Quién más y quien menos, todos los aquí presentes habéis escuchado hablar, y seguramente os habéis dejado caer, por el Parque del Retiro, el espacio verde madrileño por excelencia. Confieso que, en mis primeros flirteos con él nunca colmó mis expectativas pero fue a raíz de interesarme en su historia, cuando lo empecé a ver con una mirada diferente. Ya no era un simple parque, sino un lugar cargado de monumentos e historia. Un museo al aire libre donde la vegetación campa a sus anchas.
El Retiro y Madrid forman una pareja inseparable pero ¿Cuándo se inició esta relación? La respuesta la encontramos en la primera mitad del siglo XVII. Su origen se ubica entre los años 1630 y 1640, cuando el Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV, le cedió al monarca para su uso privado, todos estos terrenos que previamente habían sido regalados por el duque de Fernán Núñez.
Aunque el pueblo madrileño tuvo que esperar mucho más para poder disfrutarlo, hay que ser conscientes que el Parque del Retiro acumula casi cuatrocientos años de historia. Tiempo más que suficiente para ganarse el corazón de toda una ciudad.