Revista Belleza
Charles Spencer Chaplin (1889-1977) nació en Inglaterra, fue actor, director, escritor, productor y compositor; considerado como la figura más representativa del cine mudo y uno de los grandes genios de la historia del cine. Chaplin fue un excelente mimo, un frustrado actor dramático según se definía él mismo, un magnífico director, un músico aceptable que tocaba el violonchelo y que compuso la música de la mayoría de sus innumerables películas. El legado que nos dejó Chaplin en forma de películas refrenda las palabras que él mismo escribiría en ocasión de su cumpleaños número setenta en su poema Cuando me amé de verdad. Os aseguro que si nunca lo habéis leído os estáis perdiendo algo maravilloso, una brillante reflexión que nos recuerda la esencia de valores que la vida frenética de hoy en día nos hace olvidar frecuentemente, el significado de palabras imprescindibles para, como bien dijo Chaplin, amarnos de verdad. Yo desde la primera vez que lo leí lo he convertido en mi credo, porque amarnos de verdad a nosotros mismos es la base de una realización plena.
Cuando me amé de verdad.
Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima. Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad. Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que me acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, sólo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento, o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos del futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… sencillez.Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.Cuando me amé de verdad, desistí de querer estar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es dónde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.
Charles Chaplin.
Fotos: www.desmotivaciones.es