Un estudio de la Universidad de Montreal, indica que recibir golpes fuertes en la cabeza provoca toxicidad cerebral, incluso cuando no hay conmoción cerebral.
El equipo de investigación llegó a esta conclusión midiendo la actividad neuronal de unos 20 atletas universitarios masculinos antes y después de un partido de fútbol de contacto total, utilizando estimulación magnética transcraneal. En comparación con las mediciones iniciales, los jugadores de fútbol que recibieron un impacto de 40 g (equivalente a 40 veces la gravedad de la Tierra) mostraron desinhibición cortical.
Los datos sugieren que un golpe que no produce síntomas de conmoción cerebral puede desencadenar una cascada neurometabólica excitatoria similar a la de una conmoción cerebral. Esta cascada es causada por una alteración del delicado equilibrio entre el glutamato, el principal neurotransmisor excitador del cerebro, responsable de desencadenar los impulsos nerviosos, y el GABA ( ácido gamma-aminobutírico ), el principal neurotransmisor inhibidor responsable de desactivar las neuronas. Cuando este equilibrio se altera, el cerebro entra en una crisis energética que puede llevar a la muerte de neuronas.
Este desequilibrio neuroquímico suele durar días o semanas y su gravedad está relacionada con la gravedad de los síntomas de la conmoción cerebral. Sin embargo, la activación repetida de la cascada neurometabólica excitatoria, que se asocia con los impactos frecuentes en los deportes de contacto, puede provocar alteraciones duraderas en la homeostasis entre el glutamato y el GABA. Esto puede provocar síntomas que afectan la memoria, el equilibrio y el estado de ánimo. Además, estos síntomas de conmoción cerebral tienden a empeorar con la edad, ya que el proceso de envejecimiento reduce la capacidad cerebral.
Se cree que los desequilibrios repetidos entre el glutamato y el GABA podrían aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades neurológicas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la encefalopatía traumática crónica (ETC) y los trastornos del estado de ánimo.
Los que reciben un impacto en la cabeza pero no presentan síntomas de conmoción cerebral suelen permanecer tranquilos. Sin embargo, los resultados sugieren que recibir uno o más golpes adicionales aumenta la respuesta excitotóxica, lo que hace que la persona sea más susceptible a sufrir una conmoción cerebral en un determinado tiempo.
Medir la actividad cerebral y monitorear sistemáticamente la fuerza de los impactos en la cabeza podría ser útil para la prevención de lesiones en deportes de contacto.
Este estudio fue publicado en el Journal of Neurosurgery.