Todos comprendemos la necesidad de restaurar los cuadros, esculturas y edificios cuando sea necesario pero, como contábamos aquí al referirnos a las pinturas de los museos, cuando somos nosotros los que sufrimos la ausencia de nuestra obra favorita, nos queda ese regustillo amargo de que nos ha tocado la china.La china le tocó a una amiga mía y a todas las personas que acudieron a visitar la famosa Fontana di Trevi (Roma) en el año 2014, cuando, con las monedas ya preparadas en el bolsillo para pedir sus deseos, se toparon con la desaparición de la fuente. ¿Puede desaparecer toda una fuente de gran tamaño adosada a la pared? Pues sí, por el estado de erosión y desperfectos que presentaba fue retirada completamente de su plaza para ser reparada durante 516 días. Pero durante todo ese tiempo la gente siguió lanzando monedas a la nada porque no se resistía a marcharse del lugar sin pedir sus deseos… aunque seguramente fuera (aún) menos probable que se cumplieran...
La Fontana di Trevi tras su restauración.
Creo que a todos nos ha ocurrido que al ir a visitar la plaza principal de la ciudad nos hemos topado con un evento inesperado (para nosotros) que convierte el lugar más representativo en un conglomerado de toldos, llegadas de maratones, o publicidades queimpiden apreciar la arquitectura y los edificios, estropeando la imagen idílica que nos habíamos forjado en la imaginación a fuerza de ver postales (cosa que nos ocurrió en la plaza Markt de Brujas en junio de 2018). Pero esto resulta lógico, ya que la ciudad está viva, y se utilizan los lugares públicos para los acontecimientos principales…
Plaza Markt de Brujas como meta de
un evento deportivo.
Árbol de navidad en la cúpula
de la Galería Lafayette en París.
La Torre Eiffel con varios perímetros de seguridad y vallas
que también ocultan parte del Campo de Marte.
Yo creo que a estos hechos se les da la menor publicidad posible para no espantar a los turistas. Quizá aparezca una vez en prensa o en televisión, pero la mayoría de los turistas no nos enteramos hasta que nos encontramos con la desagradable sorpresa… o ya están terminados los trabajos. La gente de la calle suele descubrir que un monumento estaba en rehabilitación cuando ha finalizado y ya aparece en todos los medios la noticia, especialmente en prensa, con las fotos del “antes y el después”. La única restauración que conocí de antemano fue la del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela… y como para no enterarse porque tardaron 10 años en recuperar esas esculturas a las que todos los días se les desprendían restos de pinturas y fragmentos que caían al suelo. Eso sí salía en los telediarios día sí, día no. Quizá porque al ser la “meta” del Camino de Santiago hubiese sido casi un pecado callarse y dejar que los peregrinos, que habían llegado caminando cientos de kilómetros desde lejanos lugares por una de las numeras rutas que llenan Europa de conchas doradas, se encontraran, sin sospecharlo, su ansiado Pórtico de la Gloria cubierto por los andamios.La sorpresa más desagradable que me he encontrado en este sentido ha sido este año 2018 (la misma que se encontraran millones de turistas en los siguientes, porque se calcula que no estará finalizada la restauración hasta 2021). Teníamos ya comprado el viaje a Londres cuando descubrimos por el blog de un viajero que el Big Ben, el símbolo de todo el país, estaba completamente oculto por un andamio horrible (que además iluminan de blanco cegador por la noche) de manera que lo único que puede verse, y solo por un lateral, es la esfera del reloj.La decepción fue enorme.
Estado en el que se encuentraba el Big Ben y el palacio de Westminster en septiembre de 2018.
Seguimos de acuerdo en que los monumentos tienen que ser restaurados… pero ¿es necesario hacerlo de esta forma?Escaleras del puente de Rialto (Venecia)
No es la primera vez que nos encontramos un monumento emblemático en reparación. Ya nos había ocurrido en Venecia (junio de 2017) cuando nos topamos con que un toldo gigante tapaba toda la parte frontal del puente de Rialto. Pero, en esta ocasión, aquel plástico llevaba impresa una fotografía a tamaño real del puente, y la restauración no impedía que pudieras subir sus escaleras, caminar por él y ver la otra cara, que sí habían dejado perfectamente visible para que los millones de turistas que acuden a la ciudad de los canales no se marcharan sin ver el famoso puente de Rialto y cruzarlo.Aunque el puente de Rialto (Venecia) estaba en restauración en junio de 2017, los trabajos se
realizan en varias fases de manera que una de las caras o laterales siempre queda visible al público.
Se encontraba también en restauración la basílica de San Marcos en la misma ciudad, pero solo un lateral de la parte superior, porque el resto estaba al descubierto, para evitar que los visitantes se quedaran con la decepción de encontrarse un andamio en lugar del templo. Podríamos todos tomar ejemplo de la forma en que rehabilitan sus monumentos en Venecia y, si no es posible hacerlo de esta forma, podrían informarnos más y mejor de qué lugares se encuentran en restauración y durante cuánto tiempo.Después de la desagradable sorpresa de Londres, tomo nota de que antes de reservar un viaje debo comprobar que su monumento emblemático no se encuentre convertido en un andamio gigante.
Basílica de San Marcos en Venecia. Aquí también restauran
por fases y solo cubren una pequeña parte de la fachada.