YOLANDA TAMAYO
Era viernes, pasadas las 8:30 de la tarde. La dependienta estaba a punto de cerrar, pero Clara seguía dando vueltas y vueltas alrededor de un precioso buró.
Quería comprarlo para un hueco aún sin llenar de su atestado salón-comedor. Deseaba un escritorio de madera noble, no importaba el precio, estaba dispuesta a pagar lo que fuera con tal e adquirir una pieza que le durara toda la vida.
La dependienta miraba su reloj con descaro para hacerle ver a la ensimismada clienta que era hora de cerrar.
Clara advirtió la indirecta y se dirigió hacia el mostrador tras el cual fue atendida con educada seriedad.
- ¿Cuándo podrían llevármelo a casa?
Puede leer aquí el artículo completo de esta colaboradora de la revista Ventana Abierta (Asamblea Cristiana) de fe protestante titulado Cuando lo material nos sobrevive