El arte empezó a ser parte de la vida desde la Prehistoria. Las cuevas de Altamira en Cantabria datan de unos 35.000 años de antigüedad y ya se hacía arte pictórico, pinturas rupestres para atraer una buena caza o simbolizando la maternidad.
En la Edad Antigua el arte se entendía como belleza. Poseemos obras de arte clásico de gran calidad como los templos griegos y romanos que ensalzan a los dioses.
Durante el Renacimiento vivimos la búsqueda del ser humano (Humanismo) y el ideal de belleza femenina ( tez clara, labios rojos, ojos azules, pelo rubio y sedoso…) Los grandes de la Edad de Oro fueron el escultor Miguel Ángel y el polifacético Leonardo Da Vinci.
En la Edad Media el arte era religioso con un fin educativo. Al pintor se le consideraba un artesano.
Todos tenemos algún tipo de arte. El arte es inherente al ser humano. Refleja la parte emocional del ser humano y nos llena si sentimos el vacío de la satisfacción. También traduce en cualquier tipo de obra lo que sucede en la mente donde se registran los sentimientos. Su parte más humana.
El arte es creatividad. Desarrollar algo de la nada es lo que activa las redes neuronales y así el individuo tiene menos riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas. El arte tiene un componente neuroprotectora y ayuda en la reserva cognitiva. Pero no solo el artista activa una serie de circuitos cerebrales sino que el consumidor activa otro tipo de circuitos cerebrales. Se activan nuevas conexiones neuronales y se desechan viejas. El cerebro se conserva y se protege.
Existe una conexión entre el arte y el espectador. La obra del artista nos hace llorar, reír, recordar, sentirse identificado,es decir, despierta en nosotros sentimientos y nos hace sentir más vivos. Además tiene la propiedad de hacernos desconectar de la realidad que puede llegar a ser tóxica y hacernos pasar momentos de disfrute y satisfacción lo que es muy bueno para la salud.
El impresionismo, por ejemplo, es la emoción de la Naturaleza. La luz a medida que avanza el día y cómo va cambiando. Muestra con extrema sutileza cómo siente emocionalmente la Naturaleza.
Cuando una persona se deleita con una obra de arte no solo disfruta sino que ejecuta conexiones que tanto para el artista como para el consumidor de arte son neuroprotectoras.
Es por esto que se recomiendan las actividades creativas para el mejor funcionamiento del cerebro.
Los artistas tienen una vejez mucho más saludable y llegan a más edad. Su esperanza de vida está por encima de la media.
Cuando disfrutamos de una obra de arte se produce una descarga de serotonina y dopamina unas sustancias cerebrales que nos provocan una intensa oleada de placer. Además nos hace olvidar la muerte y la tristeza.
En nuestra vida diaria todos hacemos algún tipo de arte. La cocina es un arte, el estilo de vestir es arte (cuando combinamos colores y tejidos), cuando decidimos ir a un sitio u otro (porque imaginas y así es como se crean las redes neuronales y la sinapsis) y la fantasía nos arranca de la cruda realidad y nos hace muy felices, como ya hemos dicho, se libera dopamina y serotonina. También ayuda en el estrés y la depresión.
Arte terapia: recomendada para prevenir el deterioro cognitivo. No importa que lo que creemos (dibujo, cuento, escultura) sea bonito o feo. El objetivo es sentir placer cuando desarrollamos la actividad. Sentirse bien.
La fantasía es importante para la razón. En la ciencia imaginamos y, a través de la fantasía, se elaboran hipótesis que aluden a argumentos y comprobaciones, es decir, a la razón.
El arte es pura emoción. Refleja los estados de ánimo de los artistas.
Nos ayuda con las enfermedades (hipertensión, diabetes, problemas cardiovasculares) ya que los olvidamos favoreciendo el estado de ánimo que es registrado en los neurotransmisores.
El arte es mejor que los fármacos. Produce el mismo efecto que las drogas y no tiene efectos adversos.