Revista Infancia

¿cuando fue la última vez que alguien te dijo “te amo”?

Por Janeth
¿CUANDO FUE LA ÚLTIMA VEZ QUE ALGUIEN TE DIJO “TE AMO”?

“La infancia muestra al hombre, como la mañana muestra el día.”

(John Milton)

¿Recuerdas qué se siente cuando alguien te abraza, te toma de las manos o simplemente te ve a los ojos y te dice “Te amo”? ¿Recuerdas lo hermoso que es que esas palabras salgan de alguien a quien amas o admiras? El cosquilleo en el estómago, las ganas de seguir viviendo, la sensación de ser querido, de importarle a alguien, de ver todo con la gracia que adquieren las cosas sencillas cuando se ama y se es amado. Visualiza la situación y estoy seguro que sentirás paz, alegría, tu visualización será grata….puedo dar fe de eso.

Por otra parte ¿Recuerdas la última vez que alguien te gritó? ¿Te recuerdas sintiendo terror e impotencia en alguna situación? ¿Alguna vez alguien se ha reído de ti sin que puedas defenderte? ¿Te han golpeado (en tu vida adulta) sin que puedas hacer algo al respecto? (Espero que no) ¿Alguna vez alguien a quien amas te ha hecho daño? ¿Sabes lo que se siente en un momento así? Si lo visualizas….¿Qué sientes?.....¿Impotencia? ¿Rabia? ¿Dolor? ¿Un sentimiento de traición? ¿Odio mezclado con sumisión?.....estoy seguro de que la visualización no va a ser nada grata.

Ambas visualizaciones describen, cada una por su lado, la situación emocional de un niño que es muy amado y de un niño que es maltratado bien sea física, psicológica o moralmente por sus padres y demás adultos allegados a su entorno. En ambas situaciones las personas que infligen el abrazo y el castigo son personas a quienes se les ama y admira. En el primer caso las caricias y palabras recibidas alimentan y multiplican el amor y la admiración por ese superhéroeo semidios llamado papi, mami o el familiar de donde provengan; mientras que en el segundo lo que crece es la sumisión y el mal llamado “respeto”, acompañado de un dolor profundo y un resentimiento disfrazado de mil emociones, preguntando una y otra vez como un eco en el vacío “¿por qué me hace daño?” “¿será que me lo merezco?” “entonces ¿le amo o le odio?”

Los recuerdos de nuestra primera infancia nos acompañarán de por vida, bien sea consciente o inconscientemente. De ellos dependerá nuestra de forma de reaccionar ante diversas circunstancias, nuestra forma de pensar, de socializar, nuestro carácter y hasta nuestra salud mental y física. Esto no quiere decir que sea limitativo de por vida, ya que el ser humano tiene libre albedrío y puede cambiar lo que sea cuando sea, si se lo propone. Pero está más que comprobado que esta primera etapa de nuestra vida es crucial; yo diría que es algo así como nuestro software básico. A lo largo de los años, reinsertaremos y desecharemos programas nuevos y viejos, pero siempre sobre nuestro programa básico.

Tus hijos van haciendo su programa básico desde que están en el vientre. Por eso es tan importante el bienestar emocional y la tranquilidad de la madre embarazada y de su entorno. El bebé en su vida intrauterina ya está como una esponjita, absorbiendo todo lo que a través de su madre siente y escucha. Al nacer comienza a observar, escuchar, identificar, asociar e interactuar con su entorno, y la parte de su entorno que más influencia tiene sobre ellos eres tú. No solamente contribuyes a su programación básica con lo que les haces o les dejas de hacer, sino que también tu conducta, tus palabras y tus reacciones son observadas, sentidas y copiadas en su totalidad. Ellos andan observando todo y basándose en eso para ir a su vez creando su realidad.Incluso aquello que sientes y no expresas es perfectamente percibido por estos pequeños super observadores.

Basándote en esto y tomando como referencia las dos visualizaciones que te sugerí al inicio de este artículo, ¿Cuál te gustaría que sea la programación básica y el tipo de recuerdos que tengan tus hijos o los niños que estén creciendo en tu entorno? Si te quedas con la primera opción (espero que sea esa la de tu agrado) ¿Qué estás esperando? Sal corriendo ya…..agarra a esa criatura, abrázala, amapúchala (como decimos en mi país), mírale a los ojos y exprésale con toda tu alma: “Te amo”………y por favor……que ese sea tu eco…….

Por Elvis Canino


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