Revista Educación

Cuando lo terrorífico es la realidad

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Cuando lo terrorífico es la realidad

La serie creada por Tony Basgallop y producida por M. Night Shyamalan, , distribuida por Apple TV, es una prueba clara de que estas producciones deberían contratarse ya con una historia y un número de temporadas cerrado. Justo lo contrario de lo que están haciendo ahora muchas plataformas que, incluso, cancelan producciones que han cosechado gran éxito pero que ya no supondrán nuevos suscriptores. Ya en 2021, Shyamalan, que se ha rodeado de un grupo de directoras y directores para las diferentes temporadas, aseguraba que quería terminar la historia de forma apropiada, por lo que la cuarta iba a ser la última.

Cuando lo terrorífico es la realidad

La serie gira en torno a un matrimonio, inmerso en las terribles consecuencias de un suceso, de esos que vapulea con saña a una familia. El actor británico Toby Kebbell interpreta a Sean Turner, que, en un intento de que su mujer vuelva en sí, contrata a una niñera para que cuide del muñeco que cree con vida. La sorpresa llega cuando el aparente juguete resulta ser un niño de verdad. Y no he mencionado a las actrices porque merecen dedicación especial. La joven actriz británica Nell Tiger Free, a la que habíamos visto como Myrcella Baratheon en Juego de Tronos, interpreta a la niñera, Leanne, una muchacha traumatizada, que evoluciona de la ingenuidad a una malicia vengativa que recuerda, a veces, a la Carrie de Stephen King. La otra gran interpretación de Servant tiene el nombre de Lauren Ambrose, que ejecuta a la percepción el papel de una profesional liberal egocéntrica, luchadora hasta sobrepasar límites éticos y una crueldad que el espectador intuye, desde los inicios, que sirve de escudo para su vulnerabilidad. Ambrose interpreta a Dorothy Turner con una sobreactuación muy estudiada, que le da tintes de los grandes papeles de las actrices del cine clásico. Aunque con fluctuaciones a lo largo de las temporadas, esa marca propia hará que sea fundamental en el final de la serie.

Y llegamos a Rupert Grint, como Julian Pearce, que ejerce de "cuñadísimo", de adicto que necesita que le marquen el camino porque es incapaz de hacerse responsable de sus propias decisiones. Es Grint el que aporta un toque de humor, el que consigue rebajar el exceso de terror psicológico de esta serie que combina aquello que creemos como realidad, con lo paranormal. Las escenas de terror viajan desde lo gore, hasta las sonrisas más diabólicas, unos dientes podridos, insectos que se comen las paredes, enfermedades repentinas o un grupo de marginados viviendo al otro lado de la esquina. Pero lo que Basgallop y Shyamalan parecen haber querido decirnos con esta serie es que lo que de verdad es terrorífico es aceptar lo real, que nada hay que pueda darnos más miedo en el ámbito sobrenatural que lo que ocurre, cada día, en el mundo que aceptamos como cierto.


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