El martes 11 se conmemoró una fecha negra de la historia de nuestro país: los ataques terroristas del 11-M del 2004 en los trenes de cercanías de Madrid, el más sangriento y brutal de toda Europa, con 191 muertos y más de 1.500 heridos. El ataque fue uno de los muchos momentos en que en este país la sociedad civil ha demostrado funcionar muchísimo mejor que la Administración Pública, y también fue una desgraciada demostración de la poca importancia que se da en España a los sistemas preventivos de seguridad porque los otros dos ataques similares, el 11-S 2001 en los USA y el 7 de Julio 2005 en Londres fueron ejecutados por terroristas suicidas, mientras en Madrid los terroristas salieron ilesos porque sabían de antemano que en España aunque se deje una mochila o cualquier tipo de equipaje desatendido durante mucho tiempo no ocurre nada, y si alguien se interesará por el solitario equipaje será un pispa.
Pero el trágico ataque terrorista no fue el único desastre que se produjo en aquellas fechas. A consecuencia del ataque se cometió una de las mayores demostraciones de la historia reciente de la política de todo el continente de la más mezquina y rastrera falta de decencia y mínima moralidad: la actuación del gobierno Aznar, en especial del propio José Maria Aznar entre el 11 y el 15 de Marzo 2004 y la teoría de la conspiración.
Además en este vergonzoso episodio se ha puesto en práctica a tope el “mantenella y no enmendalla” castellano, porque la actitud de los protagonistas no ha variado a pesar que hoy se sabe que la operación fue decidida por la cúpula de Al-Queda antes de la invasión de Irak, lo que de paso también invalida la teoría de la venganza por la famosa foto de las Azores.
Jugar con la información sobre un hecho que ha provocado muertos y heridos entre la ciudadanía, olvidar a las víctimas y sus familias excepto para organizar actos que aporten votos, intentar engañar con una versión que no resiste el más mínimo contraste y contra la opinión de todo el mundo, incluidos los mayores expertos en terrorismo, hacer una inmensa contribución a la pésima imagen de la Marca España, criticar duramente y provocar problemas innecesarios a policías y jueces encargados del caso, aplicar las represalias más descarnadas, salvajes y brutales a quienes como Pilar Manjón presidenta de la Asociación 11-M y muchos otros se opusieron a aceptar la ignominia, no rectificar ni ante la contundente evidencia ni por el paso del tiempo, y pretender encima que los indeseables y mentirosos son los que no aceptan sus mentiras, me deja sin adjetivos lo suficientemente graves y duros para calificarlos.
Una de las cuestiones que siempre me ha sorprendido y preocupado es como se puede pretender que la gente se crea inmensas mentiras que no es que sean fáciles de detectar sino que solo un ciego y sordo que viva totalmente aislado del mundo se las podría creer, y lo que es peor todavía, que en este país hay muchas personas que ni siendo sordos ni ciegos y no viviendo aislados del mundo se las llegan a creer hasta el extremo de volver a votar a una pandilla de irresponsables.
Lo más grave es que no fue, como algunos pretenden ahora, una inmoralidad cometida por Aznar y cuatro amiguetes, sino que todo el gobierno, el partido y su entramado mediático se implicaron en la sucia falsedad, desde Inocencio Arias que fue quien informó al Consejo de Seguridad de la ONU y después tuvo que pedir disculpas, al actual Presidente del gobierno Mariano Rajoy que entre el 11 y el 15 de Marzo afirmó repetidamente que se trataba de un atentado de ETA, todos ellos a sabiendas de que el ataque no había sido perpetrado por ETA.
En cualquier país de los que funcionan mínimamente bien, un partido y un grupo de políticos que hubiesen cometido tales despropósitos, añadidos a otros como Yak 42, Gurtel,…etc. ya no contarían para nada. Ni siquiera se mantendrían en Italia, que claramente no está en el grupo mencionado pero donde la Democracia Cristiana desapareció por hechos de menor gravedad. En España diez años después tenemos de Presidente a uno de los políticos que tuvo una actuación destacada en la indecencia, y el partido que la montó gobierna con mayoría absoluta en el Parlamento.
¿Entendéis ahora porque hay tantos independentistas en Catalunya y porque los jóvenes más preparados emigran?. El conocido refrán “Mejor tonto conocido que listo por conocer”, ya no vale en la política española. Cualquier cosa mejor que esto.