Uno de los aspectos que más me sorprende cuando veo imágenes antiguas de Madrid, especialmente en los años cuarenta y cincuenta, es lo arreglada y apuesta que iba siempre la gente. Daba igual que tuviesen más o menos recursos, todos se colocaban sus mejores galas cuando se trataba de ir al centro. Sus gabanes, sus sombreros, sus trajes. Con mayores o menos recursos pero todo trataban de regalar su mejor versión a la hora de salir a la calle. Nada que ver con nuestros tiempos, como cualquiera que se dé un paseo por ejemplo por la Gran Vía, habrá podido comprobar.
Tiempos atrás, las excelentes maneras y el buen vestir fueron casi una obsesión, tanto que incluso se prohibió que los madrileños tuvieran el "mal hábito" de ir por la calle en mangas de camisa. ¿Os imagináis lo que tenía que ser esto durante los meses de verano con temperaturas muy por encima de los treinta grados? Para hablar de esta prohibición nos tenemos que volver a los tiempos del mandato de José Moreno Torres. Durante los seis años que estuvo al mando del Ayuntamiento de Madrid (1946-1952) dejó evidencia de su obsesión por la decencia en el vestir de los madrileños y madrileñas. Tanto que en uno de sus bandos fue así de radical y explícito. Nada de mangas de camisa en lugares públicos:
Algunas personas, porque les estorba la prenda, se quitan las americanas en cafés y otros locales comerciales sin ningún respeto para sus conciudadanos. El municipio espera que el tono de advertencia del bando sea suficiente, ya que, de no ser así, se procederá por los agentes de mi autoridad contra los que se queden en mangas de camisa.
Pero aquí no quedó la cosa y es que Moreno Torres puso como obligatorio que, cuando salieran de fiesta, los hombres deberían de usar, sí o sí, corbata. Daba igual en que mes del calendario estuvieran. La corbata era una prenda obligada y, como muchos madrileños a veces no caían en ello, en las salas de fiesta solía haber un servicio de alquiler de corbatas, a precio de una o dos pesetas.
Con este tipo de secretos y curiosidades uno se da cuenta lo mucho que han cambiado los hábitos y las formas de los habitantes de Madrid con el devenir de los años. Hace setenta años ir en mangas de camisa era visto algo ofensivo y punible, hoy es símbolo casi de elegancia y distinción.