Con el blanco y los grises que enfrían la piedra, la vida en estos pueblos se aletarga, late en susurro, es tiempo de pequeñas historias al lado del fuego donde se recuperan viejas tradiciones y donde el conocimiento de la veteranía acerca posturas con la febril juventud.
Y de repente todo es luz, sol, agua...vida. La primavera asoma con fuerza trastornando la tranquilidad y la naturaleza pinta de verdes vivos los caminos heredados. No importa la estación. Tampoco es importante el color con el que se pinte la historia. Estos mágicos pueblos de El Camino del Cid que descubrirás en el legendario Maestrazgo siempre tendrán un color único.
Montando guardia, atenta y diligente, en la frontera que separa Teruel de Castellón, se alza, majestuosa, Iglesuela del Cid.
Iglesuela del Cid
Pero fue la propia historia quien se encargó de convertir a este municipio en protagonista a lo largo de los siglos confiriéndoles la magia y el encanto que hoy se respira en la forja de sus ventanas, en sus muros de piedra seca y en los artesonados de sus casas.
Iglesuela del Cid, a quien los historiadores aragoneses reconocen como la antigua Atheba, ciudad ibera de los edetanos que poblaron estas tierras allá por el siglo IV a.C., ha sido cuna de leyendas y personajes que la atesoraron, como una de las joyas más representativas de la historia del Maestrazgo. Iberos y romanos fueron los primeros pobladores que trabajaron estas tierras hasta el s.IX que se asientan los árabes. En el s. XIII es reconquistada por los cristianos y pasa a manos de la Orden del Temple que la consolidará como núcleo urbano amurallando la villa para protegerla de futuros invasores.
Detalle de la mona tallada en el artesonado de la Casa Guijarro
Fachadas y portales de sillería, muchas de ellas blasonadas, con techos artesonados donde son representados mensajes subliminales entre casas nobles rivales (como las dos monas talladas en madera que no se quieren escuchar y no se quieren hablar) han hecho posible que Iglesuela del Cid fuera
declarada Conjunto Histórico Artístico en 1982 siendo de las primeras poblaciones de Teruel en obtener dicha distinciónTorre Los Nublos, antigua torre del castillo de los Templarios
Uno de los pocos vestigios que quedan del antiguo castillo de los Templarios es la Torre Los Nublos donde se encuentran los calabozos y las mazmorras que se utilizaron durante los conflictos de la reconquista y donde aun, todavía, parecen escucharse los quejidos y lamentos de las ánimas que vagan errantes por sus oscuros y húmedos zulos.
Iglesuela del Cid está llena de detalles donde han quedado marcadas las huellas de quienes hicieron de ella una villa con acentuada identidad propia. En la Plaza de la Iglesia, donde puedes admirar la portada plateresca de la Iglesia de la Purificación, encontrarás la Casa Blinque, residencia de condes, duques y marqueses con la inscripción Templaria TAU en su arco. Es en esta pequeña plaza donde convivían los grandes señores de la villa. Junto a la Casa Blinque con su amplio pórtico y sustentado por una gran columna que fue construida con los restos de los poblados anteriores, se encuentra la Casa Palacio Matutano- Daudén, ejemplo de arquitectura noble del s. XVIII. No resulta difícil imaginarse, paseando bajo los tres magníficos arcos ojivales que ofrecen la entrada a la plaza, a señoras ilustres y destacados comerciantes entretenidos en interesante conversación.
Casa Consistorial que da la entrada a la Plaza de la Iglesia
Como casi todos los pequeños e importantes municipios de esta comarca del Maestrazgo, Iglesuela del Cid sufrió, en carne propia, las devastadoras Guerras Carlistas, en las disputas que enfrentaban a los partidarios de la joven Isabel II, hija del rey Fernando VII con el hermano de éste, su tio Carlos de Borbón, quien se creía con todo el derecho a la sucesión en el trono. La villa, que por su proximidad a Cantavieja, la que fuera base de operaciones del “Tigre del Maestrazgo”, el general Ramón Cabrera, quedará unida al espíritu guerrillero y partisano de los que decidieron pasar a la historia como baluarte del espíritu de resistencia.Visita Iglesuela del Cid con las fotos de Vía Heraclia
Artículo de Vía Heraclia también en la revista iHistoriarte.