Revista En Femenino

Cuando perder a un ser querido supone mucho más

Por Felizenbrazos

Cuando Jose falleció me quedé en estado de shock. Según fueron pasando los días, cada vez notaba más su ausencia y me daba cuenta de todo que lo había perdido. Hoy, casi 7 meses después, sigo sufriendo porque no está, sigo echándole de menos a cada rato y sigo queriendo despertar de este sueño, o volver el tiempo atrás para poder cambiarlo, lo mismo da.

Con el tiempo me fui dando cuenta que no sólo se va una persona, pierdes muchas más cosas. No sólo he perdido a mi marido. He perdido a un gran amigo, confidente, solucionador de problemas, he perdido a la persona con el corazón más grande que he conocido jamás.

Mis hijos han perdido un padre. Un modelo a seguir. Un amigo

Yo he perdido amistades. Sí, aunque suene raro, algunos “amigos” han desaparecido del mapa… personas a las que se les llenaba la boca con la palabra amistad dejaron de estar presentes en mi vida el día después del funeral. Es curioso esto de la amistad, los amigos están para lo bueno y para lo malo, pero cuando de verdad llega lo malo, muchos salen huyendo. Bueno, al fin y al cabo, no serían verdaderos amigos, pero es duro tener que pasar por algo así para darte cuenta.

He perdido una parte de mí por el camino. He perdido mi capacidad de disfrutar de la compañía de algunas personas. Antes me sentía cómoda en reuniones de gente e incluso con desconocidos. Ahora me siento pequeña y noto cómo me encojo, quiero que la tierra me trague y salir huyendo. Voy a sitios por los niños, pero me siento muy incómoda.

He perdido la tranquilidad de ver a mis hijos crecer sanos. Como a todas las madres (y padres), lo que más miedo nos da es que algo malo pueda pasarle a nuestros hijos. Creo que a todos nos habrá pasado por la cabeza alguna vez. Cuando pensaba en esa posibilidad, siempre la descartaba rápidamente. Pero ahora… ahora me despierto de madrugada sudando y pensando en eso. Ya no estoy tranquila, creo que a la vuelta de la esquina cualquier cosa puede estar escondida. Sufro pensando en que algo me los puede arrebatar. Son niños sanos, pero también lo era Jose, me paso el día pensando ¿y si? ¿Y si…? Me falta la respiración cada vez que se me pasa por la cabeza, y últimamente es muy a menudo.

Pero lo peor de todo, he perdido un sueño. Un sueño que me hace llorar cada día. Además de pasar un duelo por la pérdida de Jose, también estoy pasando un duelo por la pérdida de mis posibles futuros hijos.

Hace años, cuando decidimos que queríamos tener un hijo y después de bastante tiempo vimos que no llegaba, nos pusimos en manos de especialistas en fertilidad. Y encontraron un problema. Después de muchas pruebas, análisis y esperas, empezamos tratamiento para hacerme una Fecundación In Vitro. La medicación funcionó de maravilla conmigo y el día de la extracción de folículos consiguieron sacar muchos en buen estado. A las 48 horas, cuando fuimos a la transferencia embrionaria, nos avisaron que habían fecundo bastantes y que nos quedaban 6 embriones congelados, que estarían allí esperando hasta el día que quisiéramos.

El día que nació Sara, imagino que debido a la revolución hormonal que tenía y a la cantidad de oxitocina que había en el ambiente, hablé con la ginecóloga y le dije que quería mis embriones prontito. Evidentemente, ¡a Jose casi le da un patatús del susto! La lógica nos indicaba que teníamos que esperar, pero yo tenía claro que quería volver a tener otro hijo en un futuro no muy lejano. Con el paso del tiempo, no veía el momento indicado, Sara me parecía muy pequeña y no quería quitarle el protagonismo que tenía en ese momento por la llegada de un hermanito, así que decidimos esperar….

Y ahora sufro por eso. Sufro por esos hijos que ya no podré tener. En estos meses le he dado muchas vueltas al asunto. Primero me planteé la posibilidad de ir a consultar si podría transferirme los embriones a pesar de que mi marido hubiese fallecido. Imagino que en casos así, habrá que meter leyes por medio, pues él ya no está aquí para dar su autorización. Pero me entró el miedo, ¿y si me decían que no? ¿Y si en ese momento mi sueño se derrumbaba? Después empecé a plantearme cómo sería tener un hijo sin estar su padre. A ver, admiro profundamente a todas aquellas mujeres que han decidido ser madres sin contar con un padre a su lado, yo en su día fui madre soltera sin quererlo. Pero en mi caso, me planteaba que le diría a mi hijo de mayor, cómo explicarle que su padre había muerto antes siquiera de que él/ella hubiese nacido. Si hay algo por lo que sufro muchísimo es por Sara, porque se críe, no ya sin un padre, sino con un padre muerto. No sé, pienso que crecer sabiendo que nunca verás a tu padre, que nunca podrás buscarle, saber que era un padre maravilloso y no tuvo la oportunidad de estar con él el tiempo suficiente… En Lucas veo algo parecido, aunque distinto. Su padre prácticamente le abandonó y hace años que no se ven. Él está dolido por eso, está claro. Pensar que tu padre no te quiere es muy duro. Aunque yo me encargo de dejarle claro que él no tiene la culpa de nada, que es un hijo maravilloso y que a fin de cuentas, está mejor sin su padre. Pero algún día, en el futuro, si quiere, podrá buscarle y hablar con él, preguntarle, enfadarse, reprocharle o simplemente, perdonarle, no lo sé. ¿Y Sara? Ella nunca podrá hacer eso, ella crecerá sabiendo que su padre la quería muchísimo, que era un padrazo que se desvivía por ella pero que el cruel destino se lo arrebató de las manos sin tiempo casi de conocerse y estará triste y dolida porque yo no sabré darle una explicación racional. ¿Tengo derecho a hacer sufrir así a otra persona?

Jose

Le he dado vueltas y más vueltas. Y entiendo que esta no es la mejor situación para traer un hijo al mundo, huérfano antes de nacer. Lo entiendo, pero no por eso siento que estoy perdiendo algo muy importante en mi vida. Y una parte de Jose también se pierde aquí. Esos eran nuestros futuros hijos, podrían haber sido y ahora no serán nunca. Tengo que despedirme de ellos, dejarlos marchar, dejar escapar un sueño que ya nunca será, tengo que decir adiós de nuevo a otra parte de Jose.

Cuando un ser querido muere, se pierden tantas cosas, hay que pasar tantos duelos…


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