Revista Comunicación

Cuando las redes sociales se convierten en una obsesión

Publicado el 06 febrero 2012 por Beagonpoz @beagonpoz

Cuando las redes sociales se convierten en una obsesión Siempre hablamos de las ventajas de la tecnología, de lo mucho que nos facilita la vida y de sus infinitas posibilidades.
Sin embargo, como todo en esta vida, la tecnología también tiene su lado oscuro, su cara negativa y una de ellas es la obsesión. Obsesión por comprar lo último del mercado, por tener el Smartphone lleno de aplicaciones o por estar en todas las redes sociales.
Y es en este punto donde quiero hacer hincapié. Se supone que las redes sociales se han creado para entretenernos, para compartir contenidos, estar en contacto con nuestros amigos o entablar relaciones profesionales. Como veis todas estas funciones son positivas. En ningún momento se nos ocurría pensar que las redes sociales están ahí para hacernos daño o para obsesionarnos, pero lo hacen.
En el momento en el que estar en las redes pasa de ser una elección a una obligación, debemos pensar si lo estamos haciendo bien.
Los índices de reputación como Klout potencian en gran medida esta percepción de las redes sociales como un esfuerzo que hay que hacer más que como algo por lo que optamos. Este paso del ocio al vicio hace que nos sintamos obligados a tutear un número de veces al día porque de lo contrario dejaremos de ser populares.
Esta situación me recuerda a las típicas películas de animadoras americanas que luchan por ver quién es la más guapa, solo que en este caso se lucha por ser el más mencionado o retuiteado. La imagen que acompaña este post es un claro ejemplo de la obsesión por compartirlo todo: llegamos a un sitio y tenemos que hacer check-in, vemos algo gracioso y tenemos que twittearlo... y mientras nos olvidamos de las personas que están con nosotros en esos momentos. Debemos preguntarnos si "Tenemos que hacer algo" o "Queremos hacerlo". Hace poco se publicaron los resultados de un estudio realizado por la Universidad de Ciencia y Tecnología de Harrisburg, en Pensilvania, que asegura que las redes sociales son tan adictivas como el alcohol o el tabaco. No os engañéis, la necesidad de estar conectado, de salir de clase para mirar lo que han escrito nuestros amigos o para enviar un whatsapp es una adicción y el no poder hacerlo nos crea ansiedad y estrés.
Disfrutad del social media y de la web 2.0, sacad provecho de todo lo que podéis aprender de los demás en las redes y potenciad vuestras habilidades pero, por favor, no os obsesionéis, porque la popularidad con la belleza es pasajera, pero lo que aprendáis se quedara con vosotros para siempre.

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