Prácticamente la totalidad de las bicicletas de montaña llevan una horquilla de suspensión delantera. Aquellas que no la llevan son o bien bicicletas de gama muy baja que son totalmente rígidas, o bien bicicletas destinadas a la competición que llevan una horquilla rígida de carbono, principalmente para ahorrar peso.
Funciones de la horquilla
Este componente de la bicicleta tiene principalmente una función, que es la de absorber las irregularidades del terreno.
Esto sobre todo tiene dos consecuencias muy positivas para los ciclistas. Por un lado tenemos la comodidad. Al tener un elemento que va absorbiendo las irregularidades, no lo tiene que hacer nuestro propio cuerpo, por lo que se evita cansancio y dolores sobre todo en los brazos y en la espalda.
Por otro lado cumplen la función de seguridad. Al irse adaptando al propio terreno el agarre de la bicicleta va a ser muy superior que llevando una horquilla rígida. Además también se gana en seguridad en las frenadas.
En todas las horquillas podemos ajustar parámetros como el rebote, para que se adapte perfectamente a nuestras preferencias de conducción sobre la bicicleta.
Cuándo bloquear la horquilla
Todas las horquillas de suspensión de las bicicletas de montaña pueden bloquearse. Este bloqueo puede realizarse mediante una ruleta instalada en la parte superior de la horquilla, o mediante un pulsador instalado en el manillar.
El bloque sirve simplemente para que este componente se quede rígido. Cuanto más rígida sea una bicicleta más reactiva es y menos fuerza se disipa. Es interesante utilizar el bloqueo cuando vamos por asfalto, en llano por pistas en buen estado y también subiendo.
La rigidez hará que el pedaleo sea más eficiente, ya que habrá menos disipación de energía que si vamos con la horquilla desbloqueada. Y también es recomendable utilizar el bloqueo siempre que nos pongamos de pie sobre la bicicleta.
El propio balanceo que hacemos de la bicicleta hacia los lados cuando vamos de pie es mucho más eficiente cuando el bloqueo está activado.