Podría pensarse que cuando quieres a alguien, te alegra su alegría. Y así es, pero no tan sencillamente.
En principio, la alegría es un estado de ánimo, pasajero como todos los estados de ánimo, que puede tener origen en múltiples causas, y algunas, pueden no ser como para dar alegría a otros. Si alguien que quieres se alegra, por ejemplo, por haber conseguido un objetivo tramposamente, puede que no te alegre. A veces, incluso, el motivo de la alegría del otro, terminará afectándote negativamente. Sabes que esa invitación que ha recibido, que esa puerta que se le ha abierto, que ese dinero extra, te traerá problemas. Si te va a traer problemas, pero también será algo realmente bueno para el otro, tal vez te esfuerces por anteponer el interés de quien quieres. Pero lo que alegra no necesariamente es algo realmente bueno siempre. Porque estar alegre es genial, pero no es igual que "estar bien".
Silvia Parque