Genny Lara.
Empecemos por recordar qué significa la palabra Sexismo y dónde se expresa. Sonia Santoro, periodista feminista argentina, en su artículo Publicidades y campañas. Lenguaje visual, nos recuerda que Olga Bustos, en el manual Cómo incorporar la perspectiva de género en la comunicación, conceptualiza al sexismo como: “el conjunto de prácticas, prejuicios e ideologías que discriminan, devalúan, y desdeñan a las personas en razón de su sexo, por ejemplo, a las mujeres en relación con los hombres”. Es decir, es la forma como el Patriarcado conscientemente cosifica a las mujeres y a los hombres.
Hay tres características que nos aporta Santoro, para identificar cuándo la comunicación es sexista. En primer lugar, el lenguaje sexista, lo vemos cuando se emplea al género gramatical masculino como genérico y al hombre como único sujeto de acción y referencia, por lo cual invisibiliza a las mujeres. En segundo lugar cuando se producen ataques a la dignidad femenina, se emplean imágenes del cuerpo femenino y la venta de productos usando a la mujer como un objeto, siendo el cuerpo su máximo valor y reconocimiento público. Y la tercera, se refiere a los roles y estereotipos de género, los observamos en las publicidades, revistas matutinas de las televisoras y en las telenovelas donde encontramos la función de las mujeres como seres destinados para el cuidado del hogar, frágiles, atentas a su rol de mujer en su mundo rosa, juguetes para niñas que las entrena para servir a otras(os), cocinar, planchar y maquillarse, además del sueño de ser la eterna acompañante de su príncipe azul.
A partir de estas las conceptualizaciones de Bustos y Santoro, me pregunto ¿Cuándo peca un medio de sexista?
Inmediatamente me respondo con otra pregunta ¿Recuerdas que en Venezuela, gracias a la política televisiva de los canales privados, específicamente a la cadena Cisneros, se institucionalizó el uso de la imagen cosificada de la mujer con los concursos de belleza, como el Miss Venezuela, Miss Mundo y Miss Universo? Me respondo: sí, lamentablemente lo recuerdo, e identifico que ese concurso y cualquier otro concurso de “Belleza”, de reinas, princesas y señoritas son las grandes plataformas deformadoras y alienantes de nuestras niñas y jóvenes para consumir productos que las harán sentirse bellas y rechazarse a sí mismas cuando no cumplen un estereotipo impuesto por los medios. En el caso de los medios, sus dueños, se apropian de los cuerpos, en gran proporción de las mujeres, para usarlos como mercancías a beneficio propio.
Otra aporte para identificar el sexismo en nuestros medios es a través de las formas discursivas de las y los comunicadores(as), En el caso de la televisión, lo podemos observar en las revistas matutinas cuando apreciamos, por ejemplo, el uso de la musicalización e intervenciones de artistas y bandas en vivo interpretando canciones que descalifican a las mujeres al punto de ridiculizarlas. También cuando nos brindan secciones de “chistes” en donde apreciamos a mujeres y hombres con atuendos que se burlan a personas con preferencia sexo diversa y con sus mini relatos crueles golpean a las mujeres no solo por su género, también por razones de etnia y clase.
Cuando un medio es sexista, peca. Se transforma en un espacio de violencia, violenta se agrede se comete un delito. Así lo expresa la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia cuando define claramente en su artículo 15 la violencia mediática en el numeral 15 y la violencia simbólica en su numeral 17. Oportuno sería que nuestros medios, públicos y privados, releyeran los marcos legales y constitucionales de la República Bolivariana de Venezuela. Para que respeten las leyes. Si no lo hacen, si no cumplen debe aplicárseles las sanciones respectivas. Es decir, debe caerles todo el peso de la ley. Luchemos por la erradicación del sexismo en nuestros medios. La Matria nos llama.
@PORLAMATRIA