Revista Diario
Corren aires nuevos para la maternidad. Por suerte, creo yo. En mi humilde opinión. Volvemos a los orígenes más puros y naturales de lo que significa ser madre y encima con una avales científicos y publicaciones en medios de amplio alcance que hacen que nos sintamos orgullosas de haber ido en alguno (muchos) momentos, contracorriente.Hace unos días leía un artículo en el que se hablaba de un estudio científico que intentaba argumentar por qué los bebés dejaban de llorar cuando se les cogía en brazos. Me parece fantástico que unos estudiosos con bata y cientos de gráficos, por fin, nos den la razón. Que sí, que lo tienes que coger. A tu bebé cuando llora. Porque cuando una madre o un padre acuna a su bebé y este se relaja es la respuesta a un conjunto coordinado de regulaciones del sistema nervioso, motor y cardíaco. Pruebas realizadas con ratones, también para avalar científicamente algo que el instinto nos lleva gritando, desgañitándose, desde que tenemos a un bebé delante, a nuestro hijo, y dudamos entre cogerlo y consolarlo o dejarlo para no malcriarlo. Y junto con el tema de los brazos, el otro gran tema objeto de controversia de la maternidad. Por supuesto, la lactancia materna. Levantarse, abrir el periódico digital y ver en primer plano una noticia enorme sobre los mitos de la lactancia materna, (veinte, ni más ni menos) oye, como que respiras y te dices, al fin. Todos aquellos comentarios que inundan el mundo cibernético-maternal de unas locas a las que nos llaman talibanas de la teta (ahí es nada el calificativo, que no me invento, por cierto), poquito a poco van haciendo mella y se colocan en los medios de tirada nacional. Con unos cuantos links a sendos informes y estudios científicos. Que no se diga. En fin, que, como decía al principio, corren nuevos tiempos, mejores, espero, para las que ahora o en el futuro se convertirán en mamás. Sólo espero que a modo de análisis científico, creencia colectiva o qué más da cómo, por fin dar el pecho (más allá de los famosos cuatro meses) no sea cosa de cuatro iluminadas y que una madre no tenga que coger a escondidas a su bebé por miedo a pensar que está haciendo algo incorrecto.