Revista Educación

Cuando la vida dura lo que un castillo de arena

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Cuando la vida dura lo que un castillo de arena Cuando la vida dura lo que un castillo de arena

Vaya antes de nada la premisa: soy seguidora del director de cine Shyamalan. Esto quiere decir que muchos me pueden tildar de excéntrica o de no querer ver la supuesta verdad sobre el que yo considero un artista, que tanto me sorprende con una terrorífica visita a los abuelos ( La visita, 2015), como con una saga homenaje al mundo de los cómics ( El Protegido, Múltiple y Glass) o una venganza poética de la Naturaleza hacia el ser humano ( El incidente, 2008). Pero mi director y guionista favorito tiene tantos acérrimos detractores que yo ya lo que hago es no leer ninguna crítica cinematográfica antes de disfrutar de su última película, porque sé que la mayoría van a ser negativas, lo que suele ser un indicio de que a mí me va a gustar. Y sí, Old (2021) me ha entretenido, enganchado y hecho reflexionar, que es lo que Shyamalan consigue conmigo con la mayoría de sus películas. No es la mejor de sus películas pero sí merece haber recuperado la inversión tras apenas un fin de semana de estreno.

En esta ocasión se ha basado en un cómic, Castillo de Arena (Astiberri), de Pierre Oscar Lévy y Frederik Peeters y que va ya por su tercera edición, después del empujón de la versión cinematográfica. Esta obra está claro que ha servido de disparador creativo para Old, aunque Shyamalan hace una reinterpretación de algunos de sus personajes, profundiza en varios de ellos, suprime otros con buen criterio, y se acoge a una de las teorías que en el cómic se dan como solución a esa extraña historia, que sitúa a un grupo humano variopinto en una playa, en la que se acelera el envejecimiento y de la que una especie de energía les impide salir.

Cuando la vida dura lo que un castillo de arena
Portada de la edición anterior de Astiberri de Castillo de Arena, cuando todavía no había dado el salto al cine.

Yo les invito a leer el cómic y ver la película (en este caso da igual si lo hacen antes que después, porque se complementan y no se desmerecen el uno a la otra), sin leer críticas previas, y a reflexionar sobre el paso del tiempo. En mi caso personal me quedo con un aspecto que creo que Shyamalan deja entrever de forma menos obvia que el habitual carpe diem, que también está presente, y es cómo cuando nos damos cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, aquello que nos pareció tan importante pierde todo su sentido.


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