Revista Cultura y Ocio

Cuando ser nombrado caballero suponía tener que tomar un baño

Publicado el 18 mayo 2014 por Catgo

De esta sencilla manera es como se puede explicar el curioso nombre de esta orden británica de caballería, la Honorabilísima Orden del Baño o the Most Honourable Order of the Bath, en su inglés original.

El pasado día 9 de mayo, vimos a la reina Elizabeth II presidiendo la centenaria y solemne ceremonia de instalación de esta Orden, en la capilla de Enrique VII de la Abadía de Westminster, y a la que se le ha dado una especial trascendencia debido a que este acto solemne se celebra cada cuatro años y la soberana acude de forma alterna, por lo que si actualmente cuenta con 88 años, dentro de ocho tendrá 96, y se ha especulado con que ésta haya sido la última vez que participe en esta ceremonia.

La Orden del Baño

La Orden del Baño es la cuarta orden en el escalafón de importancia de las órdenes británicas de caballería tras The Most Noble Order of the Garter (la Nobilísima Orden de la Jarretera), The Most Ancient and the Most Noble Order of the Thistle (la Más Antigua y la Más Noble Orden del Cardo), y la The Most Illustrious Orden of Saint Patrick, (la más Ilustre Orden de San Patricio) que, como ya explicamos en su día, aunque todavía existe está en desuso, y desde 1922 solo se ha concedido en dos ocasiones con la aprobación del gobierno irlandés.

Aunque se considera que la Orden la fundó el rey Jorge I el 18 de mayo de 1725, lo que realmente hizo este monarca fue regularizar a los Caballeros del Baño como Orden Militar, ya que existían desde época medieval, aunque sin ser considerados una Orden.

Antes de su regularización había sido un Cuerpo de Caballeros, cuyo número se reponía cuando había una vacante. Como curiosidad, y dado que este año se cumple 300 años de su llegada al trono, añadir que Jorge I o Georg Ludwig von Hannover fue el primer monarca de la Casa de Hannover de Gran Bretaña e Irlanda, un rey que no hablaba inglés de manera fluida, y que siempre utilizó el alemán para comunicarse, lo que le comportó el consiguiente ridículo entre sus súbditos británicos.

¿Por qué lo del «baño»?

Durante la Edad Media, la ceremonia tradicional en la que se concedía el título de caballero a un hombre se iniciaba con un baño que simbolizaba la purificación espiritual. Tras secarse, se vestía con una bata especial y se dirigía hacia la capilla donde pasaba una noche de vigilia. Al amanecer se confesaba y acudía a una misa. Una vez finalizada la ceremonia religiosa, se retiraba a sus aposentos, donde aguardaba hasta que se hacía completamente de día. En ese momento, es cuando tenía que presentarse ante el rey para iniciar la ceremonia de investidura oficial, en la que se le imponían unas espuelas, un cinturón y se le tocaba en el cuello con una espada para nombrarle oficialmente Caballero.

A partir de 1399, tras la coronación de Enrique IV, la ceremonia completa se reservó únicamente para los miembros de las familias más nobles, y se solía celebrar haciéndola coincidir con celebraciones reales de gran importancia como coronaciones, investiduras de príncipes o duques reales y bodas reales. A los caballeros, que así se investían, se les empezó a conocer como los Caballeros del Baño. Para el resto, la ceremonia se simplificó significativamente, siendo simplemente tocados en el cuello con una espada. La última investidura tradicional tuvo lugar en la coronación de Carlos II, a mediados del siglo XVII.

En la cúpula de la estructura orgánica de la Orden está el Soberano (cargo que asume el propio soberano británico) y el Gran Maestre (cargo que actualmente ocupa el príncipe de Gales). Desde 1815, existen tres clases de miembros: Caballero de la Gran Cruz o Dama de la Gran Cruz, Caballero Comandante o Dama ComandanteCompañero. La distinción se puede otorgar tanto a civiles como a oficiales militares veteranos. A las mujeres se les empezó a conceder a partir de 1971.

Lema e insignias

El lema es tria iuncta in uno («tres unidos en uno») y, aunque no está claro el verdadero significado de la trilogía que menciona, la insignia lleva tres coronas en un óvalo plano de oro. En las insignias militares consta el lema ich dien («yo sirvo»), escrito en alemán, y que coincide con el lema del príncipe de Gales. Entre las vestiduras está un manto de raso carmesí, forrado de tafetán blanco, atado con dos borlas grandes, y que lleva en el lazo izquierdo la estrella de la Orden.

El collar, que solo usan los Caballeros y las Damas de la Gran Cruz, es de oro y entrelaza nueve coronas imperiales y ocho conjuntos de flores, formados por rosas de Inglaterra, cardos de Escocia y tréboles de Irlanda, unidos por diecisiete nudos de plata. Se puede lucir solo en determinados eventos formales, que coincidan con el «día del collar», y se lleva sobre el uniforme militar o el traje de etiqueta, con la insignia suspendida del mismo.

La insignia varía de diseño y tamaño según el rango o la división (insignia civil o insignia militar), así como de forma de vestirla. Tantos las cintas, como las bandas (que va del hombro derecho a la cadera izquierda) son de color carmesí.

La actual ceremonia de instalación se recuperó durante el reinado de Jorge V, y se celebró por primera vez el 22 de julio de 1913. Desde entonces ha venido celebrándose periódicamente cada cuatro años, bajo la presidencia del Gran Maestro. Como hemos dicho, el soberano asiste de forma alterna a las ceremonias, por lo que lo hace cada ocho años. La última vez en que asistió la reina Elizabeth II fue en 2006.

Para saber más:
The Order of the Bath
La Honorabilísima Orden del Baño

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