Eso que llamamos amor, es tan particular que hasta se estudia en los institutos. No, en serio. No hablo de incursiones adolescentes en el mundo del sexo. Me refiero a que los alumnos del primer curso de la ESO se aplican en conocer ese sentimiento desde un punto de vista filantrópico y altruista. Valores Éticos llaman a la asignatura en cuestión.
Desafortunadamente, algunas veces a determinados políticos, no sé si por la edad o por qué en la LOGSE el amor no era curricular, les falta el valor y la ética para mantener la testosterona al margen del cargo. Sonados casos como el trío sentimental entre el que fuese alcalde de Marbella, Julián Muñoz, su ex esposa y la folclórica Isabel Pantoja, que dio con los tres en prisión; o el de la enamorada infanta Cristina a quien la sangre se le tiñó de rojo pasión para seguir a pies juntillas las directrices empresariales de su esposo y terminar ambos sentados en el banquillo de los acusados, nos llevan ahora hasta el tuitero concejal de Fuencarral-El Pardo que ha colocado por libre designación a su ex en un puesto de confianza dentro del consistorio.
La verdad es que más allá de afearle la conducta por lo poco estético del nombramiento, tengo que criticar al amigo Zapata por dejarnos a todos los españoles de su género con el culo al aire frente a nuestras parejas. ¿Un regalo de 51 mil euros? ¿Y a tu ex? ¡Hombre, un poco de fair play! ¿Pero tú te has parado a pensar en qué lugar nos dejas a los demás en pleno San Valentín? Verás, Guillermo, el resto de hombres de este país nos hemos levantado esta mañana con cariñitos, flores, ropa interior -por ver si cuela- y alguna baratija en el mejor de los casos. Y a todo esto echando cuentas de cómo nos va a repercutir la broma el resto del mes. Sin embargo, tú que a pesar de ser republicano te has acostumbrado a disparar con pólvora del rey, te despachas colocando a tu ex novia por todo lo alto. ¿Pero tú no ves la tele? ¿No has visto donde han acabado Muñoz o la hermana del Rey? ¿Pero no hs tenido bastante con el tema de los tuits?
Claro, que si lo pienso despacio, a lo mejor la culpa no es del todo tuya. Ni de Julián, ni de Cristina, ni de algún otro a quien seguramente pocos pondrían cara. Es posible que las tradiciones aún no se hayan habituado a los nuevos tiempos y que el pequeño dios del amor necesite quitarse la venda para apuntar. Al menos para evitar que cuando lance sus flechas a un político, le acabe ensartando siempre por la cartera.
Foto: Takuma Kimura bajo licencia CC BY-SA 2.0