Revista Infancia

Cuando la muerte visita a los tuyos

Por Laopiniondemilly

Los pasados tres meses han sido fuertes para mí en cuanto al apego que he desarrollado con ciertas personas en mi vida. En noviembre perdí a una prima la cual no compartía con ella hace muchos años, pero si con su madre y ver a mi tía destruida me rompió el corazón. Mi prima era muy querida por todos nosotros y un repentino arresto cardiaco no las arrebató de este mundo a temprana edad. Cuando apenas me estaba sobreponiendo de tan dolora perdida, de repente me vi envuelta en una emergencia medica con mi esposo. Pensábamos que tenia un desgarre muscular y para nuestra sorpresa tenia una trombosis venosa que le pudo haber ocasionado la muerte si no se trataba a tiempo. El Doctor nos dijo que si no llegábamos a tiempo lo que vendría sería un infarto, derrame cerebral o embolia pulmonar. Mi esposo es un hombre joven y al escuchar esas palabras respiré profundo y me mantuve fuerte. “Mi amor, te tienes que quedar aquí unos cuantos días, voy a casa a buscarte unas cositas y regreso”. Me senté en la guagua y exploté en llanto. ¿Cómo es posible que estuve a punto de perder a mi esposo y no nos habíamos percatado de la peligrosidad que representaba su pierna hinchada? Respire profundo y llegue a mi hogar como si nada estuviera pasando. Le digo a mi suegra que todo va a estar bien, que le tienen que hacer mas pruebas en la pierna y que se quedaría unos días más. Una vez más fingía que todo estaba bien para no preocupar a los míos. Nuestra hija comenzó a preguntar por papá, pasaban 1,2,3,4,5,6... días y papá no llegaba. Hablaban en “Face Time” gracias a DIOS por la tecnología. Aprendí a dormir en butacas de hospital, a bañar enfermos en cama, a contar calorías, sodio, azúcar y otras cosas... aprendí a cambiar la ropa sin removerle el suero... Dormía con el en el hospital, llevaba a la niña a la escuela, trabajaba ocho horas, buscaba la niña al colegio, le dejaba cuidando, me regresaba al hospital... Unos días extremadamente ajetreados, pero lo hacia con mucho amor y agradecida de DIOS que me permitía tener a mi esposo en vida y bajo cuidado medico. Salimos del hospital, nos fuimos de viaje, se volvió a enfermar, lo superamos y cuando todo parece estar en perfecto orden recibo una llamada telefónica. ¿Haz hablado con Verónica? ¿No sabes nada? Tengo algo malo que decirte a lo que le respondo, ¿Qué le pasó a Nitza? Me llamaba una vieja amiga, para informarme que mi ex supervisora a la cual amo como si fuera a mi madre había sufrido un derrame cerebral, pero que no me podía confirmar si estaba viva o muerta. Sentí que se me vino el mundo encima, se me elevó la presión arterial, comencé a temblar y a llamar como una loca a todas las personas que conocíamos en común. En efecto, nadie me podía confirmar nada. El viernes al medio día me llaman a darme la triste noticia de que mi querida Nitza había fallecido. No lo quise creer. Lloré, comencé a escuchar todos los mensajes de voz que ella me dejaba y los tengo guardados de recuerdo en mi celular. Llamé a su hermano, hija, hijo, esposo y nadie me contestó. El sábado no estaba lista para presentarme en la funeraria. Me llamaron a decirme que el féretro estaba cerrado. Entonces me vestí de valor y llegué a Buxeda en la noche. “Mija, pensaba que no ibas a llegar” me dice una amiga, a lo que yo contesto, “No podía, no sabia como llegar”  Con todo este relato, les comparto los momentos que he vivido en los últimos meses en cuanto a la perdida o posible perdida de un ser querido. Esto es tan frágil, todo este mundo en el que vivimos, esta vida, este caparazón es tan frágil y en estos últimos meses he podido comprobar que la vida se nos puede ir en un segundo sin darnos cuenta. Mi prima llena de vida, mi querida Nitza llena de vida. Ellas se fueron repentinamente y súbitamente bajaron el telón de sus vidas sin prepararme para vivir mi vida sin ellas. Me queda mi esposo adorado. Tengo que confesar que desde que se enfermó lo amo más. Lo considero más, lo consiento, lo cuido, me preocupo de que sus medicamentos estén al día, de su alimentación  y oro por él todas las noches. Creo que ahora es el momento de demostrarle a ese ser querido, cuando lo amas y no tan solo decirle que le amas, si no demostrarlo con hechos. Por si no hay mañana.

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