"Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar", dice adecuadamente el refrán popular.., de aquella época remota cuando el pueblo era sabio aunque fuese analfabeto. A falta de tradición escrita el pueblo transmitía su saber de forma oral. Ahora hemos perdido la escrita y la oral porque ha sido sustituida por la corrección política socialdemócrata.
Ya comenté en otro artículo los mecanismos motores del populismo, que desgraciadamente se están mostrando a pleno rendimiento a lo largo de estos aciagos momentos para Grecia y que nos muestran el camino que seguiríamos en España en caso de triunfar también el populismo.
El populista Tsipras, como todo buen populista es tan solo apariencia y vive de las apariencias; pero nunca se atreverá a atajar ningún problema y mucho menos a solucionar nada. Su chulesco y extremadamente mediocre ministro Varufakis, cuyo único mérito ha sido utilizar el insulto sistemático y los exabruptos a la troika (Comisión Europea, BCE y FMI) es pura apariencia, pero no se atreverá jamás a pedirles, por ejemplo, ni un céntimo de Euro a los griegos supermillonarios corruptos que jamás pagaron impuestos en Grecia y seguirán sin hacerlo. Lo que quieren evitar los populistas, a quienes Pablo Iglesias apoyó, es que el pueblo Griego no les responsabilicen de que las promesa realizadas para subir al poder eran imposibles de cumplir. Un populista jamás admitirá ninguna culpa por la situación que crea: "No os preocupéis: ya les diré yo lo que pienso a esta banda de chorizos cuando yo gobierne y los pondré a todos firmes..." y el populacho les aplaude hasta con las orejas. "¡Hay que ver cómo nos defiende.., lo que les ha dichooo". Pero claro, solo un iluso puede creer que esa es la forma de defender al pueblo. Y el populista los lleva a todos al punto de no retorno; y cuando el avión se va a estrellar el piloto que ha cogido los mandos porque el avión ya peligraba en pleno vuelo les pregunta a los pasajeros: "¿y ahora qué hacemos? Y el populacho vuelve a aplaudir hasta con las orejas y grita por las calles: "esto sí que es democracia, nos lo consultan a nosotros.., aquí mandamos nosotros". Pero lo que el pueblo griego no ve es que sus populistas dirigentes no quieren ninguna responsabilidad por gestionar mal un problema y lo fácil es encontrar a un culpable: así que la culpa se la echan al pueblo con una pregunta intoxicada a la que ni ellos mismos ni todo el conjunto de expertos es capaz de responder: la responsabilidad para el pueblo, que no se entera de nada, convocando un referéndum; y así sumamos otra de tantas mentiras: en un referéndum tienes que poder elegir entre varias opciones, pero como aquí solo hay dos opciones se trata en realidad de un plebiscito. Un plebiscito es una pregunta donde todo está programado y en realidad se resume en una pregunta Si/No donde todo está planificado para que salga lo que la oligarquía que la plantea quiere que salga. Para eso están todos los aparatos mediáticos controlados por esas mismas oligarquías.
Es inhumano pasarle al pueblo el problema creado por la chulería y mediocridad de un Varukakis ministro de economía cómplice del populista Tsipras, que engañó al pueblo halagándolo y prometiendole todo aquello que sabía era imposible de cumplir: así de simple. Los populistas mienten al pueblo diciéndoles que harán aquello que es imposible hacer. Y el pueblo, crédulo, les vota y después sufre las consecuencias.
¿La situación actual? Europa no se atreverá a echarlos porque en el fondo son socialdemócratas capaz de decir una cosa y su contraria sin ningún rubor, y los griegos tampoco se atreverán a irse.. No hay peor mentira que una verdad a medias; efectivamente, hay una serie de culpas que forman una luctuosa cadena, pero la puntilla a Grecia se la han dado los populistas, populistas a quienes fue a apoyar Pablo Iglesias. El gobierno populista griego jamás entró para solucionar nada sino para complicarlo todo. Pero existe un peligro agazapado mucho mayor que no solo amenaza a Grecia sino que puede amenazarnos a todos en cualquier lugar de Europa. La Segunda Guerra Mundial lo derrotó pero puede resurgir de sus cenizas: esta situación tiene muchos números para llevarnos directamente al fascismo. Es el paso siguiente a todo populismo: el poder por el simple poder y ya no solo estarán los partidos incrustados en el Estado, sino también las masas populares. El Estado lo será todo...
Todo resulta tan aterrador que uno se ve obligado a compartir estas verdades tan evidentes y por lo que mi defensa al pueblo se basa en todo lo contrario: separación absoluta de poderes y representación desde el origen; siendo este origen la sociedad civil. De momento no existe un partido no solo en España sino en toda Europa que proponga estos principios de libertad colectiva.