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Cuando la sirena perdió sus alas

Publicado el 08 julio 2019 por Tdi @RLIBlog

Cuando la sirena perdió sus alas

En la Odisea de Homero, las sirenas (Σειρῆνες) son mujeres que atraían con su canto a los marineros para que sus barcos chocaran contra las rocas. Eurípides las presentaría en Helena como "mujeres aladas", tal y como eran representadas en el arte antiguo, incluso con presencia masculina hasta el siglo V a.C. Sin embargo, en algún momento dejaron de ser híbridos avícolas para sumergirse en el mar con cola de pez. ¿Hubo una transformación o una confusión con otra criatura?

Las sirenas griegas

Las sirenas eran tres antiguas doncellas de Perséfone, hijas generalmente de Aqueloo, a quienes, según Ovidio, Deméter les dio cuerpo de ave para que les asistiese en la búsqueda de su hija. Rindiéndose, se asentarían en la isla de Antimusa. Desde entonces atraerían a los marineros a la muerte con su canto hechizante. Según Higinio, su metamorfosis fue un castigo de Ceres (Deméter romana) por no ayudar a Proserpina (Perséfone).

En su encuentro con los argonautas, Orfeo eclipsó su canto con su lira. Otro encuentro famoso fue con Odiseo, que pidió ser atado al mástil de su barco para oír el canto de las sirenas situadas sobre las rocas, mientras sus compañeros tenían los oídos tapados con cera. Al no poder soportar que un hombre sobreviviese a su canción, se lanzaron al mar y murieron. Según Higinio, una profecía de un oráculo les predijo que vivirían mientras nadie que oyera su canto pasase de largo. Menos conocidos son los mitos de su fracaso en la competición de canto con las musas que las desplumaron, su implicación en la muerte de los centauros que huían de Heracles y la muerte de Telémaco, hijo de Odiseo.

Inicialmente, las sirenas se encontraban fijas en las rocas. Su apariencia de mujer-ave, ya establecida en el mundo heleno en el siglo VII a.C., se representaba como un pájaro con rostro femenino o con torso y cabeza de mujer y alas y mitad inferior de ave. Se han barajado varios orígenes a este aspecto. Por una parte se dice que el mito partió de las islas de Li Galli, en el suroeste de Italia, lugar de abundantes naufragios

Por una parte, se atribuye su aspecto gallináceo al origen dado a los mitos en torno a las islas de Li Galli, lugar de abundantes naufragios. Por otra, se explica como producto de la influencia egipcia del Ba (fuerza anímica del fallecido), que buscaba cada noche al Ka (fuerza vital) en el cadáver. Curiosamente, el bennu que posiblemente inspiró el fénix también era el Ba, pero, en ese caso, divino.

Por otra parte, se han encontrado representaciones de Odiseo atado a su mástil donde no está rodeado de sirenas aladas, sino de tritonisas (bol megárico, ca. 225-175 a.C., encontrado en el ágora de Atenas en 1947) o una mujer con cola de pez (lucerna romana del siglo II d.C.).

Evolución

Cuando la sirena perdió sus alas

El mito se asentaría en el resto del Mediterráneo con Roma. Sin embargo, no se puede esperar que algo se extienda por una región tan amplia y no se desarrollen cambios. En esta época ya comenzaba a confundirse la identidad de la sirena con Escila y las tritonisas. Se ha llegado a afirmar que la imagen de mujer-pez de la diosa Atargatis de Ascalón, pero no hay pruebas que sitúen su culto en esta ciudad ni iconografía que la muestre con la mitad inferior de pez.

Casualmente, si la influencia de la sirena-ave partió de Egipto, lo mismo ocurriría con la sirena-pez, ya que en Heracleópolis Magna (Ahnas) se encontraron dos relieves pisciformes del siglo IV a.C. que se consideran las representaciones conocidas más antiguas de estas sirenas.

Cuando la sirena perdió sus alas


En el esfuerzo del reino merovingio y carolingio de recuperar el conocimiento antiguo podemos contemplar las ilustraciones de sirenas, donde la distinción no era clara, combinando a la sirena-pez con la sirena-ave. El Liber monstrorum del siglo IX sería el primer testimonio en el que se mostraría la sirena descrita con cola de pez. En los siglos XI y XII cohabitarían ambas formas por separado. A su vez, la sirena-pez se mostraba predominantemente con la cola bifurcada. No obstante, en España la sirena-ave dominaría el arte románico, quizás por influencia de las aves antropomórficas del folclore islámico. Además, aparecen las sirenas-caballo y sirenas-toro, ambas con alas para diferenciarlas de otros híbridos entre mujer y animal.

Aunque se desconoce concretamente qué provocó este cambio de ave a pez, por las complicaciones que implican las teorías que intentan explicarlo, se acepta que probablemente la idea de las sirenas se simplificó y se convirtieron en peces por su asociación con el mar.

De esta manera, la transformación prosiguió y, finales de la Edad Media, la sirena de cola bifurcada pasa a un segundo plano a favor de la sirena con una sola cola de pez. Será el momento en el que pase a tener las cualidades de la belleza, la seducción, la vanidad y la lujuria, representadas estas dos últimas con la sirena peinándose frente a un espejo de mano, recordando a las representaciones de Afrodita.

Mientras tanto, en la mitad oriental del Mediterráneo, para los bizantinos y musulmanes, las sirenas son temibles genios marinos, confundidos con daimones, que traían desgracias y dificultades.

En el Renacimiento se asentaría la imagen de la sirena pez desnuda que llegaría a nuestros días.

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Sirenas y harpías

Si has estado perspicaz cuando mencionaba el aspecto de ave de las sirenas griegas, te habrás preguntado en qué se diferencian de las harpías. Las harpías o arpías eran unas violentas aves con cara de mujer que robaban comida y se llevaban a los malhechores. Generalmente, las sirenas destacaban por su belleza, mientras las harpías eran horrendas. Sin embargo, en las historias y representaciones más antiguas, las harpías son bellas. Por otra parte, las sirenas de la Edad Media no se caracterizaban por su belleza, por lo que apenas se distinguen en sus representaciones de las harpías.

Tritones y tritonisas

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En el tíaso de Poseidón, es decir, su comitiva, se muestran tritones y tritonisas cuya mitad inferior es de una cola única de pez. En el arte romano solía relacionarse con el tíaso báquico. Estos tritones eran la plurificación del dios Tritón, hijo y heraldo de Poseidón. Se les consideraban los sátiros del mar.

Ninfas acuáticas

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Aunque solían representarse con piernas, poseen los atributos de las sirenas modernas. Suelen mostrarse como jóvenes bellas habitantes de masas de agua que, especialmente en el caso de las nereidas, cabalgan animales marinos como delfines, calamares, hipocampos e ictiocentauros. Las nereidas tenían bellas voces y el don de la profecía.

Las nereidas, ninfas del Mediterráneo e hijas de Nereo, y las oceánides, hijas de Océano y ninfas de las fuentes de agua dulce, son las principales representantes de este grupo. Señalar que en la era clásica tardía, cuando Océano se equiparó con el Atlántico y el Índico, las oceánides tomaron el papel de deidades marinas. Otras ninfas acuáticas dignas de mención son las halias o halíades, las náyades (un tipo de oceánide) y sus subtipos, como las creneas, limnades o limnátides, las pegeas y las potámides.

Sirenas en el mundo y la historia

Las historias de humanos que habitan en el mar y tienen características de animales marinos estuvieron vigentes en todo el mundo, con mayor presencia en el norte de Europa y las islas británicas.

El ejemplo más antiguo es el abgal Uanna. Los abgal sumerios o apkallu acadios eran siete sabios semidioses enviados para ofrecer conocimiento a la humanidad. Solían ser representados como híbridos de humanos y peces. A Uanna, el primero de estos sabios, se le atribuye la enseñanza del mito de creación Enuma elish. Uanna es un personaje misterioso, ya que algunas inscripciones lo llaman "Uanna adapa". Adapa fue un pescador mítico que rechaza el don de la inmortalidad en la historia Adapa y el viento del sur.

En Europa hay multitud de ejemplos, como la ceasg y el kelpie escoceses, la sirenuca cántabra, los xacios gallegos, las ondinas de Paracelso, la nixe alemana, las selkies de Orkney y Shetland, la merrow y la Lí Ban irlandesas o la rusalka eslava, entre muchos otros. En el resto del mundo se pueden ver criaturas que responden al mismo arquetipo, como el millalobo y la sirena chilotas, la abere melanesia, los miengu de los sawa de Camerún, los espíritus de Mami Wata, la orisha yoruba Yemoja, los ningyo japoneses y Suvannamaccha del Ramayana.

Cuestión de idiomas

En español usamos la palabra sirena tanto para las tentadoras de Odiseo como para las habitantes del fondo del mar. En inglés, la sirena clásica es siren, mientras la versión acuática es mermaid (literalmente "doncella del mar"). Probablemente otros idiomas hagan la misma distinción, pero lo que quiero señalar aquí es que esas dos palabras inglesas fueron sinónimos.

En el Old English Miscellany (1872) del Dr. R. Morris hay un bestiario de un manuscrito de mediados del siglo XIII donde, con el título "Natura Sirene", aparece el "mereman" como "mitad hombre y mitad pez". Esta asociación se mantendría tanto en obras medievales como renacentistas, incluyendo a trabajos de Chaucer y Shakespeare y traducciones de textos clásicos. En las obras contemporáneas españolas, francesas e italianas, el término sirena se seguía usando, pero para refiriéndose a la mujer-pez.

Varias obras inglesas equiparaban a siren y mermaid en base al Physiologus, pero las versiones en otros idiomas y siglos dejan dos escenarios: o no mencionan a la sirena o la describen como un ave. Esa sinonimia sería común en la época mencionada en la que la sirena alternaba entre su aspecto de ave y de pez.

Fuentes

  • PEINADO, L. R. (2009). Las sirenas. Revista digital de iconografía medieval, 1(1), 51-63.
  • Chacón, A. I. (2014). La metamorfosis de las Sirenas: a propósito de un libro reciente. Thamyris, nova series: Revista de Didáctica de Cultura Clásica, Griego y Latín, (5), 157-167.
  • Mustard, W. P. (1908). Siren-Mermaid. Modern Language Notes, 23(1), 21-24.
  • Kemble, M. J. (1992). Mermaids in folk literature. DOCUMENT RESUME ED 354 532 CS 213 701, 67.

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