“Los arquitectos deben saber interpretar las evoluciones de su época y vivir su propio tiempo”. Renzo Piano
Hacia fines del siglo XIX, Charles Pathé y sus hermanos crean una compañía dedicada a la difusión de la cinematografía y a los productos de audio; logrando la producción de un importante catálogo de películas que se exhiben en salas de teatro; posteriormente, en los años siguientes desarrollan también aparatos de proyección de diferentes formatos según el público al que estaba destinado.
En su extensa y vasta historia de producción cinematográfica, de distribución, de derechos de compra, etc; el cine será el eje de su existencia. Hasta que finalmente se crea en al año 2006, la Fundación Jérôme Seydoux-Pathé, destinada a conservar y fomentar el interés por su vasto patrimonio, que incluye sus películas, sus variadas colecciones, equipos, objetos de cine, publicaciones, libros, etc.
La nueva sede se ubica en la rive gauche de la ciudad de París, en Avenue des Gobelins del distrito XIII, una zona residencial definida con el urbanismo de Haussmann; en un sector próximo a la Place d’Italie y a la École Nationale Supérieure d’arts et métiers, entre otros.
Allí funcionaba a mediados del siglo XIX un teatro, del cual Renzo Piano sólo conserva su fachada, que se destaca por las dos figuras esculpidas por Auguste Rodin en 1869; la comedia (figura femenina) y el drama (figura masculina).
El nuevo edificio, se define con una estética contemporánea, pero que sólo es visible una vez que se ha atravesado el ingreso y su foyer.
Así, desde su fachada de ingreso, se puede distinguir apenas un particular volumen semicurvo, que aparece a modo de “caparazón” y que se muestra recién al llegar a una segunda piel, una nueva fachada resuelta con una gran superficie vidriada.
El planteo arquitectónico se resuelve en siete niveles: en planta baja y en el subsuelo, Salas de exposiciones temporales y la Sala de proyección Charles Pathé para setenta espectadores, donde se exhiben películas de cine mudo.
En el primer piso, la Galería de equipos, cámaras y proyectores, desde los más antiguos hasta los pertenecientes a la década del 80; en el segundo y tercer piso se presentan las Colecciones de la Fundación, donde se conservan documentos y archivos de la compañía Pathé y de otras empresas cinematográficas; con bibliotecas que atesoran la extensa y vasta historia del cine, a través de las publicaciones, publicidades, gráfica, catálogos, películas, etc.
En el cuarto y quinto nivel, se organiza el Centro de investigación y documentación, con oficinas para los miembros de la Fundación y sectores para consultas de estudiantes o investigadores.
Este último piso, se destaca por su gran cubierta, una bóveda que se convierte en la protagonista del espacio, armada con una estructura de madera y acero que alternan con piezas translúcidas de vidrio, las que favorecen la iluminación natural durante el día y se transforma en una caja de luz en la noche.
Cabe mencionar además, cómo los lugares de transición en planta baja, conducen a un austero jardín posterior con abedules, donde la arquitectura y la naturaleza, se encuentran con un profundo silencio como testigo.
La nueva obra se inserta con un claro planteo de contraste y a la vez de vinculación con lo viejo-existente, mediante su contundente forma curvilínea, que se despega del suelo y de sus límites, se oculta detrás de la antigua fachada y permite así: dar continuidad espacial desde la calle hasta el patio interno, mantiene las condiciones de iluminación y ventilación de las próximas construcciones vecinas y se muestra en su totalidad sólo hacia su interior ya sea en el foyer o en el jardín; con sus miles de láminas de acero perforadas.
En ella, la dualidad está manifiesta de diferentes maneras…se trata de una arquitectura orgánica en su exterior y que en su interior tiene un clara resolución funcional y espacial; que recurre a una cuidadosa y compleja tecnología en su estructura y a la vez a la sencillez constructiva en sus espacios de los pisos inferiores y es un ejemplo de cómo intervenir en un patrimonio consolidado, sin buscar rivalizar, con una obra que prefiere sólo “asomarse” en la ciudad priorizando los valores históricos y artísticos de una fachada del siglo XIX.
Dolores Gómez Macedo, 2015©
Fotografías: ©Dolores Gómez Macedo
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