Ultimamente he leido que diferentes madres blogueras refieren que su manera de entender la crianza está en el término medio, huyendo de los extremos y posicionandose en el centro de estos.
Y aunque me parece una opción muy respetable, no la comparto en absoluto (al menos la terminología que se utiliza para referirse a ello) y os explico por qué:
Cuando se habla de crianza suele hablarse de dos corrientes:
- La crianza tradicional, basada en la creencia de que criar es normativizar, que impone al niño una serie de normas y creencias que consideramos las correctas (comer determinadas cosas a determinadas horas, dormir y comportarse de una determinada manera, etc)
- La crianza natural, que confía en la sabiduría de la naturaleza, dejando así que el niño desarrolle su propia naturaleza...Presupone que hay determinados aspectos que son innatos en el ser humano y que se desarrollarán de manera natural sin necesidad de interferencias por nuestra parte.
Yo, supongo que como la mayoría, he desarrollado mi particular manera de criar, pero no lo he hecho de manera aleatoria. Mis principios y mi manera de entender la vida y el mundo hacen que esté a favor de los valores que promueve la crianza natural, porque es una crianza congruente con mi manera global de entender el mundo. No es fruto de modas ni caprichos...bajo mi punto de vista es simple y pura coherencia conmigo misma.
El hecho de no consumir exclusivamente alimentos ecológicos, comer carne y vacunar a mi hijo, entre otras cosas, no me hacen sentirme en el centro ni en el término medio de nada por varias cosas...
Primera porque no está escrito en ningún sitio que el tema de la vacunación esté relacionado estrictamente con la manera de criar (es un tema muy complejo, que depende también de otros factores) ni tampoco lo que comemos o dejamos de comer.
Criar es criar, y, aunque por supuesto, la manera en la que criamos tiene que mantener una coherencia con la manera en la que vivimos y entendemos el mundo, no se pueden mezclar churras con merinas y meter un poco de todo en el saco.
En segundo lugar, no puedo evitar que esto del término medio o del centro me suene un poco a política. Y como me suena a eso, pongo la política de ejemplo para explicar porqué no me gusta:
Siempre han existido izquierdas y derechas...la izquierda, basada ideológicamente en la defensa de los derechos de los trabajadores y de las clases menos favorecidas, y la derecha, basada en la defensa de las estructuras tradicionales de la sociedad, apoyandose en las clases mas privilegiadas y favoreciendolas.
Ahora se han puesto de moda los partidos que se autodenominan centristas, que supuestamente buscan alejarse de los extremos y por lo tanto de toda ideología, con el fin de llegar a todos, de ser equilibrados y neutros. Picotean de aquí y allá segun su conveniencia, sin basarse ni en ideologías ni en valores, más que el beneficio propio. Se apropian de lo que consideran bueno de uno y otro bando y lo hacen suyo. Critícan a los extremos pero se apropian de sus ideologías a su conveniencia, llevandolas a su terreno y sin aportar nada nuevo ni propio. Porque si nos paramos a pensar...que aportan los supuestos políticos centristas? como se definen a si mismos? que ideología defienden? ni aportan, ni se definen ni defienden nada; viven el una especie de limbo en el que, bajo la autodenominación de centro todo vale y en el que mojarse e implicarse son riesgos absurdos que no quieren asumir.
Y en tercer lugar, pienso que en ocasiones no es posible estar en el medio por una sencilla razón: estar en el medio implica estar a mitad camino entre dos posturas, que en muchas ocasiones son irreconciliables. Por ejemplo, como puede haber un término medio entre el colecho y el método Estivill? como alguien puede defender que ambas cosas valen o son aceptables? es imposible...o crees que aplicar estos métodos es bueno o crees que el respeto hacia los niños y sus ritmos lo es, no se puede hacer un mix.
Lo que si que se puede, y creo que a esto es a lo que se refieren algunas madres blogueras en sus posts, es huir del dogmatismo. Yo también creo que es bueno definir la vida de uno en función a los parámetros que cada uno a nivel personal consideremos válidos, pero esto no implica renunciar a una ideología, ni ser pragmatico.
Se puede estar a favor del colecho y no practicarlo cada día. Esto no implica que estemos a favor de Estivill...pensamos que el colecho es positivo, pero en nuestro día a día, por las razones que sean, hemos tomado la determinación de no practicarlo, o no hacerlo siempre.
Se puede estar a favor de la lactancia y pensar que indudablemente es lo mejor, pero no haber amamantado dos años o más...existen muchos motivos, razones y situaciones, y creo que hay que ser tolerantes y respetuosas con ellas. Pero esto no implica que defienda que el biberón es mejor, o que me de lo mismo una cosa que otra.
Por estas razones y muchas otras más, considero que mi postura en relación a la maternidad y la crianza no se encuentra en el medio. Sinceramente, creo que ese punto medio, en muchas ocasiones no puede existir.
En cambio, lo que si me considero es alejada de dogmatismos y absolutismos, capaz de entender y aceptar que en la crianza y en la vida hay muchos matices y que no todo tiene por qué ser blanco o negro (lo que no hace que me posicione sistemáticamente en el gris).
Y con este post no pretendo hacer una crítica a aquellos que se posicionan de manera diferente a mi, solo quiero mostrar mi opinión y dejar claro que, bajo mi punto de vista, todos estamos posicionados, en un lado o en otro y que no es extremista quien tiene determinadas ideas, aunque puedan resultar extremas, sino que lo es aquel que es irracional, fanático y carente de capacidad de aprendizaje y dialogo.
El radicalismo no está en las ideas, sino en las actitudes.