SPRING BREAKERS (Harmony Korine, 2012)
Corría 1997 cuando un desconocido Harmony Korine cambiaba por completo lo establecido por el cine underground y sentaba algunas de las bases del cine más independiente revolucionándolo con el estreno de Gummo (1997), un claro reflejo de la población marginal de aquella América que desde sus inicios parecía estar condenada al ostracismo por lo que a su representación en el mundo del séptimo arte se refiere. Con una carrera como realizador volcada plenamente en el mundo del cortometraje, Spring Breakers se nos presenta como su tercer largometraje, una oda al clásico tema de la pérdida de la inocencia y la juventud rebelde.
Ashley Benson (Pequeñas Mentirosas), Vanessa Hudgens (High School Musical), la semidesconocida Rachel Korine y Selena Gomez aka Yo hice llorar a Justin Bieber (hecho que le atribuye el mérito de haberse ganado el amor incondicional de los antibeliebers del mundo) conforman el conjunto de bellas adolescentes dispuestas a todo con el fin de pasar unas vacaciones de primavera inolvidables, volviéndose estas un auténtico infierno cuando sean detenidas en una fiesta y liberadas de pasar dos días en el calabozo después de que Alien, un James Franco en el papel de súcubo en la tierra, pague su fianza con la intención de tentarlas y convertirlas en ‘sus chicas’, las chicas de un narcotraficante con dientes de plata tan poco cuerdo como violento.
Hasta aquí parecería que Spring Breakers no es más que un thriller al uso sobre la nombrada pérdida de la inocencia de cuatro jóvenes que se ven envueltas, a partir de la segunda mitad de la trama, en una delirante subtrama de narcos y bandas rivales. Si a ello le sumamos una banda sonora que culmina en un momento antológico protagonizado por un piano de cola blanco, tres de las chicas con pasamontañas rosa y Alien cantando Everytime de Britney Spears, es cuando hallamos la ecuación perfecta cuyo resultado es una arriesgada historia poco convencional donde cuatro Lolitas contemporáneas eligen su camino a llevar en la vida sin tomar propia conciencia de sus propios actos.
Sin escatimar en escenas de desnudos e incluso alguna que otra que pueda incluso incomodar al espectador como la escena de los gemelos esnifando a dúo sobre una joven borracha en el suelo (representación de la marginalidad a través de personajes grotescos, muestra de la firma personal del realizador), Korine y Benson brillan con luz propia por encima de Hudgens y Gomez (muy bien predispuestas a quitarse la lastra de niñas Disney) a lo largo de una hora y media de película sustentada en el ideal de que todo es válido si la finalidad es pasarlo bien y con el mensaje final de que estas cuatro breakers, consiguieron disfrutar cada una a su manera de sus tan ansiadas vacaciones de primavera.Lo mejor: su falta de pretensiones.Lo peor: un final demasiado forzado y que haya quien la vea como un producto hecho para el beneplácito del sector heterosexual masculino y no pueda ver más allá.