Norelys Morales Aguilera.- Después del derrame de petróleo en el Golfo de México por la empresa británica BP, contra la que Obama y otros vociferaron, pero que no sancionaron ni obligaron a indemnizar adecuadamente a las víctimas, Cuba, como se vio, está más expuesta al peligro de un accidente con el trasiego del hidrocarburo que los mismos Estados Unidos.
Sin embargo, la paranoia anticubana a tiempo completo de Ileana Ros Lehtinen, presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la cámara baja, y del representante David Rivera, como de algunos más en la cochambre de Miami, los ha llevado a pedir al gobierno implementar medidas que frenen la explotación petrolera en la isla.
La razón aducida es que, además de representar un riesgo ecológico para las costas estadounidenses, ayudaría económicamente al gobierno comunista, dicen, según AP.
"Tenemos que aplicar toda la presión posible para disuadir a personas y entidades de asistir a los planes del régimen castrista para desarrollar sus programas de exploración de petróleo", manifestó Ros Lehtinen tras reunirse con un grupo de funcionarios de la Guardia Costera que le habría informado sobre los planes de Cuba.
"Esta administración (del presidente Barack Obama) debe tomar esto como una oportunidad para evitar y prevenir la exploración" petrolera, declaró Rivera.
Y, de eso se trata: de asfixiar a Cuba, si pudieran, los legisladores protectores de terroristas y mafiosos, entre otros delitos.
Ros Lehtinen, dijo que en las próximas semanas presentará nuevamente en el Congreso su proyecto de ley "Proteger los arrecifes de coral caribeños", pero el fin, no tiene reparos a decir, es negarle la visa estadounidense a las personas que contribuyan a desarrollar las reservas petroleras de Cuba.
Estos, que desconocen, hasta lo que se siente bajo el susurrar de las palmas en la Isla. Cuando mi vecino se entere dirá: “¡Mal rayo los parta, ñooh!”.