En conversaciones entre académicos que nos desenvolvemos en la vida universitaria, especialmente procedente de las universidades privadas calificadas como las mejores del país, hay coincidencias en cuanto a una serie aspectos, entre los cuales citamos:
1. El bajo nivel de los estudiantes que reciben esas universidades, especialmente en manejo de la gramática castellana, en matemáticas y en ciencia.
2. El poco compromiso que parecen tener la mayoría de esos estudiantes con su propia formación, con la familia y con la sociedad.
3. El poco respeto al tiempo y al dinero, desconociendo que el primero es irrecuperable y el segundo si no se reproduce se agota
Estos constituyen algunos de esos puntos en que tenemos conicidencias. Creemos que en todos ellos la familia es quien debe jugar un papel determinante para cambiar muchas de esas cosas y otras tantas que abodaremos más adelante. Veamos en forma resumida nuestro parecer.
Muchas familias pagan centros educativos muy caros y no se aseguran de que el producto que le están devolviendo y que llegará a las universidades tengan la formación educativa y la madurez necesaria para enfrentarse a las exigencias académicas.
También se esperaría que las universidades, utilizando los datos estadísticos que disponen puedan comunicarlos a los centros educativos de donde han provenido esos estudiantes, haciéndole las observaciones necesarias en cuanto a los resultados, en caso que estos no le sean favorables, y si esta situación se mantiene, no admitir estudiantes de esos centros.
Si no se toman medidas drásticas seguiremos siendo los malos de la película los profesores más exigentes y los que se sienten más identificados con la formación acedémica de esos estudiantes y por consiguiente el desarrollo de la sociedad y por supuesto las universidades.
Otras de la preocupaciones que compartimos es el poco compromiso que muestran la gran mayoría de los estudiantes con su propia formación, esta situación es mucho más acentuada en el sexo masculino que en el femenino, bastaría analizar los resultados obtenidos en materia de lauros académicos en las diferentes ceremonias de graduación de las universidades, eso es altamente preocupante, pero parace que nadie le quiere poner el cascabel al gato.
Nos parece que los principales proveedores económicos de la familia entienden que lo están haciendo muy bien o en forma deliberada prefieren esa forma de crianza y educación, es como para quitarselos de encima. He visto estudiantes que han caído a prueba académica y al siguiente semestre se pasean en un vehículo de lujo, simplemente fueron premiados por su bajo rendimiento.
Ahora la situación se está agravando con la llegada de los BB, porque muchos quieren conducir un vehículo al mismo tiempo que reciben y envían mensajes, ya se han regisrado accidentes, otros prefieren discretamente chatear con alguien en lugar de atender a su clase, luego la universidad y el profesor son los culpables de su desgracia.
Recientemente tenía cinco puestos de trabajo de cuatro estudiantes en el laboratorio, una estudiante estaba embebida con su BB, mientras los demás trabajaban, me le acerqué y le dije que por favor en la próxima clase me trajera una copia de manual del aparato para ponerle el examen final de ese material.
No entiendo porque hay que complacer en todo, muchos tienen el temor a que si no lo hacen podría perder el cariño del hijo, hija o su pareja, si ese es el precio que hay que pagar por ese falso cariño o ese falso amor, es preferible estar solo, total la voz del silencio termina siendo más enriquecedora para alcanzar esa ansiada paz esperitual y felicidad que gastar dinero en la supuesta formación de una persona irresponsable consigo mismo, con la familia y con la sociedad.