Ramón Lobo
“Al alejarse de Delmas, de Puerto Príncipe, de Haití y de estos cuadernos, el reportero no puede evitar sentirse un poco traidor. Les deja abandonados en su pobreza, confiando exageradamente en nosotros y en la capacidad y promesas de nuestros dirigentes. Cumplida su tarea regresa aparentemente inmune a su mundo de comodidades, pero sabe por experiencia que hay cosas que jamás se llegan a olvidar.”
Más en “Linda y Beewolf no tienen una casa como la nuestra”.
Hay letras, actitudes y compromisos éticos que dignifican y engrandecen cualquier premio otorgado.
Enhorabuena, maestro.