Pues eso mismo: “Cuando la Champions League era un premio, una recompensa, y no una obligación”. Muchos aficionados españoles vivimos cegados por esa Copa plateada de grandes asas pensando cada año que tiene que ser nuestra sí o sí. Esa misma reflexión la hacía Mister Chip hace un par de semanas en su twitter. Y la verdad, qué razón llevaba. Parece que en España nos hemos adueñado de la frase ¿a qué quieres que te gane? y lo hemos hecho extensible al torneo de clubes más prestigioso del mundo. Pero ¿quiénes somos para pretender tal cosa?. Quería compartir con vosotr@s esta pequeña reflexión.
Este año Alemania le ha dado a Real Madrid y F.C Barcelona una lección importante de fútbol y trabajo, una lección extensible a todos los conceptos futbolísticos. Borussia y Bayern ganaron en el terreno de juego una eliminatoria cimentada en equipos confeccionados con “pocos” millones de euros y gente joven en un entorno económico interno saneado. Son equipos creados para ganar títulos lo cual no significa que directamente accedan a ellos. Deben trabajarlos partido a partido. Pero como todos al fin y al cabo. La cuestión es cómo encarar las distintas competiciones.
En España, llega el verano y contamos los días para oír a alguien del entorno madridista o barcelonista la frase: “Este año aspiramos a todo”. Y no hay duda de que debe ser así, aspirar a todo. Es un concepto puramente competitivo pero que se pervierte fácil. Parece que ya, o se gana la Champions o la temporada es un fracaso o una decepción. Tan exagerada se ha vuelto la situación que el Título de Liga del F.C Barcelona ha pasado de puntillas. Por favor, ¡es un título nacional!, y el viernes se juega la Copa del Rey el Real Madrid, la “excusa” blanca para no hablar de un fracaso de año. En Europa mientras tanto, infinidad de equipos se juegan las castañas en sus distintas competiciones domésticas y luchan por entrar en Champions y cada triunfo es dignamente recompensado ¿Por qué?, porque es un logro, no una obligación.
Hay quien dirá que la historia del Madrid y del Barça así lo exige pero… ¿Seguro? El F.C Barcelona no ganó una Champions hasta 1.992 y el Real Madrid pasó más de treinta años sin revalidar el Título. De hecho, en éste último caso se me ocurren varios ejemplos sangrantes: Los madridistas todavía recuerdan con cariño (y tristeza obviamente) la final de Copa de Europa perdida en 1981 frente al Liverpool y la semifinal de 1988 frente al PSV Eindhoven. No ganaron la competición ni siempre estuvieron en las rondas finales pero el Real Madrid de los 80 cosechó trofeos, una enorme popularidad y se considera una de las épocas más exitosas de la historia del Club. Ahora en cambio, tres semifinales seguidas son una obligación y una constante decepción y se llega a la osadía de fichar a un entrenador para ganar la Champions y que se marcha sin haberla ganado. ¿Qué podía esperarse? La Champions no se gana con un chasquido de dedos ni con fórmulas mágicas.
Este año, el Málaga F.C ha enseñado el camino perdido a todos los aficionados. Nos ha recordado que la Champions League es diferente, que hay tantos equipos buenos y es necesaria tanta suerte que irremediablemente ganarla sólo puede considerarse un logro, no una obligación, porque quien cree ésto último le quita el valor que verdaderamente tiene la competición y autoasume un papel protagonista que ahoga el placer de las grandes noches europeas porque simplemente “lo hace porque tiene que hacerlo”. Esperemos que tal idea cambie.
DAVID ABELLÁN FERNÁNDEZ