En la mayoría de situaciones cotidianas es innecesario gritar y si no existen razones valederas para elevar la voz, entonces se considera un acto de mala educación.
Razones válidas para gritar:
- La distancia entre dos personas es grande y hay que elevar la voz para ser escuchado:
Si una persona se encuentra lejos y por alguna razón no está disponible un medio de comunicación más efectivo como un teléfono móvil o radio comunicador, es normal que una persona grite para ser escuchada.
- Alguien se encuentra en peligro y el grito es una señal de alerta:
En los casos en que una persona está cerca de un peligro inminente como pisar una zona inestable, exponerse a la radiación, moverse a una zona sin el equipo de protección personal adecuado, etc. Entonces es válido gritar, porque de esa manera la persona reaccionará de manera inmediata y prestará atención para poner sus sentidos en alerta y así salir de la zona de riesgo.
- Si una persona está paralizada debido a un gran impacto emocional:
El impacto emocional de cierto evento puede dejar a una persona en una especie de “shock”, si no hay reacción al tono de voz normal, se puede gritar e incluso dar un pequeño golpe para que la persona retorne a la realidad, estas situaciones son excepcionales.
- Los gritos sirven para crear una energía colectiva positiva:
Esto se observa en el entrenamiento militar, los cánticos y gritos de frases motivacionales ayudan a crear un entorno favorable para cumplir las misiones, elevar el ánimo y distraer la mente de forma inteligente con el propósito de experimentar el dolor con menor intensidad.
Razones no válidas para gritar:
- Se quieren lograr objetivos por medio de la imposición:
La persona impositiva es común que recurra a los gritos, porque al levantar la voz busca generar algún tipo de intimidación y en base a temor lograr que los demás cumplan su voluntad. Los gritos en esos casos solo generan resentimientos, enojos, indisposición y un pésimo ambiente. El peor recurso que una persona puede utilizar para hacer que otros se muevan son los gritos, esto al final tendrá repercusiones muy negativas.
- El que siembra gritos cosechará gritos:
La gente mal educada se encuentra con otras personas que están en una mala sintonía de ideas, quien grita a los demás se encuentra a gente que también le gritará. A esto se le puede llamar karma, mala programación de ideas, ley de la atracción, causalidad, etc. Todas esas teorías son válidas, por eso cada persona debe tratar a los demás tal y como desea que lo traten.
- Suponer que las personas tendrán más obediencia debido a los gritos:
A veces el grito funciona, porque existe un temor, pero es una forma totalmente inadecuada de conseguir la obediencia. Cada persona posee una POTENCIA MENTAL (Tecnología para la autosugestión) extraordinaria y si se utilizan palabras con amor, el resultado será que esa potencia comenzará a manifestarse y en el caso que las fallas se presenten, hay que abordarlas con serenidad y con una crítica constructiva.
En lo cotidiano de las relaciones interpersonales no son necesarios los gritos, sino que hablar con serenidad, educación y mucha altura. Se puede ser firme sin la necesidad de gritar, tan solo hay que dar las directrices apropiadas y que cada persona conozca las reglas.
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Edilberto Azcona
Experto en técnicas para el mejoramiento de las relaciones humanas, el arte de enamorar, autoestima y los factores que condicionan el éxito en relaciones interpersonales de cualquier tipo.
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