposición de la astronomía de Ptolomeo, destacando por el valor de sus ilustraciones y el cuidado de su impresión en folio grande y con discos móviles formados hasta por seis capas de papel, que permiten fijar las posiciones de los planeta cada día del año, las fases de la luna o las fiestas móviles del calendario litúrgico.
Nombrado matemático de la corte imperial, dispuso de una considerable fortuna en sus últimos años, falleciendo en Ingolstadt, cuya universidad no quiso abandonar, en 1552.
Historia Natural de Plinio "el viejo"
Una compilación que reune con un celo admirable una multitud de observaciones sacadas de los escritores más diversos de cosmología, geografía, antropología, zoología, botánica, medicina, meteorología, magia y el arte. De la obra de Plinio el Viejo se ha conservado la Historia Natural (Naturalis Historia) en 37 libros, fruto de la información recogida de más de 2.000 libros. En ella recopila importantes conocimientos científicos de la antigüedad que abarcan la botánica, la zoología, la mineralogía, la medicina y la etnografía.
Los Elementos de Euclides
Este es el libro más editado de la historia por detrás de la Biblia. La obra que durante muchos siglos se ha considerado como una de las obras científicas de referencia, estando incluida en el temario de los estudiantes universitarios, y se exigía el conocimiento de este texto. Aún hoy se utiliza por algunos educadores como introducción básica de la geometría.
La obra estaba dividida en 13 libros donde Euclides recopila gran parte del saber matemático de su época, representados en el sistema axiomático conocido como Postulados de Euclides, los cuales de una forma sencilla y lógica dan lugar a la Geometría euclidiana.
Tlön, Uqbar, Orbis Tertius
Se trata de uno de los más extensos relatos escritos por el argentino Jorge Luis Borges, aparecido por primera vez en la colección "El jardín de senderos que se bifurcan" (1941) que más tarde formaría parte del libro "Ficciones" (1944). Como es ya representativo de la estética borgeana, en este texto Borges nos ofrece una representación totalizante del cosmos a través de los avatares de mundanas pesquisas personales. La apócrifa versión de un volumen de la Enciclopedia Británica conduce al descubrimiento de... "A first encyclopaedia of Tlön. Vol. XI". Tlön es el fruto de fatigadas generaciones de hombres que secreta y rigurosamente han concebido y diagramado un universo de extremo idealismo. La fuerza totalizante de ese cosmos representado en la Enciclopedia de Tlön, lleva al protagonista a la puesta en duda de la propia realidad y a la sospecha de que la concepción idealista de Tlön es la matriz que poco a poco se apropia del mundo.
Durante una conversación con Borges, Bioy Casares recuerda que "The Anglo-American Cyclopaedia" (una reimpresión de la Encyclopaedia Britannica de 1902) registraba, en un artículo sobre Uqbar, que "Los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de los hombres". Al revisar el ejemplar que Borges posee de esa obra, descubren que no contiene dicho artículo, y tampoco figura en el índice. Bioy comenta que Uqbar era una región de Iraq o de Asia Menor.
A los pocos días, comprueban que el artículo sobre Uqbar es la única diferencia entre los volúmenes que ambos tienen de la enciclopedia.Releyéndolo, descubren que su literatura es fantástica, y se refiere siempre a una región imaginaria de Tlön. Borges entra en una cruzada por averiguar algo más acerca de Uqbar, pero no da con el menor indicio de su existencia. Dos años después, descubre en un hotel de Adrogué el undécimo tomo de "A First Encyclopaedia of Tlön", que había pertenecido a un ingeniero llamado Herbert Ashe.En la primera página tenía estampada la inscripción: Orbis Tertius. El libro describe detalladamente diversos aspectos de Tlön, un planeta hasta ese entonces desconocido.
Los habitantes de ese mundo consideran al idealismo como el sentido común. Para ellos, cada uno de los seres del universo es parte de una divinidad indivisible, por lo tanto no existen sustantivos, ya que éstos designan seres individuales. Para nombrarlos, utilizan verbos impersonales calificados por subfijos o prefijos, o una acumulación de adjetivos. Estos sistemas hacen que la cantidad de sustantivos sea innumerable. En Tlön no hay razonamientos, debido a que la explicación de un hecho depende de la imposible vinculación de un estado con otro anterior que no puede afectarlo. La coincidencia de un mismo acto realizado por varios hombres en distintos momentos, se debe a que el sujeto del conocimiento es uno, intemporal y anónimo. La percepción de las cosas es lo que perdura en el tiempo, mientras éstas son percibidas. Por lo tanto, el materialismo es una herejía, ya que presupone la existencia de lo material mientras no es percibido.
En la posdata de 1947, el misterio acerca de Tlön es develado. A principios del siglo XVII, una secreta sociedad de intelectuales (cuyo nombre es Orbis Tertius) se organiza para inventar un país imaginario. Después de dos siglos la fraternidad resurge en América. El millonario Ezra Buckley, propone la invención de un planeta ilusorio, y sugiere plasmar la historia en una enciclopedia. En 1914 se termina la edición de los cuarenta volúmenes de la Primera Enciclopedia de Tlön (que contiene en su portada el nombre de la sociedad secreta) y se envía secretamente un volumen a sus trescientos colaboradores, uno de los cuales era Herbert Ashe. Hacia 1944 se descubren, en una biblioteca de Memphis, los cuarenta volúmenes de la Enciclopedia, y la prensa internacional difunde ampliamente el descubrimiento.
La noticia de un planeta regido por leyes humanas que pueden ser descifradas, embelesa a una humanidad que vive en una realidad también ordenada, pero de acuerdo a leyes divinas. Borges conjetura que la tierra se convertirá en Tlön en pocas generaciones.
El Códice Mendoza o Mendocino
Es un códice de manufactura azteca, hecho en los años 1540 en papel europeo. Posterior a la Conquista de México, fue elaborado por tlacuilos (escribas pintores) mexicas, quienes usaron el sistema pictoglífico antiguo sobre un formato de tipo biombo. Después, un escriba español añadió glosas en escritura alfabética y en español interpretando lo plasmado por los tlacuilos con ayuda de intérpretes indígenas.
Debe su nombre al hecho de que fue encargado por el primer virrey de la Nueva España, don Antonio de Mendoza, que desempeñó su cargo de 1535 a 1550, para enviar a Carlos I informes sobre los mexicas. Probablemente sus fuentes sean varios códices originales copiados por los tlacuilos aunque alguna de sus partes fuese obra original de los indígenas especialistas en esta actividad. Parece claro que la llamaran "Matrícular", la sección segunda. Sin embargo, la sección tercera, por su carácter etnográfico, parece elaborada por un ex profesor para información de los españoles.
Finalizado el códice partió de Veracruz en 1549 a España pero el barco fue apresado por piratas franceses, adquiriéndolo el cosmógrafo del rey francés, André Thévet, quien le agregó su firma en cinco lugares. Tras su muerte lo compró el geógrafo y embajador inglés Richard Hakluyt, quien lo llevó a Londres. Pasó por varias manos hasta que fue legado a la biblioteca de consulta Bodleiana de la Universidad de Oxford, donde se encuentra ahora.
Más información en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos.
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