Revista Sociedad
Hola a todos. Tuve la suerte de criarme en una familia numerosa de cinco hermanos. Ser tantos hermanos tiene cosas muy muy buenas, pero, en contra partida, también tiene ciertas desventajas o contratiempos que se deben resolver con diplomacia, generosidad, armonía, buen hacer, buena educación, felicidad o, en casos, yo llegué primero, yo me lo pido. Podríamos pensar que este último aspecto de velocidad, es cuestión de los más pequeños de la casa, pero en momentos de máxima necesidad, hasta el más adulto, el más educado, el más generoso y el más feliciano de la vida, lucha por poner la bandera de primer conquistador cueste lo que cueste. Y lo se de buena tinta porque en mi casa éramos cinco niños y dos padres, por lo tanto siete en casa.... y un solo baño. Claro que entre familia todo debe ser armónico, pero tratándose de tus únicos cinco minutos del día a solas, el intentar ser el primero en posar sus posaderas en el trono real, pues creo que es un instinto inherente en el ser humano. No es que hubiese peleas, pero sabías, que una vez pillado asiento tendrías a lo sumo cinco minutejos sin escuchar un toc toc en la puerta, o veías como se empezaba a girar la manilla de la puerta, o escuchabas desde el otro lado la tan maldita pregunta...¿cuanto tiempo llevas ahí dentro? o ¿cúanto te queda?.... partiendo que un niño que apenas levanta metro del suelo no suele llevar reloj en la mano para cronometrarse en tus happy minutes, pues si que era un pequeño incordio tal pregunta, pues sabías que llevabas las de perder ante el poseedor del reloj, que estaba agazapado a la espera del codiciado sillón. Si encima, pertenecías al escalón más bajo de la cadena alimenticia de la casa, como era mi caso, pues los abusos de poder de los otros conquistadores eran más evidentes y crueles. Así que, cuando conseguías tomar asiento, y creías que podrías estar relajado en tus quehaceres, ya sea leyendo cuanto envase de jabones, champús y geles había en el entorno. A veces, podrías tener la suerte de que alguien se hubiese olvidado de alguna lectura más interesante, pero que va, tu mirada y atención estaban clavadas en el picaporte, y la angustia no te permitía el disfrutar hasta que te quedasen las piernas dormidas. Así que, coger sitio era una odisea, estar el suficiente tiempo, misión imposible, y disfrutarlo, una utopía. Con el tiempo, y gracias a la emigración de hermanos a universidades lejanas, en residencias lejanas, con baños para cada dos residentes, todos en mi familia nos dimos cuenta, de lo gustoso que es poseer de cinco a diez minutos de tranquilidad escatológica. Con el tiempo, fuimos consiguiendo, y de forma casi automática, fuimos adaptando nuestros horarios, de forma que, todos pudiésemos pillar el toilete lo más fresquito posible. Ahora, que estoy casado, dos hijos y dos baños, increiblemente, volvemos a lo mismo. Da igual, cúando, dónde y para qué, siempre que intento posarme en el nido, algún pequeño necesita ir al baño..."Vete al otro"...."está mamá....o mi hermana...o mi hermano...".....vaaaale, ahora salgo.... ¡¡Que tiempos cuando llevaban pañales y podían hacer a gusto lo que quisieran dónde quisieran!!!....ahora no, ahora reclaman lo que de pequeño reclamaba este menda lerenda (muy de los 90). Esto me trae recuerdos, recuerdos que ahora son realmente bonitos y que le hacen a uno pensar lo que realmente es ser familia. Pero hay un detalle que nunca había vivido en mis carnes. Resulta, que ayer decidí tomarme mi ratito inodórico relajante. Todo estaba tranquilo....hasta que... empecé a oir a lo lejos.... "Papá papá papá papá!!!!", no me reclamaban, eran cánticos de ánimos, decían "Vamos papá...que eres el mejor", volvían a cantar "papá papá oe oe oe!!".... Pero que es eso? ¿qué pensarán mis hijos que estoy haciendo? y ¿por qué creían que necesitaba de sus ánimos y arengas". Estaba desconcertado, extrañado, pero sus cánticos cada vez eran mayores.... no sé, pensarán que les pasa algo a papá y me dan su apoyo, que buenos son...pero claro, pierdo la concentración, así no hay quién pueda, me estoy poniendo nervioso. Ellos siguen dándolo todo "papá oeoeoeoeoeeee".... no puedo más, es más, ya no puedo. Así que decido salir, después de higienizarme como es debido, claro... y cuando salgo....los veo, ahí estaban los dos, sin inmutarse, sin hacerme caso.... jugando a papás y mamás.... papá (mi hijo) acababa de ganar una carrera de coches con Rayo McQueen, no era por mi, nada tenía que ver yo, ni si quiera se habían enterado de que había entrado, me había sentado o había salido, estaban absortos en su juego, y ahí me di cuenta, una vez más, de la sabía frase "lo entenderás cuando seas padre", y así mi padre lo tenía que vivir multiplicado por dos y medio, incluso para lo más básico, una familia, está eternamente unida, aunque sea, para no disfrutar de tus cinco minutejos de gloria. Supongo que algún día podré ir tranquilo, pasar tanto tiempo que se me duerman las piernas, pero cuando llegue ese momento, me daré cuenta, de lo mucho que los echaré de menos. Cuando mis pequeños estén buscando una residencia con baño individual, o piso con sus futuros esposos esposas con tres baños.... yo y su madre, esperaremos a que alguien llame a la puerta, a qué alguien te pregunte cuanto tiempo llevas, o si te queda mucho, o simplemente, que el picaporte empiece a girar.... pero hasta que eso llegue, y esperemos que sea dentro de mucho... seguiremos disfrutando de no poder "disfrutar". Un abrazo.