Un caso real, cambio sólo los nombres.
Hace mucho, por los años 50, José y Dolores eran de esos matrimonios jóvenes en Aldeacentenera, con una hija de apenas un año decidieron, quizás no había otra solución para vivir que marchar a Bilbao, Aceros de Llodio acogió aquel joven extremeño donde paso toda su vida laboral, allí la familia creció, se asentó; pero cada año que pasaba, cada día, tenían claro que volverían a su raíces, que volverían a Aldeacentenera, que tarde o temprano, volverían a sus dehesa extremeña.
Ya las hijas crecieron, y las hijas volaron a hacer su vida lejos de Euskadi, y una plan de reestructuración hizo cambiar los altos hornos, por el huerto, los guarros y las gallinas a José, pero era su sueño, era en su Aldea.
Los años no pasan en balde, y nos hacemos viejos, y llegan los achaques, pero la Aldea era un sitio habitable, tenían ambulancia, centro de urgencias, cooperativa.., pero las cosas cambian...
No hace mucho, a José le empezaron los achaques, si, propios de la edad. Las idas y venidas a Trujillo, a Cáceres, hacen que tomen una decisión, José Y María emprenden el viaje a Madrid, cerca de sus hijas, cerca de los hospitales.., lejos de su Aldeacentenera.
Cuentan, que Aldeacentenera tuvo que cambiar su ubicación a causa de una invasión de hormigas; todo el pueblo tuvo que irse a otro lugar. En la historia reciente fueron muchos los que tuvieron que irse a ganarse el pan lejos, pero volvieron y la Aldea tomo vida nuevamente. Hoy Monago, los recortes del PP, obligan de nuevo a dejar atrás la Aldea, así hacen competencia con aquellas hormigas que mataron una vez a Aldeacentenera.