La importancia histórica es que La Batalla de Carabobo marca la culminación de la guerra de Venezuela en busca de su independencia como colonia española. Destacan próceres como Páez, Cedeño, Plaza, Pedro Camejo, entre muchos y en especial Bolívar como el gran estratega.
El 26 de noviembre de 1820 se firma un acuerdo de Armisticio y Tratado de Regulación de guerra entre patriotas y realistas mediante el cual se suspende la guerra por seis meses, ratificado en entrevista del día siguiente entre Bolívar y Morillo.
Este acuerdo favorece los planes con miras a la liberación de Venezuela. Bolívar ha logrado reunir sin contratiempos el más grande y eficiente de los ejécitos que mandaría en Venezuela. Aprovechó para organizar la tregua del armisticio, la seguridad que ofrecía Guayana, el dinero enviado por Santander, el empeño de Páez en adiestrar mejor sus cuerpos en Apure y el estímulo y la orientación de los oficiales ingleses. Se había capacitado por vez primera, con mejor disciplina y nuevos métodos, el ejército que iba a cerrar la etapa comenzada años atrás.
LA BATALLA
El 24 de Junio de 1821 en la llanura de Carabobo, se enfrentan los dos bandos.
Bolívar confía la jefatura de las divisiones a Páez, Cedeño y Plaza. Mariño es jefe del Estado Mayor. Pedro Briceño Méndez es responsable de la logística.
Los llaneros de Páez marchan bajo fuego enemigo por la Pica de la Mona. Eran desfiladeros que en ciertos sitios no permitían más de uno en fondo. Las divisiones empiezan a cumplir la acción envolvente ante el asombro de La Torre que no apreció la importancia del ataque por la derecha. Así que tiene que desplazar violentamente al Burgos, el cual, con un fuego nutrido y poderoso, hace retroceder al Bravos de Apure. Pero seguidamente interviene el Batallón Británico que y permite que el Bravos de Apure se recupere.
Cuando el batallón de la Reina avanza, ya la situación de los realistas se ha ido agravando, pues Cedeño ha penetrado a la llanura y una compañía del Tiradores actuaba en apoyo de éste. Hay un momento en que La Torre logra alinear cuatro batallones ante el avance republicano, pero los destacamentos realistas resultan impotentes para resistir la violencia.
Caen combatiendo ante los muros de fuego hombres de la talla de Plaza, Cedeño, José Julián Mellado, teniente Pedro Camejo, Scott, Bruno. Todos ellos no fueron más que expresión de una virtud colectiva y sin nombre que ofrendó la libertad ese día.
La Torre mira acercarse la derrota, y algunos cuerpos del Lanceros del Rey, en vez de acatar la orden de incorporarse al combate, huyen al azar.
El ejército realista en Carabobo, según información de Córdoba, tuvo de pérdida, entre muertos, extraviados y prisioneros, lo siguiente: 2 jefes, 43 capitanes, 77 subalternos y 2.785 individuos de tropa.
Las pérdidas de los patriotas no se contaron, pero debieron ser alrededor de 200 muertos y heridos, según señala por Bolívar en su comunicación al Presidente del Congreso.
LO QUE SIGUIO A LA BATALLA
Libre ya Venezuela, a pesar dé las fuerzas realista que huyeron a Puerto Cabello, el Libertador se traslada a Caracas acompañado de Páez. La ciudad seguía con sus casas en escombros debido al sismo de 1812 y así iba a continuar por 40 o 50 años más. Había sido la matriz milagrosa que dio a Bello, a Rodríguez, a Miranda, a Bolívar, y no había tenido tiempo sino para sufrir y esperar.
Al triunfo de Carabobo le sucede la rendición de La Guaira, con la capitulación del realista Pereira, la toma de Cumaná y la capitulación de Cartagena. A mediados de 1823 quedan libres las provincias de Coro y Maracaibo; en noviembre del mismo año Páez ocupa Puerto Cabello, última plaza realista en Venezuela.
El Libertador va a organizar ahora el ejército del sur, desde Trujillo, se dirige al general José de San Martín y le dice que su primer pensamiento cuando vio el triunfo en Carabobo fue para él, el Perú y su Ejército Libertador y que nada le será tan grato como ir al Perú. Más o menos en iguales términos se dirigió también al Director de Chile. La idea de Bolívar, anunciada años atrás en Jamaica, cobra cuerpo ahora, máxime que él consideró siempre que su patria era la América y que donde hubiese pueblos irredentos, tenía que ir a libertarlos.
Después que Pereira bate a Bermúdez en El Calvario y le obliga a retirarse hasta más allá de Guarenas, queda dueño de Caracas. Más atento al resultado de lo que de un momento a otro iba a decidirse, de lo cual tenía mejor información que Bermúdez y Soublette, aguarda entre Caracas y La Guaira. Estos pensaban dirigirse al llano en solicitud de Monagas y Zaraza para continuar la guerra. Enterado Pereira del resultado de Carabobo, ambuló por el litoral buscando una salida hacia Puerto Cabello o un barco que también le llevase a este puerto. Bolívar envió en su persecución a Manrique, a Silva, a Ibarra. Le dirigió una comunicación en la cual le ofrecía capitulación honrosa, reiterándole a la vez los sentimientos de filantropía y liberalidad que animaban al Gobierno. Bolívar le dijo además: "Cuando un oficial ha llenado como U. S. sus deberes aún más allá de lo justo, es una loca temeridad no ceder a las leyes imperiosas e irresistibles de la fuerza y de la necesidad".
Pereira responde y Bolívar le envía las bases de la capitulación. Bolívar acata las modificaciones que hace el jefe realista y le dice que debe ir un oficial a hablar con él acerca del cumplimiento del pacto "en la inteligencia de que en el término de dos horas debe ser ocupada la plaza por las armas de Colombia". Finalmente Pereira es conducido a Puerto Cabello después de firmar la capitulación. Según Lecuna muere en este puerto de fiebre amarilla. Hay consenso favorable en torno a la figura de este honesto militar que combate fieramente por su bandera y capitula cuando no podía hacer otra cosa. De los 700 hombres que mandaba, 200 regresaron con él a Puerto Cabello. Había perdido alrededor de 1.500.
Con fecha 6 de julio, el Mariscal La Torre dijo a Bolívar lo siguiente: "Excmo. señor: Ha llegado a mí noticia que por V. E. han sido tratados con toda consideración los individuos del ejército de mi mando que han tenido la desgracia de ser prisioneros de guerra. Doy a V. E. las debidas gracias por este rasgo de humanidad, que me hace disminuir el sentimiento de la suerte de dichos individuos; esperando que continuará V. E. de este modo dando pruebas nada equívocas de que hace renacer las virtudes sociales que habían desaparecido por el enardecimiento de las pasiones que han desolado estos fértiles países".
Todavía habrá guerra en la zona de Coro y Maracaibo y Páez tomará el Castillo de Puerto Cabello en noviembre de 1823, cerrando para siempre el proceso de la emancipación política, al mismo tiempo que Bolívar se dispone a eliminar de traidores el cuadro político del Perú, donde la oligarquía limeña deseaba la independencia sin combatir contra España. Carta de La Torre a Bolívar:
Cuartel de Puerto Cabello, 6 de julio de 1821. La más honda y noble manifestación que surge después del triunfo de Carabobo, se debe al Libertador. Desde Valencia se dirige al Presidente del Congreso de la Gran Colombia y le expone que la sabiduría de tal cuerpo está de acuerdo con las leyes existentes en favor de la manumisión y que ese favor pudo extender su beneficencia sobre los futuros colombianos que son recibidos en cuna cruel y salvaje.
Los hijos de los esclavos que en adelante hayan de nacer en Colombia deben ser libres, porque esos seres no pertenecen más que a Dios y a sus padres, y ni Dios ni sus padres los quieren infelices". El Congreso pues, debe decretar la libertad absoluta de los que nazcan en territorio de la República "conciliándose los derechos posesivos, los derechos políticos y los derechos naturales". Tal solicitud la hacía Bolívar como "recompensa de la Batalla de Carabobo, ganada por el Ejército Libertador, cuya sangre ha corrido por la libertad". Tal aspiración de Bolívar no era nueva, pues desde su Cuartel General de Carúpano, el 2 de junio de 1816, decretó la libertad absoluta de los esclavos y el deber de todo hombre, desde los 14 hasta los 60 años, es el de presentarse en su distrito para su alistamiento en las banderas de la República.
Con fecha 6 de julio, en proclama a los habitantes de la provincia de Caracas, dijo elocuentemente: "La naturaleza, la justicia y la política, piden la emancipación de los esclavos: de aquí en adelante sólo habrá en Venezuela una clase de hombres, todos serán ciudadanos" y el 16 de julio de 1818, desde Angostura, en nota al Presidente de la Alta Corte de justicia, le reiteraba su decisión en pro de la libertad de los esclavos y las oportunidades en que la había decretado y le decía al final: "Nadie ignora en Venezuela que la esclavitud está extinguida entre nosotros".