Jesús envió a setenta discípulos a diferentes ciudades a predicar el mensaje de Dios con ciertas instrucciones. Una de ellas es la que más extraña, pues les prohibió saludar a cualquier persona que se encontraran en el camino (Lucas 10:4). ¿Por qué Jesús les ordenó esto? A simple vista pareciera como algo antisocial en la obra de anunciar el mensaje de Dios, pero la explicación radica en las costumbres y tradiciones judías.
Los saludos de aquellos tiempos eran bastantes largos. Al encontrarse en el camino, los judíos se saludaban con un largo shalom (paz), doblegándose desde la cintura hacia el lado derecho y luego lo repetían hacia el lado izquierdo. Luego acostumbraban a conversar amistosamente sobre los asuntos que le sucedían en el día. Cuando terminaban de hablar se saludaban como al principio. Estas rutinas solían duran media hora o más.