Llega el verano, y con él la subida de temperaturas, los días de playa y piscina, es preciso no escatimar en la prevención de algunas enfermedades asociadas a este periodo estival. La exposición incontrolada al sol, las comidas, las dietas estrictas de la denominada “operación bikini”, los excesos de alcohol, las actividades al aire libre, el cloro de las piscinas… Son muchos los agentes externos que pueden causarnos daños si no tenemos una correcta prevención.
Enfermedades causadas por el sol
Los efectos del sol sobre la piel, además de producir quemaduras por insolación, son acumulativos y pueden desencadenar, en la edad adulta, tumores con riesgo de cáncer, manchas y envejecimiento prematuro de la piel, es por eso por lo que es preciso usar un factor alto de protección, sobre todo en niños. La protección siempre debe tener un factor de protección superior a 30, siendo 50 el recomendable y desde luego el imprescindible cuando se trata de pieles bien blancas. En el caso de lactantes, la recomendación de los especialistas señala que sólo pueden exponerse al sol directo después de las seis de la tarde, y utilizando siempre gorro y ropa adecuada.
La incidencia de melanoma está en aumento en España y en la UE. Hemos mejorado su diagnóstico precoz y sabemos algo más de la predisposición genética especial en algunas personas. No es nada saludable estar “quemado” por el sol. El uso prudente de las cremas de protección adecuadas y la exposición limitada y controlada son dos buenos consejos, válidos para todos. En caso de duda, consultar al dermatólogo. Pero el sol, además de provocar quemaduras en nuestra piel, produce un exceso de calor que afecta al sistema de regulación de la temperatura del cuerpo. Una ola de calor produce:
- Agotamiento: debilidad, nauseas, mareos, calambres…
- Golpe de calor: se manifiesta por la piel roja y caliente, dolor de cabeza intenso y pérdida de consciencia en algunos casos.
Los expertos, para hacer frente a la subida de temperaturas, recomiendan:
- Beber líquidos en abundancia.
- Evitar bebidas alcohólicas, con cafeína o demasiado azucaradas.
- Comer ensaladas y fruta, evitando comidas calientes o copiosas.
- Reducir la actividad física y pasear por la sombra.
- Refrescarse, ducharse las veces que sean necesarias.
- Usar ropa ligera de colores claros.
- Utilizar cremas protectoras con filtro solar frente a los rayos UVA y UVB, que sean resistentes al agua y tengan un factor de protección adecuado a cada tipo de piel (mínimo de 15).
Deshidratación
Se produce cuando la salida de agua y sales de nuestro organismo es superior a la entrada, lo que da lugar a vómitos, diarreas, fiebre, golpes de calor, entre otros. Para prevenirla hay que evitar el exceso de abrigo y el exceso de alcohol, así como realizar ejercicio físico intenso en ambientes calurosos.
Infecciones intestinales
Se producen principalmente por la manipulación cruzada de alimentos, es decir, por contaminación de productos crudos como carne o pescado con alimentos listos para consumir como verduras frescas. Se manifiestan principalmente mediante diarreas, vómitos, dolores y fiebre. Estas patologías aumentan con la llegada del verano y con el aumento de las altas temperaturas. Para prevenir las diarreas estivales se recomienda:
- No tener los alimentos a temperatura ambiente.
- Beber solo agua embotellada y evitar la comida de ventas ambulantes. Además se deben conservar los alimentos cocinados o no cocinados en el refrigerador y consumirlos en el menor tiempo posible.
- Lavar bien las frutas y verduras, preferentemente con una gotita de cloro (lejía). Evite el consumo de productos elaborados con huevos, sobre todo si no los ha preparado usted, lávese las manos antes de comer y después de ir al baño.
Micosis
Uno de las consultas más frecuentes al dermatólogo en verano, son los distintos tipos de micosis u hongos. Los más comunes son los denominados pie de atleta, cuyo contagio se produce principalmente en las duchas de las piscinas. Para prevenirlos los dermatólogos recomiendan bañarse con las zapatillas puestas, y secarse bien entre los dedos, uno por uno. Si se tiene tendencia a tener hongos los especialistas recomiendan colocarse algún antimicótico.
Otitis
Otro problema común en verano es la otitis del oído externo u ‘otitis de nadador’, así llamada porque una de sus principales causas es, precisamente permanecer mucho tiempo en el agua. Ello produce humedad en el oído, que resulta un espléndido caldo de cultivo para bacterias y hongos infecciosos. Afecta a todo tipo de personas, pero especialmente a los niños. Los síntomas de la otitis externa son dolor en el oído, que aumenta al mover la oreja, dolor al masticar, falta de audición y secreción de líquido, que, pasados unos días puede ser de color amarillento. No se trata de una enfermedad grave, aunque sí molesta y que, si no se trata puede derivar en complicaciones. Para prevenirla es importante secarse bien los oídos después del baño. Conviene inclinar la cabeza hacia un lado y golpearla suavemente para que salga el agua y, a continuación, introducir con mucho cuidado un extremo de la toalla en el oído para secarlo. También es una buena idea bañarse con tapones (si, son loestos, lo se po rexperiencia..).
Alergias y picaduras
Las picaduras de insectos y las alergias son también más frecuentes durante la época estival como casi todos sabéis. Las picaduras, en general, se manifiestan con mayor frecuencia en el verano debido al mayor contacto de niños y adultos con ambientes naturales, por lo que es preciso tomar medidas preventivas como el uso de insecticidas no tóxicos y de dispositivos del tipo ‘enchufes’, para prevenir durante el día y la noche las picaduras de insectos, además de los productos tipificados como repelentes. Los mosquitos, orugas, avispas, abejas y arañas, entre otros, son invitados habituales del verano. Sus picaduras y mordeduras pueden causar enfermedades peligrosas, picazón y dolor en la piel. Aunque algunos suelen ser inofensivos para el hombre, pueden resultar mortales en personas con reacciones alérgicas severas, de allí que su prevención es fundamental. Las visitas a las playas también conllevan un aumento en el número de afectados por picaduras de animales marinos (medusas, erizos, arañas de mar…). Por lo general no suelen ser mortales, aunque son dolorosas y desagradables al producir edemas inflamaciones e infecciones.
En cualquier caso, si le pica algún animal es preciso que acuda al puesto de socorro más cercano, allí le pondrán remedio de forma rápida y eficaz. Para las picaduras de medusa se utiliza amoniaco, alcohol o agua oxigenada, posteriormente se aplica una pomada antiinflamatoria. Para los erizos lo primero que se debe realizar es la extracción de las púas con pinzas y desinfectar la zona.
Fuentes: Salud.com y Elmundo.es
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