Revista Insólito

Cuando la comunicación ce basa en malos entendidos

Por Rdgames

 

Cuando la comunicación ce basa en malos entendidos  Desde que los aportes provenientes de la Teoría de la Comunicación y la Teoría de los Sistemas captaron el interés de la psicología y la psiquiatría por lo que ocurría en los grupos de interacción de mayor significación para las personas psicológicamente afectadas,
la psicoterapia familiar y la de parejas constituyen opciones psicoterapéuticas particularmente útiles al objetivo de ayudar a los consultantes a obtener para sí mismos y para quienes con ellos conviven una relación armónica, promotora de bienestar y crecimiento para todos y cada uno de ellos.
En el caso particular de las parejas que conviven, formalmente unidas por el matrimonio o no, este enfoque ha sido de suma utilidad para explicar el altísimo porcentaje de separaciones que se produce aun entre aquéllas en quienes no se detectan elementos importantes de incompatibilidad y que, como casi todas, han iniciado la relación a partir de la intensa atracción mutua que caracteriza a lo que llamamos “estar enamorados”.

En la consulta, frente a parejas que frecuentemente expresan altos montos de hostilidad entre sí, que se adjudican uno a otro el mayor peso de responsabilidad por los problemas que experimentan y evidencian escasa confianza en la posibilidad de resolución de los mismos, el terapeuta, al desentrañar la historia de la relación, muchas veces encuentra que ésta ha sido una larga cadena de malentendidos y decepciones mutuas producidas por la interpretación errónea de cada uno hacia el otro. Obviamente la interpretación errónea puede aparecer en la interacción de cada miembro de la pareja con otras personas, siempre que un mensaje toque puntos especialmente sensibles del sistema de creencias individuales y de los afectos que se asocian a ellas. Sin embargo, su presentación, tanto en cuanto a frecuencia como a la intensidad del componente emocional que la acompaña, crece en proporción geométrica cuando se trata de la comunicación con el compañero o la compañera.

Cuando la comunicación ce basa en malos entendidos Esto último en gran parte obedece a la idealización mutua que acompaña al enamoramiento. Durante la etapa idílica que inicia la relación cada uno de los enamorados tiende a adjudicar al otro características que lo aproximan a la perfección y ambos atribuyen a la relación amorosa en sí la capacidad de proporcionar la felicidad plena. Cuando con el correr del tiempo se hacen evidentes las limitaciones tanto personales como situacionales para el cumplimiento de tales expectativas de gratificación total, el sentimiento de ambos suele ser de desencanto y frustración y la interpretación recurre con frecuencia a la tergiversación de los mensajes del otro miembro en el sentido de confirmar hipótesis personales de desamor, egoísmo, indiferencia e inclusive intención de ataque por parte del cónyuge. Estas dificultades, si son tempranamente detectadas pueden ser generalmente resueltas de manera relativamente fácil. Sin embargo, cuando se producen reiteradamente en el curso de un largo tiempo de vida en común, tienden a socavar el fundamento de una relación sana y feliz, constituido por elementos tales como el cariño, el deseo sexual y el interés por agradar y gratificar al otro. No obstante, aun en este último caso vale la pena, siempre que no nos encontremos en presencia de una profunda incompatibilidad o un comportamiento netamente abusivo en una u otra dirección, evaluar los recursos personales e interactivos de la pareja en función de un pronóstico de recuperación. El trabajo psicoterapéutico debe recurrir centralmente a una reestructuración cognitiva que, a partir de la sustitución de las creencias erróneas, oriente al establecimiento de una relación basada en la certeza de que la comunicación clara, la solidaridad y el apoyo mutuos en la búsqueda de objetivos comunes constituyen garantes mucho más confiables de una convivencia feliz que el embeleso y la dependencia afectiva de la primera etapa.

 

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