Revista España

Cuando la Puerta del Sol se llenó de supositorios

Por Manugme81 @SecretosdeMadri

Pocos lugares de Madrid han sufrido más cambios y variaciones a lo largo de la historia que la Puerta del Sol, de hecho, pronto publicaré un post en el que ofreceré un rápido repaso a sus mil y una caras. En esta ocasión os quiero hablar de una leve reforma que los más veteranos quizás recordéis. Los días en los que la plaza más transitada de la capital se llenó de 'supositorios'.

Mediados de los años ochenta, más concretamente, 1987. En el enésimo lavado de cara de la Puerta del Sol se decide renovar la luminaria que, noche tras noche, permite la vida en este populoso cruce de caminos. El Ayuntamiento opta entonces por ubicar cerca de 80 farolas de diseño moderno y vanguardista. Unos elementos de forma cilíndrica, sin excesiva gracia ni belleza que los madrileños, haciendo gala de su ocurrencia, no tardaron demasiado en bautizar como 'supositorios'.

El problema de estas farolas era doble, por un lado que su diseño no gustaba a casi nadie y lo segundo, que rompían totalmente la estética de la Puerta del Sol, de un aroma mucho más clásico y decimonónico. La reacción en contra de estas farolas no se hizo esperar y la ola de críticas logró lo que casi nunca sucede. Apenas 20 días después de su instalación el Ayuntamiento de Madrid decidió desdecirse y optó por la inmediata retirada de las farolas (o 'supositorios').

En cuestión de días, se colocaron en la Puerta del Sol 70 luminarias de estilo fernandino, las mismas que vemos en la actualidad y las mismas que ya por entonces engalanaban el entorno del Palacio Real. Una opción mucho más lógica y aceptada de forma mayoritaria. Los 'supositorios' le costaron al consistorio 27 millones de pesetas y un buen sonrojo. Por suerte, supieron reaccionar a tiempo.


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