La sonrisa del bebé es muy especial, crea nuevos lazos de apego con sus padres. Las primeras sonrisas son reflejas y espontáneas, aunque después se empiezan a convertir en selectivas.
El bebé suele sonreír a partir del mes, de hecho si después de la octava semana de vida no sonríe es necesario comunicarlo a un pediatra. Es entre el primer más bien hacia el segundo mes cuando el bebé empieza a sonreír ante estímulos externos, como puede ser la cara de su madre.
En las primeras semanas se puede observar una primera sonrisa fugaz e incompleta. Las primeras sonrisas se pueden provocar mucho más fácilmente tocando las mejillas del bebé. También suelen aparecer sonrisas mientras el bebé está durmiendo, aunque será más consciente durante el primer mes de vida por medio de la sonrisa social selectiva.
Aunque en realidad el bebé sólo empieza a sonreír cuando se encuentra preparado para ello, cuando siente que ya puede sonreír, cuando le sale naturalmente.
Para favorecer que el bebé sonría es necesario que se le estimule para la risa. Se recomienda hablar en diferentes tonos, jugar con él, hacerle caricias, divertirlo, hacer caritas, etc. El bebé necesita muchos estímulos, tanto para la sonrisa como para interpretar todo lo que le rodea, para crear vínculos afectivos.
Las sonrisas del bebé son muy importantes ya que confirman la normalidad del cerebro en desarrollo del bebé y también el propio desarrollo del bebé. Además, son muy especiales para los padres, tanto cuando contemplan las primeras sonrisas como cuando el bebé sonríe porque empieza a reconocer caras familiares o cuando responde a los estímulos que le han propiciado. Es un momento especial que no se quieren perder los padres, por eso adquiere tanta importancia.
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