El virus de la influenza y la bacteria neumococo producen una infección respiratoria grave tipo neumonía, que pone en peligro la vida. Ambas son muy contagiosas de persona a persona, por el aire expulsado o por las secreciones de boca, nariz o bronquios de los enfermos. Los adultos mayores son los que están en mayor riesgo de complicaciones por estas enfermedades, contándose en miles los que requieren hospitalización y de ellos al menos un 30% morirá; por ello son la 4ª causa de muerte en el mundo de los mayores de 65 años. Otras enfermedades del corazón o riñón, diabetes, parkinson, etc., aumentan el riesgo de enfermar, complicarse o morir. La más peligrosa es la influenza que puede afectar varias veces a lo largo de la vida por la gran variedad de virus existentes; de ahí las epidemias.
La influenza simula un resfriado común; en poco tiempo la persona enferma seriamente, con fiebre alta, tos seca, malestar general, dolor ardoroso en el pecho, dolor de cabeza y garganta. Se debe guardar reposo y tomar muchos líquidos. La alerta para hospitalizar de inmediato al enfermo es la dificultad para respirar. Ante la duda es preferible consultar al médico o acudir al hospital.
La mejor manera de prevenir estas infecciones es mediante la vacunación. La vacuna de la influenza se hace con los tipos (cepas) de virus inactivados (muertos) que las autoridades consideran causaran la enfermedad en el invierno siguiente. Al cultivarse en embriones de pollo, las personas alérgicas al huevo pueden tener
reacciones que impidan su aplicación. Hay otras vacunas de virus vivos que no están recomendadas para los adultos mayores.La vacuna debe aplicarse anualmente, vía intramuscular en el brazo, a partir de agosto y durante el invierno; la protección es por 10 meses.
Recordar: en el hemisferio sur la influenza estacional ocurre de abril a septiembre y todo el año en los trópicos. Es necesario llevar un Carnet de vacunaciones.
La vacuna anti-neumococo se prepara contra 7,13 o 23 variedades de bacterias. Su efectividad aumenta conforme aumentan los tipos incluidos en ella, aunque su costo también se incrementa. La protección es duradera; si se cuenta con la vacuna de 23 valencias se debe vacunar (nuevamente) a los mayores de 65 años y su aplicación debe ser única; con las otras vacunas debe ser cada 5 años.
Las vacunas pueden administrase simultáneamente, siempre y cuando se realice con jeringas y agujas diferentes y en lugares diferentes; por ejemplo, una en cada brazo.
Muy Importante: se recomienda vacunar a familiares, principalmente niños (desde los 6 meses), al personal de salud y a cuidadores de adultos mayores para disminuir en ellos la frecuencia de estas enfermedades y sus complicaciones. Cuando se tenga una enfermedad aguda con fiebre y malestar, deberá esperarse a que se resuelva este problema o enfermedad y luego vacunarse.
Importante: La vacunación no produce ni resulta en la enfermedad que se quiere prevenir; los cuadros de enfermedad respiratorio pueden coincidir con ella. La vacunación no cambia la aparición de molestias y problemas respiratorios durante el invierno. Esto no debe de influir en la necesidad de protegerse mediante la vacunación.
Autor:
Dr. Enrique Vargas Salado
Médico Geriatra
Profesor Titular, Departamento de Medicina y Nutrición - Campus León de la Universidad de Guanajuato
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