¿Estás comprometid@ con lo que deseas de verdad?
La diferencia principal entre vidas promedio y vidas excelentes no es la ausencia de miedo. El miedo es un escalón natural como comentaba en este artículo: 15 escalones para tu desarrollo personal I y II. Tampoco es la confianza; el sentir seguridad en uno mismo es algo que se hace andando. Ni siquiera es el nivel de habilidad y de desempeño que tengamos en un momento dado. En mi opinión, es el compromiso con el seguir adelante y actuar pese a todo ello.
Es un sesgo de pensamiento muy común el de que tenemos que sentirnos bien o ser suficientemente buenos para efectivamente hacer algo. Nos sucede cuando estamos buscando un trabajo que nos satisfaga más, cuando queremos apuntarnos a clases de tenis o queremos comunicar lo que sentimos a quien nos gusta. Sentimos que nos falta algo y aquí entra la hoy día famosa palabra procastinar… que no es otra cosa que dejar para mañana lo que podríamos estar haciendo hoy.
En ocasiones esperamos la fórmula mágica que nos haga salir de esta encrucijada, como si la hubiera. A veces dejando pasar el tiempo, leyendo libros (únicamente) o yendo a la consulta del psicólogo. En este punto aprovecho para remarcar que si algo no hacemos los psicólogos es el hacer que la gente cambie per se… somos el turbo, el 3 en 1, los facilitadores… ¡pero no el mago Merlín!
Sólo la experiencia te hará ser mejor en todos los ejemplos anteriores. Únicamente con la experiencia te acabarás sintiendo más seguro o segura. Y solamente haciendo, actuando, moviendo ficha acabarás teniendo experiencia. La palabra clave es la disciplina, el compromiso con uno mismo.
¿Hacemos de verdad… o pensamos que hacemos?
Aquí hay una salvedad importante. Se trata de hacer, no de simular que hacemos, aunque esto parezca un sinsentido. Te pongo varios ejemplos para que quede más claro. Ver partidos de tenis por la tele no nos hará jugar al tenis (aunque pueda ayudar a algunas cosas). Mandar un whatsapp a la persona que nos gusta diciendo “Hola, ¿cómo estás?” no es manifestarle lo que sentimos (aunque sea un signo de educación y de que pensamos en ella).
Por supuesto en este camino habrá idas y venidas. Pero piensa en ello como si fuera una tela de araña; para llegar al centro hay giros a la derecha, a la izquierda, adelante y atrás, no es un camino en línea recta.
Así, todo lo que puedas pensar de tu vida, de tu proceso, de tus circunstancias seguramente sea cierto. Esto no es lo más importante. Lo más importante es dónde quieres llegar… y dar el paso siguiente. Hacerlo, de todos modos, sin excusas.
¿Quieres realmente aprender a jugar a tenis (o a tocar el saxo, o a viajar a Canadá etc.) o sólo lo dices? ¿Cuál es el paso siguiente que puedes dar ya? Sigue motivándote sobre este tema con el maestro Facundo Cabral: Este es un nuevo día.
Antoni
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