Cuando los límites te los pones tú, creencias s autolimitantes
Por Gadirroja
Hace pocas semanas hablamos del autolenguaje como un elemento capaz de empoderarnos…o al contrario, ser nuestro (propio y peor) enemigo. En esta línea, los pensamientos autolimitantes también pueden tener el mismo efecto tóxico sobre nuestras emociones y comportamientos.
Te cuento hoy sobre ellos.
1. Qué son:
Aunque su nombre dice bastante de ellos, te dejo por acá una definición:
¡Ojo! Ya sabes que soy ferviente enemiga del pensamiento
rosa-si-quieres-puedes. No, cariño. No vale solo con querer; pero es verdad que
a veces nuestra propia percepción en vez de ayudar limita: lo veo en mi
alumnado y en personas adultas también (precisamente el síndrome del impostor
va de eso).
En esta línea, tienes en el blog un artículo sobre las distorsiones
cognitivas que tienen mucho que ver con esto, y otro, sobre el síndrome de la
impostora.
2. Efectos de las creencias autolimitantes:
Creo que ya he dejado claro que estas creencias son bastante negativas,
pero por ser exhaustiva, te dejo por acá este resumen:
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3. ¿Y cómo las afronto?
Un aspecto muy importante también es entender cómofuncionan las creencias para poder atajarlas. Las creencias NO son OBJETIVAS, son ideas o pensamientos que tomamos como verdaderos aunque no dejan de tener subjetividad, pero nosotros a menudo las tenemos tan integradas que las "hacemos nuestras" y empezamos a funcionar según ellas. LAS CREENCIAS ESTÁN PARA CUESTIONARLAS.
Y debes tener en cuenta también que muchas creencias tienen un factor socio-cultural, vienen aprendidas por tu ambiente social e histórico ("es importante comprar un piso como parte de tu realización adulta", "tener pareja es imprescindible para una vida feliz", "tener hijos te realiza como persona") o incluso familiar (creencias religiosas, valores, etc.).
En resumen, es habitual tener este tipo de pensamientos acerca de algún aspecto en nuestras vidas. Lo importante es detectarlos para tomar conciencia de su gran subjetividad y su escasa funcionalidad, para ir cambiando nuestra percepción y con ella, nuestro comportamiento (y bienestar).
Gracias por seguir en este viaje.
¡A vivir!