Los niños, al igual que los adultos, son personas sociales y necesitan muchas oportunidades para estar con otros niños desde que nacen. El juego es un medio más para, además de disfrutar, aprender un montón de habilidades y capacidades que serán necesarias cuando sea un adulto. Gracias al juego con los demás, podrá ir desarrollando sus habilidades sociales y desarrollando su personalidad.
Pero los niños no siempre jugarán con los demás de la misma manera. A los bebés parecen interesarle poco o nada los otros niños, a partir del año muchos padres se sorprenden de que sus hijos no tengan interés por jugar con otros niños y cuando juegan juntos necesitan cerca a un adulto para guiar el juego. ¿Cuándo empiezan los niños a jugar con otros niños? ¿Cómo son estos juegos?
A medida que un bebé crece, su interés por los niños va siendo cada vez mayor. Según la edad cada niño va a pasar por diferentes fases en relación a su interés por sus iguales hasta que realmente veamos que comienzan a jugar con otros niños:
1. Solo le interesan los adultos
Los recién nacidos sienten un gran interés por los adultos y poco por otros bebés. Durante los primeros tres meses fijarán la mirada en los rostros de los mayores, seguirán la voz y sentirán mucha curiosidad por las caras. Entre los 4 y los 6 meses, la perspectiva del pequeño cambia, acostumbrado ya a las caras de los adultos ahora empieza a fijarse en su entorno, donde su mayor curiosidad es conocer los objetos y el efecto que puede ejercer sobre ellos. Hasta este momento, otros bebés o niños no suelen despertarle mucho interés.
2. Empiezan a interesarle otros niños o bebés
A partir de los 6 meses su interés por otros niños empieza a crecer. En un primer momento, siguen a otros niños y a sus hermanos mayores con la mirada a todas partes. Si se les observa se ve claramente que su forma de relacionarse con otros niños no es igual que con los adultos. Si pueden alcanzar a otros niños suelen “probar” a hacerles cosas, como si fueran un objeto más que están investigando. Pueden intentar tocarles, empujarles o quitarles un objeto.
3. Puede imitar a otros niños
La fascinación por otros niños comienza a ser tal que tratan de imitar lo que hacen. Si tienen un objeto, lo quieren para lograr hacer lo mismo. Si aplauden tratan de hacerlo, si lloran es frecuente que se dé un efecto contagio y empiecen a llorar también. Cualquier cosa que haga otro niño, es “fuente de inspiración” para intentar ellos nuevas habilidades.
En esta etapa es importante que exista contacto con otros niños, pero siempre con el apoyo de un adulto que pueda ir guiando su interacción. No podemos esperar que sean ya solidarios, empáticos con el otro o compañeros. Aunque tenga interés por el otro, realmente su interés es de investigación: quiere ver “cómo funciona”, qué puede enseñarle, lo que hace o lo que toca. En esta etapa, si un niño quita a otro un juguete no podemos atribuir nunca mala intención, aunque ya debemos mediar y explicarle que hay que compartir, no podemos esperar que lo haga. Todavía necesita crecer un poco más para poder tener en cuenta al otro, para saber que no están solos y son el centro. No se trata de egoísmo, se trata de capacidades que todavía no ha desarrollado.
4. Juega “al lado” de otros niños
Entre el año y los dos años y medio los niños pueden jugar juntos ¡pero no revueltos! Cuando los adultos tratamos de que jueguen juntos suelen surgir problemas, se quitan las cosas, no respetan los turnos y les cuesta compartir. Todavía no han desarrollado las capacidades y habilidades necesarias para entender un juego en grupo. Antes de conseguirlo realizarán juego en paralelo, es decir, pueden jugar uno junto a otro, pero sin reglas entre ellos. Es el momento de “ahora tienes tú ese juguete y tu amigo este otro” aunque seguramente, intentarán quitárselos. ¡es normal!
5. Comienzan a jugar con otros niños
Entre los 2 años y medio o tres la mayoría de los niños (dependerá mucho de sus experiencias previas en el juego con iguales) pueden comenzar a jugar con otros a juegos que tengan que ver con la imaginación, es decir, a juegos de ficción. Empiezan a tener unas habilidades básicas que les permite comenzar a cooperar y ya pueden comprender y jugar a juegos motores como el pilla-pilla o el balón. Aunque no respetarán de forma fiel los turnos, empiezan a comprenderlos y ya saben que si juegan al balón si lo tiran, al otro le toca devolverlo.
A partir de los 3 años el juego se empezará a complicar de forma progresiva y a los 7 años ya serán niños que pueden jugar durante horas con sus iguales a juegos con reglas mucho más complicadas. Su capacidad para comprender la cooperación y la competición está mucho más avanzada, entienden que no se pueden romper las reglas que un grupo pone para jugar y se enfadan cuando alguien las rompe.
El juego con los compañeros y amigos va a ser uno de los instrumentos básicos a través de los cuales los peques van a desarrollar sus habilidades sociales, a comprender los sentimientos del otro, a aprender a compartir y a comunicarse con sus iguales. Por eso, todos los niños necesitan muchas oportunidades para crecer jugando con sus iguales, en el cole, en el parque o con la familia.
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