8 enero 2014 por prosperaenmedio
Llegó el momento, aquel niño del que les hablabahace unos años ya está metido de lleno en la pubertad. Sí, tengo un hijo adolescente. Mi actitud no ha cambiado, me niego a seguir los cánones y a reafirmar las frases que se repiten hasta la saciedad sobre los chicos que atraviesan esta etapa. Procuro llevar cada nueva situación de la mejor manera, intento respirar hondo, escoger las palabras adecuadas, tener paciencia y contestarle con todo el amor que soy capaz de encontrar en ese momento.
Pero esto no siempre es posible. Hay ocasiones en las que una especie de monstruo me invade, me deja incapacitada mental y verbalmente y me obliga a decir auténticas barbaridades con una voz gutural endemoniada. Mi cara cambia, los ojos se me salen de las orbitas hasta casi reventar, la nariz se me ensancha y comienza a emerger una suerte de fuego infernal que parte desde la boca del estómago llegando hasta mi cabeza y estallando en una tormenta de truenos y relámpagos. En ese momento no soy yo la que habla, soy incapaz de controlar lo que digo y cómo lo digo,

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estoy agazapada en un rincón de mi mente asustada de lo que presencio… Esto suele durar unos minutos no más, luego recobro el tipo poco a poco, como Hulk, y regreso a la normalidad. Me repongo del trance y pido disculpas.
Para los que se han alarmado y están teléfono en mano dispuestos denunciarme a protección del menor, quiero tranquilizarles, a mi hijo el monstruo no le asusta en absoluto. Él se da la vuelta, me mira de reojo y me suelta: “¡Ay mamá!” o “¡Qué pesada!” según la ocasión y se queda tan ancho.
Quiero pensar que se trata del proceso normal que pasamos todos los padres de adolescentes, ¿verdad? Es así, ¿no? ¿Hay algún padre de un adolescente en la sala? ¿Un psicólogo tal vez?