Cuando llegan los días fríos del año muchas de nuestras rutinas cambian, entre ellas las rutinas para ejercitarse. Normalmente estamos acostumbrados a entrenar en exteriores.
Sin embargo, existe un amplio espectro de ejercicios a puerta cerrada que pueden ayudarnos a cumplir con los mismos objetivos de la rutina de ejercicios exterior, aunque cuando salgas al exterior puedas sentir que estás haciendo más porque sudas más.
¿Que hace el calor en nuestro cuerpo?
El calor activa una respuesta inmediata en nuestro cuerpo: la sudoración. La sudoración tiene como función devolver al sistema a la homeostasis general que debe tener. Por ende, cuando la temperatura corporal central aumenta más allá del umbral correcto para nuestros órganos, comienza una respuesta contraria..
Cuando hablamos de calor y entrenamiento tenemos que decir que éste no tiene nada que ver con practicar deporte en el interior o en el exterior.
De hecho, el mayor impacto en la temperatura corporal central lo tiene el calor que se genera por la actividad muscular durante el ejercicio, no por las condiciones climáticas.
Por ende, la sudoración está relacionada con la intensidad de los ejercicios que impactan significativamente en la cantidad de trabajo que los mismos hacen y, por tanto, en la cantidad de calor que producen.
Esto nos lleva a desarrollar sesiones de ejercicio en interiores con un amplio impacto y gran calidad, logrando incluso que pierdas más sudor en interiores que lo que logras en el exterior con el mismo tiempo de entrenamiento.
¿Cuál es el efecto del aire y la temperatura?
Dos de los puntos claves que te hacen sentir que sudas más en interiores son las corrientes de aire, y la temperatura.
Cuando se trata de la acción del aire, estamos hablando de un flujo aunque sea mínimo, que da de lleno contra tu cuerpo, disipando el calor gracias a la evaporación del sudor, lo que en efecto enfriará más rápido el cuerpo, de ahí la razón por la que puedes pasar de tener muchísimo calor o tener frío rápidamente.
Cuando se trata del rodillo falta la corriente de aire que evapora el sudor. Por tanto, lo más probable es que sólo llegues a sudar un poco. Asimismo, al no haber ese enfriamiento tan rápido es probable que tu cuerpo tienda a responder con algo más de sudor.
Cuando se trata de la temperatura ambiente y de la humedad, tu cuerpo tratará de dejar salir el calor que está produciendo hacia el exterior. Con una menor humedad y menor temperatura exterior, la salida de tu propio calor será más efectiva y la evaporación más rápida.
En el caso contrario, cuando la humedad y calidez es mayor, como en los ambientes interiores, el cuerpo genera mayor sudoración para alcanzar más rápidamente el equilibrio deseado.
Por tanto, aunque no podemos afirmar que sudas más en un caso que en otro, la realidad es que si hay momentos y ciertas condiciones que derivan en una producción elevada de sudor en espacios interiores.
Mantén un buen ritmo de hidratación
Ya que te hemos comentado el impacto que tienen ciertas condiciones en los espacios interiores sobre tu rutina de ejercicio y sudoración, nos adentramos en cómo evitar que esta pérdida de agua repercuta en tu salud.
1. Arranca con buena hidratación
Considerando que las sesiones en interiores son más cortas, pero mucho más intensas, comenzar con buena hidratación es fundamental, puesto que potenciará tu capacidad de regular la temperatura, una vez arrancado el ejercicio.
Unos 500-700 ml de agua o de bebidas con electrolitos serán una buena forma de arrancar, con una toma unas 2 horas antes de la sesión para que tu cuerpo absorba y deseche lo que corresponda.
2. No llegues a los extremos
No necesitas ahogarte en agua o sumergirte en la bañera antes de entrenar. Beber agua o bebidas hidratantes en exceso, también es perjudicial para ti.
3. Agrega algo de sodio
Una excelente manera de potenciar la absorción de líquidos en el cuerpo es con el sodio. Agrega un poco de éste en tus bebidas de antes de entrenar para que todo el líquido que ingieras se aproveche al máximo.
4. Durante el ejercicio bebe agua sólo si tienes sed
Solemos pensar que tenemos que hacer pausas específicas para tomar agua durante la sesión. La realidad es que solo debemos parar a por líquidos cuando nuestro cuerpo así nos lopida . Si no sientes las necesidad, no lo hagas.
5. Una vez que termines, continua con los líquidos
No dejes de hidratarte una vez que termines el entrenamiento. Ten en cuenta que si la sensación de sed no remite sin importar la cantidad de líquidos que ingieras, puedes ayudarte con bebidas con electrolitos que te ayudan a recuperarte más rápido.
Recuerda que al entrenar en interiores, la pérdida de sudor puede llegar a ser mayor que cuando lo haces al aire libre. Así que una correcta hidratación es clave para mantener tu cuerpo en buen estado y rendir lo necesario.